
La vida puede cambiar demasiado en un lapso de tiempo muy corto. Pueden cambiar los amigos, el trabajo, la salud, y todo lo que puedas imaginar. La experiencia del cambio te puede estar esperando a la vuelta de la esquina.
"Nada dura para siempre"
Dependiendo del momento que estemos viviendo, este pensamiento puede ser confortable o confuso. Molesta en tiempos de paz y consuela en tiempos de dolor.
El Antiguo Testamento nos cuenta que en cierta ocasión, el profeta Isaías dio palabras de consuelo de parte de Jehová a los desterrados de Babilonia. Les dijo que los babilonios no podrían permanecer siempre fuertes: "...toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita"(Isaías 40:6-7)". Comparó a los babilonios con las flores de Palestina, que crecen en abril después de la lluvia y desaparecen por la noche al soplar el viento caliente. Y en el versículo siguiente lo podemos leer diciendo: "...pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre".