“A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos no. Al que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.”
Mateo 13:11-12
Nueva Versión Internacional (NVI)
Siempre me había preocupado que muchas de las personas, a las que les he compartido del Señor e incluso lo han aceptado como su Señor y Salvador, con el paso del tiempo y por diferentes razones, decepciones de personas o de Iglesias, se han alejado del Señor, de sus pastores y amigos en la iglesia e incluso han vuelto a su antigua vida y aún a cosas peores; hasta que leí una vez más la Parábola Del Sembrador que Jesús les contó a sus discípulos y pude comprender que realmente no es mi culpa que algunos se aparten y otros prosperen en el camino, que unos escuchen y lo apliquen a sus vidas y otros no; al final es la decisión de cada cual, pues aprender a tomar las decisiones correctas no es fácil, y más bien es un regalo del Espíritu Santo, tener discernimiento y sabiduría, entendimiento y revelación. El libre albedrío es un regalo precioso de Dios a los humanos, no es una camisa de fuerza para que otros hagan lo que nosotros desearíamos que hicieran y comprendí que finalmente, lo único que puedo hacer es orar, orar y orar sin cesar por todas y cada una de estas personas.

La Parábola Del Sembrador nos enseña que La Palabra es la semilla de vida que se siembra en nuestros corazones, pero no toda tierra es fértil y apropiada para recibir esa semilla y hacerla germinar y muchas veces no es el tiempo adecuado; la semilla permanece allí hasta que un buen día florece y lo hace con fuerza; y esto último es muy importante, porque no debemos desanimarnos de seguir esparciendo la semilla, llevando La Palabra a donde quiera que vayamos, sin preocuparnos por lo que pueda suceder en el futuro. El que es del Señor, tarde o temprano, va a tener un encuentro personal con Él y su vida va a cambiar.
Jesús sabia esto y por eso predicaba a diestra y siniestra, sin importar si eran pobres, ricos, niños, hombres o mujeres, sanos o enfermos. Si analizamos las crónicas que hablan de Jesús en los evangelios, notaremos que Jesús tenía muchos, muchísimos seguidores; a Él, le seguían multitudes; si en esa época ya hubiera existido el Facebook, seguro que Jesús sería la persona en el mundo con más seguidores, fans, admiradores, amigos y enemigos. Él hizo multitud de milagros, sanaciones y prodigios entre todos sus seguidores, pero sólo tuvo 12 discípulos y uno de ellos le traicionó.