miércoles, 1 de febrero de 2017

¿Tuvo María otros hijos?

Una de las más controvertidas enseñanzas de la Iglesia Católica tiene que ver con la virginidad perpetua de María. Esta doctrina sostiene que María continuó siendo virgen después del nacimiento de Jesús, y que las referencias bíblicas que sugieren hermanos son realmente referencias a primos.
Mientras la veneración a María se incrementó a través de los siglos, igualmente el vehículo de la Tradición Sagrada se convirtió en el medio para promocionar nuevas doctrinas que no están explícitamente descritas en la Biblia. Veamos: la virginidad de María está claramente enseñada en las Escrituras cuando describe el nacimiento de Jesús. Pero, ¿es avalada por la Biblia la doctrina de su virginidad posterior? ¿Perdió María su virginidad después que nació Jesús? ¿Revela la Biblia que María tuvo otros hijos, es decir, que Jesús tenía hermanos y hermanas?
La Biblia no declara que María mantuviera su virginidad y que no tuviera más hijos. De hecho, la Biblia parece declarar lo contrario: (Todas las referencias son de la RV60.)
  1. Mateo 1:24-25 – “Y José se levantó de su sueño, e hizo lo que el ángel del Señor le mandó, y tomó a su esposa, y la mantuvo virgen (no la conoció) hasta que dio a luz a su Hijo; y llamo su nombre Jesús.”
  2. Mateo 12:46-47 – “Mientras El estaba hablando a las multitudes, he aquí, Su madre y hermanos estaban fuera, buscándole para hablarle. Y uno le dijo, “He aquí, tu madre y tus hermanos están esperando afuera y buscan hablarte.”
  3. Mateo 13:55 – “¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Santiago y José y Simón y Judas?”
  4. Marcos 6:2-3 – “Y cuando el sábado había llegado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos de los oyentes estaban atónitos, y decían, ¿de donde saca este hombre estas cosas, y qué sabiduría es ésta que le es dada,  y tales maravillas por sus manos son hechas? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, y  hermano de Santiago y de José y de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros?”
  5. Juan 2:12 – “Después de esto, él bajó a Capernaum, él y su madre, y sus hermanos, y sus discípulos; y se quedaron ahí unos pocos días.”
  6. Hechos 1:14 – “Todos estos perseveraban unánimes en oración, y ruegos, junto con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.”
  7. 1 Corintios 9:4-5 – “¿No tenemos derecho de comer y beber? ¿No tenemos derecho a traer con nosotros una hermana como esposa, como el resto de los apóstoles, y los hermanos del Señor y Cefas?”
  8. Gálatas 1:19 – “Mas a ninguno de los apóstoles vi excepto a Santiago, el hermano del Señor.”
Resultado de imagen de ¿Tuvo María otros hijos?Una lectura inicial de estos textos bíblicos parece aclarar el asunto: Jesús tenía hermanos y hermanas. Pero estas escrituras tan evidentes no quedan sin respuesta para los teólogos Católicos. El principal argumento en contra de estos textos bíblicos es el siguiente: en Griego, la palabra para hermanos es adelphos y para hermana adelphe. Ésta es usada en diferentes contextos: para niños con mismos padres (Mateo 1:2; 14:3), descendientes de parientes (Hechos 7:23, 26; Hebreos 7:5), los Judíos como un todo (Hechos 3:17, 22), etc. Por lo tanto, el termino hermano (y hermana) puede también referirse a primos de Jesús, alegan.
Ciertamente, tiene mérito este argumento. Sin embargo, diferentes contextos dan diferentes significados a las palabras. No es legítimo decir que debido a que una palabra tiene un amplio espectro de significados, usted pueda transferir cualquier parte del espectro de significados a cualquier texto que usa la palabra. En otras palabras, solo porque el término “hermano” significa en una acepción “compañero Judío” o “primo” en un lugar, no significa que tenga el mismo significado en otro. Por tanto, cada versículo debe ser visto en su contexto para evidenciar lo que significa.
Analicemos brevemente unos cuantos versículos en cuanto a los hermanos de Jesús.
Mateo 12:46-47, “Mientras él hablaba a las multitudes, he aquí su madre y sus hermanos estaban fuera, le querían hablar. Y uno le dijo: He aquí tu madre y tus hermanos están fuera, que te quieren hablar.”
Mateo 13:55, “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón, y Judas?”
En ambos versículos, si los hermanos de Jesús no son hermanos, sino sus primos, entonces ¿Quién es Su madre y quién es el hijo del carpintero? En otras palabras, la madre se refiere a María, y el carpintero en Mateo 13:55, se refiere a José. Estos títulos son literales. Aun así, los teólogos Católicos se detendrán ahí y dirán, “aunque hijo del carpintero se refiere a José, y madre se refiere a María, hermanos no se refiere a hermanos, sino a “primos”. Esto no parece una declaración normal ni legítima. No se puede así como así, cambiar el sentido contextual en el medio de una oración, a menos que se requiera por razones obvias. El contexto es claro. Este versículo esta hablando de José, María, y de hermanos de Jesús. El contexto completo es de relaciones familiares: padre, madre, y hermanos.

