Mi compañero de trabajo me comentó: "Al hacer un breve repaso de mi vida me he dado cuenta de lo mucho que han cambiado las cosas en estos últimos dos años, y no me he dado ni cuenta, lo que me da un poco de miedo. Nada dura para siempre, ni siquiera los problemas".
La vida puede cambiar demasiado en un lapso de tiempo muy corto. Pueden cambiar los amigos, el trabajo, la salud, y todo lo que puedas imaginar. La experiencia del cambio te puede estar esperando a la vuelta de la esquina.
"Nada dura para siempre"
Dependiendo del momento que estemos viviendo, este pensamiento puede ser confortable o confuso. Molesta en tiempos de paz y consuela en tiempos de dolor.
El Antiguo Testamento nos cuenta que en cierta ocasión, el profeta Isaías dio palabras de consuelo de parte de Jehová a los desterrados de Babilonia. Les dijo que los babilonios no podrían permanecer siempre fuertes: "...toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita"(Isaías 40:6-7)". Comparó a los babilonios con las flores de Palestina, que crecen en abril después de la lluvia y desaparecen por la noche al soplar el viento caliente. Y en el versículo siguiente lo podemos leer diciendo: "...pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre".
Nuestro objetivo como Iglesia es llevar a la gente a la fe en Jesús e integrarla en la familia de Dios. Y que nuestro carácter se parezca al de Cristo, glorificando a Dios y sirviendo en toda buena obra.
miércoles, 20 de julio de 2016
De camino al otro lado
Basado en Marcos 6:45-52
Uno de los eventos más maravillosos encontrado en la palabra de Dios, fue cuando el Señor anduvo sobre el mar durante la tormenta.
Es así porque fue en ese momento cuando Él demostró su soberanía sobre la naturaleza, y les enseñó a los discípulos a confiar en Él.
Es así porque fue en ese momento cuando Él demostró su soberanía sobre la naturaleza, y les enseñó a los discípulos a confiar en Él.
De lo que se desprende que no existen momentos en la vida de todo cristiano fiel, a pesar de lo difícil que puedan aparentar las circunstancias, en los que el Señor no esté presente, y nos brinde la solución.
I. Él está desafiando nuestra Obediencia
- Nos envía al otro lado (verso 45)
- Él tiene un plan especial (versos 46-47)
II. Él está probando nuestra Fe
- Fe para reconocer Su presencia (versos 48-49)
- Fe para reconocer Su voz (verso 50)
III. Él está controlando nuestras vidas
- Su presencia trae paz en medio de la tormenta (verso 51a)
- Su presencia trae asombro después de la tormenta (verso 51b)
En conclusión:
- ¿Estamos siendo obedientes a la palabra de Dios?, ¿o hemos creados obstáculos para no obedecer?
- Dile ahora al Señor, necesito escuchar Tu voz, te seguiré, y caminaré a donde quieras que vaya.
- Durante las pruebas y tribulaciones Dios manifiesta su amor y misericordia, y nos da la ayuda para vencer.
- ¿Cómo podrá Dios ser real en nuestra vida si primero no experimentamos su presencia?
Dios es Sencillo y Nosotros Complicados
La vida realmente es sencilla pero nosotros la complicamos. Nos gustan las cosas complejas, mientras Dios es sencillo en todas sus enseñanzas. La religión las complica.
Leí que si un abogado hubiera escrito solamente esta frase del Padre Nuestro: El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, se leería así:
Con los debidos respetos, solicitamos y pedimos que, debido a que es necesario hacer una provisión adecuada, en este día y fecha arriba escritos, para satisfacer las necesidades nutricionales de los peticionarios, y para organizar los métodos de almacenamiento y distribución, como se juzgue conveniente y necesario, así como apropiado para asegurar la recepción por y para dichos peticionarios de tal cantidad de productos (llámese pan), se nos conceda la cantidad suficiente de estos productos.
Gracias a Dios que Él en su bondad ha hecho la vida cristiana sencilla. ¿Tomaste lo sencillo de Dios y lo hiciste parte de tu vida?
Sí, no... Pruébelo hoy.
Qué bueno es saber que el Creador de todo lo que existe no se ha colocado lejos de nosotros o ha colocado barreras para que lo alcancemos, sino que aún un niño en su sencillez lo puede tocar por medio de la oración.
¿Lo has alcanzado hoy? Detente ahora en lo que haces y dile algo en oración, de forma sencilla le hablas y Él de forma sencilla responde.
Que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar. 1 Reyes 8:29
Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. 1 Reyes 9:3
Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice el Señor, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa del Señor. 2 Reyes 20:5
Todo por Él, todo para Él
¨Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán¨
Lucas 13: 24 (Reina-Valera 1960)
La palabra esforzado tiene como sinónimos valiente, atrevido, luchador..., lo cual significa que para entrar por esa puerta angosta hay que luchar diariamente con diversas cosas. Para empezar, para llegar al Reino de los Cielos no basta solo con ir a la iglesia. Los cobardes y temerosos no lograrán hacerlo.
Hay algo muy importante y es que Jesús lo entregó TODO por nosotros, y Dios nos ha dado TODO lo que ha querido conforme a su voluntad. Ahora la cuestión está en si nosotros le hemos dado TODO a Dios, en si de verdad nos interesa conocer TODO de Dios, o simplemente nos interesa conocer su lado generoso o dadivoso. Quizá solo nos convenga conocer su fidelidad, su provisión, pero lo más impresionante es que a Dios sí le interesa TODO de nosotros y piensa en cada área de nuestra vida.
¨Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Lucas 13: 25-27 (Reina-Valera 1960).
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