Acéptalo. El día en que cada uno de nosotros pasará a la eternidad puede llegar más pronto de lo que pensamos. Y para prepararnos para ese momento, necesitamos saber esta verdad: no todos van al cielo.
¿Cómo podemos saber con seguridad que somos uno de los que pasarán la eternidad en el cielo?
Hace unos 2.000 años, los apóstoles Pedro y Juan estuvieron predicando el evangelio de Jesucristo a una gran multitud en Jerusalén. Fue entonces, cuando Pedro hizo una declaración profunda que resuena aún en nuestro moderno mundo: “En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Algunos dirán que Dios es extremadamente estrecho de miras al proveer un solo camino al cielo. Pero, francamente, en vista del rechazo rebelde a Dios por parte de la humanidad, de la falsa creencia en Su provisión de cualquier camino al cielo, es extremadamente amplia y generosa. Lo que merecemos es el juicio, y en su lugar Dios nos da la manera de escapar, al enviar a su Hijo unigénito para morir por nuestros pecados. Si alguien considera que esto es estrecho o amplio,... Es la verdad, y los cristianos necesitan mantener el mensaje claro e incorrupto de que el único camino al cielo es a través de Jesucristo.