domingo, 12 de noviembre de 2017

No matarás

Hace muchos, muchos años, una familia vivía feliz en una inmensa hacienda, dotada de abundante agua que alimentaba las extensas tierras que poseían y cultivaban, así como el incontable ganado que en paz pastaba por el vasto territorio. Los padres se esforzaban para dar la mejor enseñanza a sus dos hijos, que a medida que fueron creciendo lo hicieron adorando al Señor. En este proceso, uno de ellos permitió que en su corazón germinara el pecado de la envidia; luchó bastante para no sentir los impulsos que el mal provocaba en él, pero sin resultados. Lamentablemente, los padres no se percataron de lo que estaba sucediendo en su hijo, y ni mucho menos su hermano que disfrutaba con su compañía. Ambos servían al Señor junto a sus padres, hasta que cierto día se desató la tragedia. Aquél, que no había logrado dominar la envidia, mató a su otro hermano, instalándose en la familia el drama, la congoja y la incredulidad ante un acto tan violento.

No matarasNo Matarás 

Durante muchos años, en las naciones se discute si el hombre puede provocar la muerte de su prójimo. Hay, en la profundidad del ser humano, como criatura de Dios, la intención de no matar a su semejante, lo que ha motivado a muchos pueblos a incluir en sus legislaciones no aplicar la muerte como castigo por los delitos, pero no en todos. La sociedad vive a diario lamentando la muerte de muchas personas aunque, por lo profusamente difundido por la prensa, es posible el conocimiento de horribles crímenes, muy lejos de la voluntad de Dios Creador. 
Por ejemplo, abrimos un periódico y leemos: “La policía incautó al sujeto un equipo estéreo musical, una medallita de la víctima, y dos encendedores. Según parece, se trata de un joven adicto. El muchacho declaró a las autoridades policiales que “no quise matarla. Justificación dada, que refleja la condición moral del hombre, causante de levantar la mano homicida contra su prójimo.
Porque por cuanto la muerte entró por un hombretambién por un hombre la resurrección de los muertos. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 1de Corintios 15:21; 1a de Corintios 15:26; 1de Corintios 15: 55.
Lo que deben tener muy claro los hijos y las hijas de Dios Creador, es que la muerte es enemiga de Dios, lo que quiere decir que está muy lejos del corazón del Señor que alguno muera, no quiero la muerte del que muere, Ezequiel 18:32. El mandamiento “no matarás, es de un amplio alcance. Sería totalmente contradictorio que Dios Creador avalara el asesinato de un hombre por otro hombre. La intención de matar a otro es la consecuencia del pecado en el corazón, es la ira en su máxima expresión, siendo Jesús su contradicción: El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10.

No se trata solo de pedir

Cuentan que una niña, pese a su corta edad, tenía una gran confianza en los resultados de la oración. Para sus padres era sorprendente constatar la pasión y energía que la niña ponía a la hora de pedir favores a Dios, actitud que generalmente no se veía ni en los propios adultos.
oracion niñaUn día, el hermano mayor de esta niña construyó una pequeña trampa para cazar pájaros, lo que a la pequeña -sensible como era-  le pareció  incorrecto. Ella sentía mucha pena por cada ave que podría caer en dicha trampa, lo que hizo que primero le rogase y luego le exigiera a su hermano, destruir la trampa. Como él se negó a tal petición, la niña demostrando seguridad y confianza, aprovechó una reunión familiar para decirles: “No importa que no atiendan mi petición, pero desde hoy voy a orar para que esas trampas no funcionen”. Y así lo hizo a partir de entonces.
En la tercera noche, la madre la llamó y le dijo: “Hija, me cuenta tu hermano, que, tal como lo has estado pidiendo a Dios, hasta ahora ningún pájaro ha caído en la trampa. ¿Cómo pudo pasar eso?”
La pequeña sonrió y contestó: “Así es mamá; lo que sucede simplemente, es que hace tres días, yo misma rompí la trampa a puntapiés.”

¿Deberían las mujeres servir como pastoras / predicadoras?

Imagen relacionadaPosiblemente no haya un tema más discutido en la iglesia de hoy, que el tema de las mujeres que sirven como pastoras/predicadoras en el ministerio. Por consiguiente, es muy importante no tratar este tema como hombres o mujeres. De hecho hay mujeres que creen que las mujeres no deberían servir como pastoras, y que la Biblia coloca restricciones en el ministerio de las mujeres, y hay hombres que creen que las mujeres pueden servir como predicadoras y que no hay restricciones sobre las mujeres en el ministerio. Este no es un asunto de chauvinismo o discriminación. Es un asunto de interpretación bíblica.

1ª Timoteo 2:11-12
 proclama, “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio”. En la iglesia, Dios asigna diferentes roles a los hombres y a las mujeres. Este es el resultado de la manera en que la humanidad fue creada (1ª Timoteo 2:13) y la manera en la que el pecado entró en el mundo (2ª Timoteo 2:14). Dios, a través de los escritos del Apóstol Pablo, restringe a las mujeres el servir en roles de autoridad de enseñanza espiritual sobre los hombres. Esto impide a las mujeres servir como pastoras, lo cual incluye predicar, enseñar y tener autoridad espiritual sobre los hombres.


Mas hay muchas “objeciones” a este punto de vista, o sea tener a las mujeres en el ministerio/mujeres pastoras. Una objeción común es que Pablo restringe a las mujeres de enseñar porque en el siglo primero las mujeres por regla general eran incultas. Sin embargo, en ninguna parte de 1ª Timoteo 2:11-14 se menciona el nivel de cultura. Si la educación hubiese sido un requisito para el ministerio, la mayoría de los discípulos de Jesús probablemente no habrían sido cualificados. Una segunda objeción común era que Pablo solamente restringía enseñar a las mujeres de Éfeso (1ª Timoteo fue escrita a Timoteo, un pastor en la iglesia de Éfeso). La ciudad de Éfeso fue conocida por su templo de Artemisa, una diosa falsa griega/romana. Las mujeres eran la autoridad en la adoración de Artemisa. Sin embargo, en ningún lugar del libro de 1ª Timoteo Pablo la menciona, como tampoco menciona la adoración a Artemisa como una razón para las restricciones en 1ª Timoteo 2:11-12.