martes, 1 de diciembre de 2015

Un final muy feliz

Pasaje Clave: Rut 4:6-22.
En el último instante… en esa eterna fracción de segundos que nunca terminaba… Cuando el pariente más cercano había elegido redimir… Cuando todo parecía perdido… Cuando la última esperanza del corazón de Booz estaba a punto de esfumarse para siempre… algo sucede.
LOS FINALES FELICES TAMBIÉN SON POSIBLES
Después de haber escuchado lo de Rut, el pariente más cercano a Booz le responde:
No puedo redimir para mí, no sea que perjudique mi herencia. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré hacerlo. (verso 6)
Y aunque Booz se mantuvo serio, como si nada hubiera pasado, por dentro sonreía. No, no sonreía… se reía a carcajadas. ¡Acababa de suceder un milagro! ¿O piensas que los milagros solo tienen que ver con sanidades y liberaciones? ¡Este era un milagro de amor! Y acababa de producirse en ese mismo momento.
Booz está desesperado por dejar a todos y salir corriendo para la casa de Noemí. Si antes el corazón le iba a mil, ahora lo tiene completamente descontrolado. Toda la noche soñó con este momento… en realidad lo venía soñando desde los últimos meses.

¿Cómo era posible que aquella bella moabita lo tuviera tan alterado? Esa mujer lo enamoró completamente. Dejó de “aburrirle” ir a los campos a supervisar el trabajo de los cosechadores… Ahora iba muy motivado… porque allí estaba ella. Y no hay nada más bello que verla. Ese instante en el que las miradas se encuentran y las sonrisas se regalan sin esfuerzo, espontáneas.... ese instante no tiene precio.
Él, un tipo maduro, serio, responsable, jefe de hombres duros y trabajadores, rutinario, organizado, ahora se siente como un niño. Tiene ganas de salir corriendo, de saltar, de abrazar a todo el mundo… de abrazarla a ella, mirarla a los ojos y decirle cuánto, cuánto la ama, proponerle matrimonio y hacerla su esposa para siempre. Pero ahora hay que terminar con los requisitos legales para que todo quede ok.

Nadando Contra la Corriente del Mundo

" ... la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá". Romanos 1:17
En mi época de estudiante, tuve el placer de compartir un año de bachillerato con Andrés Bermúdez, un joven cristiano de origen español, con quien me hice buen amigo. El muchacho tenía un maravilloso don para el dibujo y la pintura. Sabido esto por las autoridades del Instituto, cierto día fue invitado por el mismo director, a pintar un mural en uno de los pasillos principales de la Universidad. Andrés, feliz de ser tenido en cuenta, sin dudarlo aceptó la invitación. El director, confiado del talento del joven artista, le dio la libertad de expresar su arte. Después de una intensa semana de trabajo e inspiración, finalmente acabó su obra. Era una multitud de pequeños peces dorados que nadaban todos en la misma dirección, excepto uno que lo hacía en sentido opuesto. Al dibujo se le sumaban dos pequeñas frases, "Este pez está destinado a ser Jesús", e ,"ir en contra de la corriente". Pero tristemente, la exposición de la obra duró apenas 4 días, pues varios padres de alumnos se quejaron argumentando que aquel mural podría, de alguna manera, ofender a los no cristianos. Después, las autoridades dieron permiso a otro muchacho a pintar sobre el pasillo.

El Señor nos ha llamado para hacer cosas que en muchas ocasiones nos hará ir en contra de la corriente del mundo que nos rodea. Y sin duda, hacerlo siempre suele resultar bastante difícil. En la Biblia hay muchos ejemplos de grandes varones de Dios que también en su momento, hicieron cosas que fueron en contra de lo que hacía la mayoría; recordemos cuando Abraham estuvo a punto de sacrificar a su único hijo, o cuando Daniel se negó a comer la comida del Rey, o el episodio en el cual Gedeón se enfrentó a un ejército de miles de soldados teniendo a su cargo tan solo trecientos hombres, o cuando Pedro, Juan, y el resto de los apóstoles dejaron todos sus bienes para seguir al maestro. Solo por nombrar algunos ejemplos, pero si repasamos detenidamente las escrituras encontraremos cientos como éstos.

No importa lo que perdí ¡al fin lo voy a recuperar!

