Cita bíblica: Isaías 53
Alguna vez te has preguntado o le has exigido a Dios que te revele ¿cuál es el plan que tiene para ti? Sin duda que muchas veces, y puede suceder que aún no te ha mostrado nada o bien puede ser que ya te mostró qué es lo que quiere hacer contigo y a través de ti; pero quizás a ti no te gustó lo que te reveló, como aquel joven rico que quería ser seguidor del Señor pero el precio que debería pagar era para él muy elevado, y decidió mejor darse la vuelta y continuar su camino.
Lo que muchos no terminamos de entender o aceptar es que el plan de Dios para cada uno de sus hijos, siempre será el mejor, es decir, va a ser siempre perfecto aunque para ti no sea el más indicado o el mejor. Es posible que estés atravesando el peor momento de tu existencia, y sientas que no encuentras la salida a la multitud de problemas en los que te encuentras inmerso; sientes que todo en un instante se te vino encima y que no hay nada más que hacer; ... pero si tú crees que Cristo Jesús vino para salvarte, entonces sabrás que Él cargo con todas tus debilidades, véanse temores, angustias, preocupaciones, deudas, sufrimientos, enfermedades, etc., ya que la Biblia dice, en este libro, que Él llevó nuestras enfermedades y sufrió por nuestros dolores. Por lo tanto, tú tienes que confiar en el Señor en que Él te levantará con su diestra poderosa y que saldrás como un soldado victorioso.
En este libro en el verso 10, nuestro Dios nos revela cual era su PLAN PERFECTO PARA SU HIJO ¿Cuál era? Nada menos que aplastarlo y causarle dolor, ¡SÍ! Era necesario que nuestro Señor sufriera en la carne como todo ser humano; y eso es lo mismo que quiere hacer con todos aquellos que son sus hijos.
No te asustes ni creas que nuestro Dios es malo o vengativo, no, lo que Él desea es que todos los que formamos parte de su familia seamos la viva imagen de Cristo Jesús, es decir, íntegros ante sus ojos. Al hablar de aplastar nos está diciendo que quiere doblegar o quebrantar en nosotros todo orgullo, vanidad, rebelión, desobediencia, soberbia, y todas las cosas negativas que aún conservamos en nuestro corazón, arraigadas muy profundamente en nuestra alma que hacen que no avancemos, o que todo lo que realizamos no prospere.