¿Qué significa tener temor de Dios?

Resultado de imagen de "¿Qué significa tener temor de Dios?Para un no creyente, el temor de Dios es temer el juicio de Dios y la muerte eterna, la cual es la separación eterna de Dios (Lucas 12:5; Hebreos 10:31). Pero para un creyente, el temor de Dios es algo muy diferente. El temor del creyente es el reverenciar a Dios. Hebreos 12:28-29 es una buena descripción de esto, “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.” Esta reverencia y admiración es exactamente lo que significa el temor de Dios para los cristianos. Es el factor que nos motiva a rendirnos al Creador del Universo.

Proverbios 1:7 declara, “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová...” Mientras no comprendamos bien quién es Dios y no desarrollemos un temor reverencial hacia Él, no podremos adquirir la verdadera sabiduría. La verdadera sabiduría solo procede del entendimiento de quién es Dios – que Él es santo, justo y soberano. Deuteronomio 10:12,20,21 dice, “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.”“A Jehová tu Dios temerás, a Él solo servirás, a Él seguirás, y por su nombre jurarás. Él es el objeto de tu alabanza, y Él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto.” El temor de Dios es la base para nuestro andar en Sus caminos; servirle y sí, amarlo.

Una casa soñada

Las promesas preconcebidas respecto a la familia, pueden tener su origen en las buenas intenciones, pero esta forma de pensar no es realista, no ayuda y tampoco hace bien.
La familia es una institución imperfecta. Personas sin una función específica se convierten en padres imperfectos que construyen familias desorganizadas. Pero, de hecho, esta disfunción es frecuente, y es exactamente en esta condición en la que Dios quiere trabajar con nosotros. Aceptar nuestra fragilidad nos ajustará a los planes del Señor, permitiéndonos descubrir la belleza en nosotros mismos y en nuestros familiares.
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¿Cuál es la idea de mamá de una casa soñada? ¿Una casa de un piso con mucho terreno y un patio cercado para los niños, tres dormitorios, dos baños grandes, una sala de estar grande, una cocina moderna y un garaje para dos coches? ¿O tal vez la casa soñada tenga un hermoso jardín con vistas a un lago tranquilo?
Por muy buenas que sean estas comodidades, la mayoría de las madres sabe que se necesita más que eso para que una casa sea un hogar. Las características más importantes de un hogar son las cualidades espirituales y el amor entre padre, madre e hijos.
En Proverbios 15, Salomón dijo que es mejor vivir en la pobreza con temor del Señor, que poseer grandes tesoros y tener problemas por ellos (verso 16). Es mejor comer hierbas donde hay amor que sentarse a comer ternera o filete donde hay riña (verso 17). Y una casa soñada es un lugar donde los niños obedecen a su padre y honran a su madre (verso 20). Una atmósfera amorosa y espiritual es la característica más deseada en un hogar, y eso se puede encontrar en una casa de una sola habitación o en una mansión espaciosa.
Sí, seguro que todos estaríamos de acuerdo en que el amor a nuestra familia y el temor del Señor pueden convertir cualquier casa en una casa soñada. En un lugar donde mamá y el resto de la familia encontrarán el verdadero gozo.

¿Qué es la adoración? - Solamente Dios es digno de adoración

Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren. Juan 4:23. 
¿Qué es la adoración?
La adoración es el verdadero culto, el que nos permite servir a Dios. En la acepción corriente, se entiende por culto una reunión de personas que escuchan una predicación. Sin embargo, cuando Dios nos habla por medio de uno de sus siervos no lo servimos, sino que Él nos sirve a nosotros.
Resultado de imagen de ¿Qué es la adoración? -La verdadera adoración cristiana es la manifestación o expresión de los corazones de la llenura de Él, con gratitud, subyugados por lo que Dios es y por su revelación en la Biblia a través de su Hijo.
Como adoradores, los redimidos deben presentar a Dios lo que agrada a Su corazón. ¿Y en qué podría Dios hallar más agrado y satisfacción sino en su amado Hijo, quien lo glorificó en su vida y en su muerte? Cuando hay verdadera adoración, solo es Dios quien importa; no hay lugar para la preocupación por nuestro estado espiritual, por nuestros sentimientos, experiencias, pruebas o dificultades.
Todo se concentra en Cristo, a quien presentamos y ofrecemos a Dios como un sacrificio espiritual. Debemos olvidarnos de nosotros mismos y, en cambio, llenarnos de los pensamientos de Dios acerca de su amado Hijo. Esto no puede dejar fríos nuestros corazones. Así Dios recibe el agradecimiento de sus redimidos; es precisamente la verdadera adoración, la que su corazón anhela.
Esta actitud no dejará de influir en nuestra vida. Como dice la Escritura, mirando a cara descubierta la gloria del Señor, somos transformados en la misma imagen (véase 2 Corintios 3:18).