jueves, 3 de mayo de 2018

¿Cuál es la importancia de la resurrección de Jesucristo?

La resurrección de Jesucristo es importante por muchas razones:

Resultado de imagen de ¿Cuál es la importancia de la resurrección de Jesucristo?Primero, testifica del inmenso poder de Dios. Creer en la resurrección es creer en Dios. Si Dios existe, y si Él creó el universo y tiene poder sobre él, entonces Él tiene el poder de levantar a los muertos. Si no tiene tal poder, no es un Dios digno de nuestra fe y adoración. Solo Él, quien creó la vida, puede resucitar después de la muerte. Sólo Él puede revertir a vida la atrocidad que es la muerte misma, y solo Él puede quitar el aguijón que es la muerte y dar la victoria sobre la tumba. Con la resurrección de Jesús de la tumba, Dios nos recuerda su absoluta soberanía sobre la vida y la muerte.

Segundo, la resurrección de Jesús es un testimonio para la resurrección de los seres humanos, que es un principio básico de la fe cristiana. A diferencia de todas las demás religiones, solo el cristianismo tiene un fundador que trascendió a la muerte y quien prometió que Sus seguidores harían lo mismo. Todas las otras (falsas) religiones fueron fundadas por hombres y profetas cuyo fin fue la tumba. Como cristianos, somos confortados por el hecho de que nuestro Dios se hizo hombre, murió por nuestros pecados, fue muerto y resucitado al tercer día. La tumba no pudo retenerlo. Él vive y ahora está sentado a la diestra de Dios el Padre en el Cielo. La iglesia viviente tiene una Cabeza viviente.

En 1 Corintios 15, Pablo explica en detalle la importancia de la resurrección de Cristo. Algunos en Corinto no creían en la resurrección de los muertos, y en este capítulo, Pablo da seis consecuencias desastrosas si es que no hubiera resurrección; 1) No tendría sentido el predicar a Cristo (verso 14); 2) la fe en Cristo sería vana (verso 14); 3) todos los testigos y predicadores de la resurrección serían mentirosos (verso 15); 4) nadie sería redimido del pecado (verso 17); 5) todos los creyentes que nos precedieron, habrían perecido (verso 18); y 6) los cristianos serían la gente más digna de conmiseración en el mundo (verso 19). Pero Cristo, sí se levantó de entre los muertos y “primicias de los que murieron es hecho” (verso 20), asegurando que lo seguiremos en la resurrección. 

Los 10 Mandamientos de La Ley de Dios

Los diez mandamientos se describen claramente en la palabra de Dios, no hay ningún error y ninguna interpretación que dé lugar a la omisión de alguno de ellos:
1.    No tengas otros dioses aparte de mí. Amar a Dios, no solo sobre todas las cosas, sino sobre toda persona y sobre todo cuanto existe.
2.    No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto, porque yo soy el Señor tu Dios, Dios celoso.  Simple, no adorarás ningún tipo de imagen, no te inclinarás delante de nada ni de nadie; solo ante Dios debemos postrar nuestras rodillas, porque solo Él es digno de alabanza y adoración.
Imagen relacionada3.    No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios, pues Él no dejará sin castigo al que use mal su nombre. No demos un mal testimonio de la Divinidad y Naturaleza de nuestro Amado Padre Celestial, Él es Santo.
4.    Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer,  pero el séptimo día es de reposo consagrado al Señor tu Dios. El día de reposo, el de descanso es para el Señor, para que disfrutes y compartas con los tuyos de su Divina Presencia.
5.    Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios. Este mandamiento es hermoso. Cuando fuiste buen hijo, sin duda eres un buen esposo o una buena esposa, un buen padre o una buena madre.
6.    No mates. No solo dejar a alguien sin respiración es matar; también matamos cuando odiamos a nuestro prójimo, cuando le deseamos lo malo, cuando albergamos resentimiento en nuestro corazón, etc. - “Todo el que odia a su hermano es un asesino, y ustedes saben que ningún asesino puede tener vida eterna”. 1 Juan 3:15.
7.     No cometas adulterio. - "Ustedes han oído que se dijo: No cometas adulterio. Pero yo les digo que cualquiera que mira con deseo a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Mateo 5:27-28 (DHH).
8.     No robes. Ni a Dios, ni al prójimo. ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, toda la nación me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Malaquías 3:8-10 (RV 1960).
9.     No digas mentiras en perjuicio de tu prójimo. Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. Santiago 3:9-11 (NVI).
10.   No codicies la casa de tu prójimo: no codicies su mujer, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca. - El resentimiento mata a los necios, la envidia mata a los insensatos. Job 5:2 (NVI).