“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió hasta encontrarla?, o ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, barre la casa y busca con diligencia hasta encontrarla?” Lucas  15; 4.8

Mujer, enciende la lámpara y empieza a buscar lo que se te perdió
no importa lo que perdiCuando nosotros perdemos una cosa el resto se descoloca en nuestra vida, es como si se produjera un desbarajuste en lo que tenemos. Cuando pierdes por descuido, lo que tienes que hacer es BUSCARLO, tienes que insistir en la búsqueda. Esa es la manera de restaurarlo, de encontrar lo que perdiste. Por ejemplo, para volver a encontrarte con ese hijo que se perdió en la droga, lo primero que tienes que hacer es ir a la luz de Jesucristo. Él te lo devolverá. Y tienes que buscarlo con la luz encendida; con las promesas de Dios, que son las que encienden tu mente para que no te rindas; son como una lámpara a tus pies que impiden que vuelvas a tropezar con la misma piedra; como una lumbrera a tu diario caminar, que hace que te encuentres con gente que te ayudará y te bendecirá, gente ungida que te indicará cómo hallar la salida.
Tal vez perdiste tu fe porque la descuidaste, te dejaste llevar en la fe, en la comunión, en las ganas de estar con el Señor, y no volverás a hallarlas hasta que no enciendas la luz y empieces a “barrer” para encontrar eso que perdiste, y te des cuenta en qué momento no le creíste más a Dios, en qué momento perdiste las ganas de congregarte; o por qué la relación con tus hijos es tan tensa, por qué os lleváis mal, cuál fue la palabra o la situación que motivó la rencilla. Hasta que no encuentres el motivo, vas a seguir ansiosa buscando respuestas en todas partes.

¿Dijo Jesús eso?

Casi al final de sus palabras de exhortación a los ancianos de Éfeso, el apóstol Pablo les recordó que Jesús una vez dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35). El problema que muchos tienen con la cita de Pablo concerniente a Jesús, es que en ningún lugar en los evangelios o en algún otro lugar de las Escrituras, aparece esta cita. Según la crítica de la Biblia,
Una de las citas incorrectas más grandes de Pablo se encuentra en Hechos 20:35, donde él dice: “...se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”. En ningún lugar en el Nuevo Testamento se ve que Jesús hiciera tal enunciado. 
¿Realmente se equivocó Pablo? ¿Distorsionó las palabras de Jesús? ¿Qué explicación lógica puede haber del por qué estas palabras no están registradas en los relatos de los evangelios?
Primero, no existe indicación de que el apóstol Pablo poseyera los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan durante su ministerio, o que los necesitara para conocer lo que Jesús enseñó. De hecho, probablemente fueron escritos algunos años después de que Pablo comenzara sus viajes misioneros, y también probablemente, después de que él recordara a los ancianos en Éfeso el enunciado de Jesús concerniente a dar. 
Realmente, Pablo no dependió de los relatos del evangelio para saber lo que Jesús dijo. En cambio, él recibió revelación sobrenatural directamente de Dios. Jesús habló directamente a Pablo en el camino a Damasco (Hechos 9; 8.22); “el Espíritu” no le permitió predicar en Bitinia (Hechos 16:7), y “el Señor habló a Pablo en visión” en Corinto (Hechos 18:9). Pablo fue un apóstol inspirado (1 Corintios 14:37; 2 Pedro 3:16), y el mensaje que predicó vino directamente de Dios. A las iglesias de Galacia, Pablo dijo: “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (1:11,12). Aunque los relatos del evangelio son muy importantes para los cristianos del siglo veintiuno, el apóstol Pablo no necesitó consultarlos para saber si Jesús enseñó, “Más bienaventurado es dar que recibir”.

Segundo, los estudiantes de la Biblia han de saber que no todo lo que Jesús dijo o hizo fue registrado por los escritores del evangelio. En efecto, casi al final del relato del evangelio según Juan, él comentó sobre esta verdad dos veces, diciendo, “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro... Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir” (Juan 20:30; 21:25). Además, ninguno de los relatos del evangelio es igual. Lo que un escritor registró, otro u otros pudieron haberlo omitido. Por ejemplo, Lucas anotó que Jesús dijo al ladrón penitente en la cruz, “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (23:43), aunque Mateo, Marcos y Juan omitieron estas palabras. ¿Desacredita esto de alguna manera el relato de Lucas? De ninguna manera. Lo cierto es que los cuatro relatos son testimonios escritos, independientes de la vida de Cristo, y algunos contienen más o menos información sobre un tema en particular que los otros.
¿Es posible que Pablo citara un dicho de Jesús (que puede haber sido muy conocido en el primer siglo), pero que no fuera registrado por los escritores del evangelio? Perfectamente sí. ¿Desacredita esto de alguna manera, a Pablo de ser un escritor inspirado, o significa que él “citó incorrectamente” las palabras de Jesús? En absoluto.