“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente”. Ludwig Wittgenstein (1889-1951) Filósofo británico, de origen austriaco.
Los límites son necesarios en la vida, de tal manera que sin límites no hay ni seguridad ni responsabilidad. Hay límites en todas las áreas de la vida, sin embargo, cuando llegamos al terreno del Reino de Dios, aunque allí también existen límites, a veces Dios nos desafía a ir unos cuantos pasos más allá de ellos, para entrar en la dimensión de lo desconocido para nosotros pero conocido por Dios.
La Biblia nos habla de un día en el que un joven que le encantaba vivir dentro de los límites, se acercó a Jesús, y después de una ligera pero profunda charla, dio media vuelta y volvió a sus registros por temor a lo desconocido. Veamos el pasaje en la versión RVR-95.
Entonces se acercó uno y le dijo:
—Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
Él le dijo:
—¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno: Dios. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Le preguntó:
—¿Cuáles?
Y Jesús le contestó:
—No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
El joven le dijo:
—Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
Jesús le dijo:
—Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
Al oír el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Mateo 19:16-22.
En esta entrevista entre el joven rico y Jesús, vemos a un muchacho que había vivido cómodamente entre los límites conocidos. Había guardado todos los mandamientos y por ello se sentía orgulloso, cómodo y realizado, aunque sentía que le hacía falta algo más.
Por eso cuando el Señor le dijo, conoces los mandamientos, él levanta su cabeza con aire de orgullo y satisfacción y dice: “Todo eso lo he guardado desde mi juventud”. En otras palabras, todo gira en torno a que viva dentro de los límites. Pues quiero decirte que tengo el examen aprobado. He vivido dentro de los límites.
Sin embargo, el Señor le dice: “Una cosa te falta”. Ya que has vivido dentro de los límites, te falta salirte ahora de ellos y hacer lo que nunca has hecho. Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”.
Esas palabras conmocionaron a este hombre. Jesús le estaba pidiendo ir más allá de los límites, hacer lo que nunca había hecho, decir lo que nunca había dicho e ir donde nunca había ido.
La Palabra nos muestra que se fue triste porque era dueño de muchos bienes y él no quería salirse de los límites.
Amados hermanos, el reino de Dios tiene sus límites, que a veces se extienden más allá de nuestra perspectiva, y es entonces cuando Jesús nos dice: Vamos más allá de lo que conoces y hagamos lo que nunca has hecho.
“La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible”. Arthur C. Clarke. Escritor inglés de ciencia ficción.
Cuántos hombres y mujeres ricos como el del Nuevo Testamento se van tristes. Tal vez no sean ricos en posesiones, pero sí ricos en ideas, en planes, en sueños, en proyecciones, pero pobres en desafíos. No se atreven a ir más allá de donde están cuando Dios los desafía, porque se encuentran encerrados en medio de Siete Límites que Dios quiere que sobrepasemos.