“Tienes la oportunidad entre elegir una buena actitud que te abrirá puertas o una mala actitud que te las cerrará. Tú eliges.”
Un viejo carpintero llegaba a la edad de jubilación, y contó a su jefe sus planes de que quería dejar la construcción, vivir una vida más relajada con su mujer y disfrutar de su familia.
Echaría de menos el total de su salario pero necesitaba jubilarse. La familia sobreviviría. El contratista lamentaba ver irse a su buen trabajador, y le preguntó si podría construir una última casa como un favor personal. El carpintero asintió, pero poco a poco era fácil ver que su corazón no estaba centrado en su trabajo. Trabajaba mal y usaba materiales de calidad inferior. Desafortunada manera de acabar su carrera.
Cuando el carpintero acabó su trabajo vino el contratista para inspeccionar la casa. El contratista dio la llave de la puerta principal al carpintero y dijo;
-Ésta es tu casa, mi regalo para ti.
¡Qué sorpresa! ¡Qué pena! ¡Ojalá hubiera sabido que construía su propia casa porque la hubiera hecho muy diferente! Ahora tenía que vivir en el hogar que no había construido bien.