viernes, 24 de abril de 2015

¿Cuál es Nuestra Mayor Necesidad?

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
“Si nuestra mayor necesidad fuese de información, Dios habría enviado un pedagogo o un periodista.
Si nuestra mayor necesidad fuese de tecnología, Dios habría enviado un científico.
Si nuestra mayor necesidad fuese de entretenimiento, Dios habría enviado un artista.
Si nuestra mayor necesidad fuese de dinero, Dios habría enviado un economista.
Pero como nuestra mayor necesidad era de perdón, Dios envió Un Salvador.”

¿Qué creemos ser nuestra mayor necesidad? ¿Dónde la buscamos? ¿Nos hemos aplicado con ahínco en esa búsqueda?
Todos nosotros anhelamos ser felices. Luchamos con determinación por nuestros ideales, y ninguna batalla será más dura que alcanzar la felicidad.
Trabajamos mucho para ganar bastante dinero, porque el dinero nos vuelve felices… ¿será así? Vamos a juegos, acudimos a fiestas, buscamos divertirnos lo máximo posible, porque la distracción nos vuelve felices… ¿será así?
Pero nuestro gran problema es buscar siempre las consecuencias de la dicha sin preocuparnos por el origen de la misma dicha. Gastamos nuestro tiempo con las “demás cosas” sin tener en consideración el “en primer lugar”.
En primer lugar, Cristo es la dicha. Con Él en el corazón, el primero, todo lo demás nos volverá felices. Si tenemos o no dinero, seremos felices. Si vamos o no a fiestas, seremos felices. La dicha no está en las demás cosas y sí en el Señor, quien transforma todos nuestros días en verdadera y total alegría.
¿Cuál es su mayor necesidad? ¿Alegría? ¿Amor? ¿Prosperidad? ¿Vida abundante? ¿Salvación? Todo eso usted lo puede encontrar en Jesucristo, el Rey de los reyes y Señor de los señores.
Él es la fuente de toda felicidad.

Jesús derriba las barreras

No hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. Romanos 10:12-13
Dios nuestro Salvador… quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 1 Timoteo 2:4
-Lea Lucas 7:1-10
Inline image 1El poder de Jesús fue manifestado claramente, a través de numerosas curaciones entre los judíos de su época. Pero éstos no sabían que el Señor también iba, estaba dispuesto, a ayudar a un extranjero, a un romano o a un esclavo. Para ellos era completamente atípico que el amor de Dios pudiese sobrepasar los límites de Israel. Pero Jesús se dirigió a la casa del centurión, sanó a su siervo y declaró delante de todos, que apreciaba mucho la fe de ese militar.
Jesús vino a traer un mensaje de liberación al mundo entero. No sería el gran “Salvador” si se hubiese presentado para salvar solo a una determinada categoría de personas. Él es “nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13). Incluso hoy pueden ser salvos todos los que reciban la oferta gratuita de la salvación por la fe en Jesucristo. La salvación es para todos: cultos o incultos, ricos o pobres, morenos o blancos. El nombre de Jesús y su obra son suficientes para salvar a toda persona que crea en Él.
El apóstol Pablo, hablando como judío, dijo: “¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera”. Y explicó que todos los hombres, sin excepción, están bajo el dominio del pecado, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:9, 23). Pero concluyó diciendo que todos los que creen, sólo ellos, son perdonados, hechos justos gratuitamente por la gracia de Dios (verso 24).

Déjate amar

La observación es importante; ¿soy muy observador? Pues la verdad es que no sé hasta qué punto. Reflexiono, hay veces en que una sola frase me resuena el día entero, es como si me la hubiesen dicho a mí, y bueno, la asumo como si así hubiese sido.
Recientemente tuve la oportunidad de asistir a una conferencia que hablaba sobre la manera de amar que tienen los niños, desde el nacimiento hasta los 13 años aproximadamente. Enfatizaba lo importante que son los primeros años de vida en el desarrollo integral del niño o niña, y cómo las primeras experiencias van definiendo o perfilando su vida, incluso la manera en que aman de adultos. Esto último me pareció extremadamente importante, ya que cuando nos encontramos, siendo ya adultos, con otra persona, hay muchas cosas de su vida que desconocemos; aún más, cuando nos involucramos sentimentalmente con alguien, no sabemos cómo ha sido su o sus primeras experiencias de amar, lo que podría ayudarnos a comprender el por qué hace o no, una determinada acción o sigue una conducta.

Dentro de todo lo que escuché en la conferencia, me quedo con una idea principal que armé entre varias frases que señaló la expositora: “Para poder amar hay que reconocer que se está enamorado, dejarse amar por el otro, en fin,… dejarse enamorar”. Vamos a profundizar en la fuerza de esta declaración.

No es tiempo todavía

Yo sé que en mí piensas y que por las noches en mí sueñas,
que me imaginas y me esperas como lluvia en sequedades de verano.
Aunque no me ves ni personalmente me conoces, yo estoy aquí…
pero no es tiempo todavía.
Me estoy preparando para ser la mejor para ti.
Aún Dios me tiene en su taller y me está matizando con detalles delicados, e impregnando
de su esencia, para que pueda ser yo esa mujer virtuosa que tanto anhelas.
Dios nos tiene en lista de espera. También a ti te faltan detalles para que seas el hombre
adecuado para mí. Sencillo, valiente y varonil, entre otras muchas cualidades que tienes. Por supuesto, temeroso de Dios y hacedor de su palabra.
No es tiempo aún, aunque nuestros corazones a veces quieran estallar. Aunque la ansiedad cause impaciencia y en ocasiones sintamos la soledad o la necesidad de encontrarnos.
Soy como la aurora y tú como el atardecer. Yo soy quien hará latir más fuerte tu corazón y
endulzará tus oídos con las palabras de amor más lindas.
Tú serás el que me envuelva como la ola y llene el espacio con su ternura y encanto. Tu beso despertará el amor que en mí andaba dormido y te reconoceré como el dueño de mi corazón.
Y aunque el tiempo está marcado por Dios para encontrarnos en el momento y lugar perfecto, debes esperar por mí porque yo aguardaré tu llegada.
Me cuidaré para ti y a nadie más aceptaré hasta que por fin te encuentre. Por eso desde la lejanía te escribo y te pido que te conserves y reserves para mí.
Juntos seremos la melodía y la poesía, el mar y la ola. Nos fusionaremos como los ingredientes que se entremezclan para formar un grato perfume. Nos complementaremos porque así lo quiere Dios.
Tan solo esperemos, el tiempo se acerca. Pero mientras, recuerda que te estaré esperando porque todavía no es el tiempo, pero vendrá y los dos lo sabemos.

Necesito Saber Más de Dios

Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Mateo 6:33 NVI.
En la vida nos encontramos en múltiples situaciones comunicativas. Sea en el trabajo, en la familia, en la escuela, o en la iglesia, a diario estamos en contacto con otras personas que se relacionan de diferentes formas con nosotros. Las relaciones y las situaciones son a distintos niveles y de diferente responsabilidad, y cada una requiere de nosotros, distinto nivel de respuesta y compromiso.
Sea cual sea la importancia que tenga para nuestra vida esa relación, nuestro proceder debe reflejar que somos parte de la familia de Dios, ya que tenemos la responsabilidad de establecer su reino en medio de esta sociedad decadente. Nuestra filiación se estableció en el momento que aceptamos al Señor en nuestro corazón; entonces pasamos a ser hijos, pero esta identidad se construye cada día que estamos en comunicación, en la intimidad de su presencia, y vamos conociendo más de Jesús y su obra magnífica por nosotros.