No importa lo que te hayan enseñado a lo largo de tu vida, lo que importa es lo que dice la palabra de Dios, lee la Biblia y cumple con los mandamientos que el Señor nos enseña. Si tienes dudas lee Éxodo 20:1-17, Deuteronomio 5:7-21.

El Señor nuestro Dios nos mandó temerlo y obedecer estos preceptos, para que siempre nos vaya bien y sigamos con vida. Y así ha sido hasta hoy.  Y si obedecemos fielmente todos estos mandamientos ante el Señor nuestro Dios, tal como nos lo ha ordenado, entonces seremos justos.”
Deuteronomio 6:24-25 (NVI).

Éstos son los mandamientos, leyes y decretos que el Señor su Dios me ha ordenado enseñarles, para que los pongan en práctica en el país del cual van a tomar posesión. De esta manera honrarán al Señor su Dios, y cumplirán durante toda su vida las leyes y los mandamientos que yo les mando a ustedes, a sus hijos y a sus nietos; y así vivirán muchos años. Por lo tanto, israelitas, pónganlos en práctica. Así les irá bien y llegarán a ser un pueblo numeroso en esta tierra donde la leche y la miel corren como el agua, tal como el Señor y Dios de sus antepasados se lo ha prometido. Deuteronomio 6:1-3

Primer mandamiento de Dios

La Biblia nos dice que el primer mandamiento de Dios es “Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”, base de toda la ley de Dios. Mateo 22. 37-40. La simplicidad de este mandato es lo que hace tan difícil su cumplimiento.
Mas ante todo, debemos tener en cuenta que “la voluntad de Dios es agradable y perfecta Romanos 12.2.”, y que “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. 2ª Timoteo 3.16. No es de muy difícil cumplimiento si estamos en Dios, pero se hace necesario resaltar que está dictada para que su cumplimiento nos beneficie, para que obre bien en nosotros, nunca mal.
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Profundizando en este conocimiento vemos un ejemplo. Habitualmente escuchamos, y al menos, está escrito en el refranero español y en otros, por supuesto, que “para querer a los demás primero hay que quererse a sí mismo”. Y yo personalmente, añado “para quererse a sí mismo primero hay que querer a los demás”. Quiero explicar cómo, a mi entender, se produce esto último.

Debemos considerar primero, que nunca podremos dar amor a los demás, si no tenemos implementado en nuestro corazón este sentimiento. Si no sabemos lo que es el amor nunca podremos amar a la gente. En este sentido es obvia la primera parte de este proceso: “para querer a los demás primero hay que quererse a sí mismo”.
Cuando alcanzamos este grado de madurez, cuando tenemos implantado en nosotros el conocimiento de amar, es cuando podremos dar amor a los demás. Y es en este momento cuando se produce la situación a la inversa: “para quererse a sí mismo, antes hay que querer a los demás”. Hay muchos ejemplos de esto pero solo voy a reflejar uno: supongamos que estoy a la puerta de un colegio de niños con una bolsa de caramelos, y a medida que van saliendo los niños le voy dando a cada uno, un dulce caramelo. Por supuesto que ellos se pondrán contentos, pero en mí el gozo será aún mayor, ¿verdad? Ahora se hace evidente la segunda parte del proceso, y no olvidemos nunca que es mejor dar que recibir.

En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. Hechos 20.35.

M.G.L.