Pasaje Clave: Rut 4:6-22.
En el último instante… en esa eterna fracción de segundos que nunca terminaba… Cuando el pariente más cercano había elegido redimir… Cuando todo parecía perdido… Cuando la última esperanza del corazón de Booz estaba a punto de esfumarse para siempre… algo sucede.
LOS FINALES FELICES TAMBIÉN SON POSIBLES
Después de haber escuchado lo de Rut, el pariente más cercano a Booz le responde:
Después de haber escuchado lo de Rut, el pariente más cercano a Booz le responde:
- No puedo redimir para mí, no sea que perjudique mi herencia. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré hacerlo. (verso 6)
Y aunque Booz se mantuvo serio, como si nada hubiera pasado, por dentro sonreía. No, no sonreía… se reía a carcajadas. ¡Acababa de suceder un milagro! ¿O piensas que los milagros solo tienen que ver con sanidades y liberaciones? ¡Este era un milagro de amor! Y acababa de producirse en ese mismo momento.
Booz está desesperado por dejar a todos y salir corriendo para la casa de Noemí. Si antes el corazón le iba a mil, ahora lo tiene completamente descontrolado. Toda la noche soñó con este momento… en realidad lo venía soñando desde los últimos meses.
¿Cómo era posible que aquella bella moabita lo tuviera tan alterado? Esa mujer lo enamoró completamente. Dejó de “aburrirle” ir a los campos a supervisar el trabajo de los cosechadores… Ahora iba muy motivado… porque allí estaba ella. Y no hay nada más bello que verla. Ese instante en el que las miradas se encuentran y las sonrisas se regalan sin esfuerzo, espontáneas.... ese instante no tiene precio.
Él, un tipo maduro, serio, responsable, jefe de hombres duros y trabajadores, rutinario, organizado, ahora se siente como un niño. Tiene ganas de salir corriendo, de saltar, de abrazar a todo el mundo… de abrazarla a ella, mirarla a los ojos y decirle cuánto, cuánto la ama, proponerle matrimonio y hacerla su esposa para siempre. Pero ahora hay que terminar con los requisitos legales para que todo quede ok.
Booz está desesperado por dejar a todos y salir corriendo para la casa de Noemí. Si antes el corazón le iba a mil, ahora lo tiene completamente descontrolado. Toda la noche soñó con este momento… en realidad lo venía soñando desde los últimos meses.
¿Cómo era posible que aquella bella moabita lo tuviera tan alterado? Esa mujer lo enamoró completamente. Dejó de “aburrirle” ir a los campos a supervisar el trabajo de los cosechadores… Ahora iba muy motivado… porque allí estaba ella. Y no hay nada más bello que verla. Ese instante en el que las miradas se encuentran y las sonrisas se regalan sin esfuerzo, espontáneas.... ese instante no tiene precio.
Él, un tipo maduro, serio, responsable, jefe de hombres duros y trabajadores, rutinario, organizado, ahora se siente como un niño. Tiene ganas de salir corriendo, de saltar, de abrazar a todo el mundo… de abrazarla a ella, mirarla a los ojos y decirle cuánto, cuánto la ama, proponerle matrimonio y hacerla su esposa para siempre. Pero ahora hay que terminar con los requisitos legales para que todo quede ok.