martes, 13 de agosto de 2019

Evangelio de Juan

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Juan 21:20-24 describe al autor como “el discípulo a quien amaba Jesús,” y por razones tanto históricas como internas, se entiende que es Juan el Apóstol, uno de los hijos de Zebedeo (Lucas 5:10).

Fecha de su Escritura: Del descubrimiento de ciertos fragmentos de papiros fechados alrededor del 135 d.C., se deduce que el libro tuvo que haber sido escrito, copiado y haber circulado antes de esa fecha. Y mientras que algunos piensan que fue escrito antes de la destrucción de Jerusalén (70 d.C), está más aceptada la fecha de su escritura entre el 85-90 d.C.

Propósito de la Escritura: Juan 20:31 nos dice el propósito de la siguiente manera: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.” A diferencia de los otros tres Evangelios sinópticos, el propósito de Juan no era presentar una narrativa cronológica y detallada de la vida de Cristo, sino manifestar Su deidad. Juan no solo estaba buscando fortalecer la fe de la generación de creyentes y de atraer a otros a la fe, sino que también buscaba corregir una falsa enseñanza que se estaba difundiendo. Juan enfatizaba que Jesucristo era “el Hijo de Dios,” totalmente Dios y totalmente hombre, idea contraria a la falsa doctrina que veía al “Espíritu-Cristo” viniendo sobre el Jesús humano en Su bautismo, y abandonándolo en la crucifixión.


Versos Clave: Juan 1:1,14, “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios... Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” 

Juan 1:29, “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”

Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Juan 6:29, “Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.”

Juan 10:10, “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”

Juan 10:28, “Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” 

Juan 11:25-26, “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”

Juan 13:35, “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los otros.”

Juan 14:6, “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”

Juan 14:9, “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: muéstranos el Padre?”

Juan 17:17, “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.”

Juan 19:30, “Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.”

Juan 20:29, “Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.”

No hay amigo como Cristo

Cristo nos llama amigos y esta palabra procede de un vocablo griego compuesto por a (“sin”) y ego (“yo”), por lo que amigo significa como “sin mi yo”. Es decir, que el Señor Jesús nos está ofreciendo una relación basada en el amor, en la cual no está presente (para Sí mismo, para Él) Su ego. 
Un Portal Cristiano DiferenteCualquier servicio que podamos hacer para Dios no es para satisfacer Su ego, Su sed, o alguna ansiedad de complacencia. A Dios se le ofrece un servicio sin esclavitud, basado en una relación de Amor Divino y de Gracia Celestial.

Desde el mismo huerto del Edén Dios anhelaba ser amigo del hombre y tener una relación íntima con él. La voz de Dios se paseaba por el huerto. (Génesis 3:8). 
La Trinidad es un reflejo de la comunión perfecta del Dios trino, y éste sigue siendo el anhelo más vehemente del corazón de Dios: que nosotros entremos en una danza divina y eterna con Él.
¡Dios quiere a todo coste una relación eterna y perfecta con nosotros!

En el orden de las cosas terrenales, sabemos que la amistad sincera no está relacionada con intercambiar cosas, no tiene nada que ver con un espectáculo de logros de uno hacia el otro. 
La amistad sincera no es tampoco para criticar o dar sermones al amigo, no se caracteriza por la entrega de ropas, comidas o bebidas. Si has llegado a tener un buen amigo en esta tierra, seguro que sabes que lo único que tienes que hacer y que él quiere hacer contigo es pasar tiempo juntos. 
Más que discutir, hacer alardes, señalar las faltas o mostrar los logros, los amigos se cuentan sus problemas, se escuchan el uno al otro, se sinceran en sus tentaciones y debilidades, saben reír y llorar juntos, se comprenden en sus luchas y tormentos, en una atmósfera de gracia y de completa tolerancia del uno con el otro.
Jesús mi fiel amigoCristo desea lo mismo de una manera más excelsa y divina. Él quiere que pasemos tiempo con Él y planea una eternidad con nosotros. 
Los cristianos auténticos sabemos que tenemos una relación con nuestro Padre Celestial que es libre, gratuita y está llena de un caudal infinito de gracia y de verdad. 
Tal es el misterio de esta amistad que los pocos minutos que tenemos con Cristo llegan a ser para nosotros, los momentos más preciosos que en esta vida terrenal podamos tener.
Hebreos 4:16 dice: Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

¿Requiere Dios que los cristianos guarden el sábado?

Resultado de imagen de ¿Requiere Dios que los cristianos guarden el sábado?En Colosenses 2:16-17, el apóstol Pablo declara, “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo”. De manera similar, Romanos 14:5 dice, “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente”. Estas Escrituras dejan muy claro que, para el cristiano, guardar el sábado es un asunto de libertad espiritual, no un mandamiento de Dios. Guardar el sábado es un punto sobre el cual la Palabra de Dios nos instruye a no juzgarnos unos a otros. La observancia del sábado es un tema sobre el que cada cristiano necesita estar plenamente convencido en su propia mente. 

En los primeros capítulos del Libro de Hechos, los primeros cristianos eran predominantemente judíos. Y cuando los gentiles comenzaron a recibir el don de la salvación a través de Jesucristo, los judíos cristianos se encontraron ante un dilema. ¿Qué aspectos de la ley Mosaica y de las tradiciones judías deberían ser guiados a obedecerlas los cristianos gentiles? Los apóstoles se reunieron y discutieron el asunto en el concilio de Jerusalén (Hechos capítulo 15). La decisión fue, “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre” (Hechos 15:19-20). La observancia del sábado no fue uno de los mandatos que los apóstoles juzgaron necesario imponer a los creyentes gentiles. Resultaría inconcebible que los apóstoles hubieran descuidado incluir la observancia del sábado, si fuera un mandamiento de Dios para los cristianos.