jueves, 1 de noviembre de 2012

Born to Fly, Nacido para Volar - Devocional

“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”
(Isaías 40.31)
El austriaco de 43 años, Felix Baumgartner, rompió recientemente el record mundial de caída libre saltando desde un dispositivo de vuelo a más de 39 000 metros de altura. Vestido de astronauta y habiendo anunciado previamente la hazaña que intentaría, fue seguido por millones de personas en todo el mundo. Para asombro de todos, ha sido el primer hombre en rebasar la velocidad del sonido (1100 km/h), alcanzando 1137 km/h en su descenso. Baumgartner, quien lleva tatuado en el antebrazo: “Born to fly” (Nacido para volar), vio realizado un sueño que tenía desde hacía mucho tiempo. Su gesta quedará en la memoria de la humanidad como un tributo a la voluntad del hombre, como un recordatorio de las capacidades de Dios en sus criaturas.
La historia humana está repleta de asombrosas historias como esta. Hombres que, como Baumgartner, han desafiado a las aparentes imposibilidades . Personas que han hecho otras proezas, han volado de distintas formas. Moisés atravesó el mar rojo de lado a lado, andando y sin mojarse. Los tres varones hebreos caminaron y charlaron dentro de un horno de fuego recalentado siete veces. Se dice del apóstol Juan que fue echado en aceite hirviendo y no sufrió daño alguno. Pablo dijo del ministerio de los primeros apóstoles: “Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres” (1 Corintios 4.9). Todos rompieron récords impensables y extraordinarios, pero estos últimos recibieron una recompensa mejor.
La diferencia entre la hazaña de Baumgartner y de aquellos que con Dios asombraron al mundo es abismal. El austriaco supo interpretar las leyes físicas, la velocidad del viento y la altura posible que el cuerpo humano puede resistir. Se valió de trajes espaciales y de tecnología punta. Mientras que del otro lado están los que sin otro recurso que su fe en Dios escribieron páginas épicas. No había forma humana de hacer lo que estos hicieron, por eso lo lograron con Dios. La huella de Baumgartner quedará en los libros de historia pero las pisadas de los que antaño glorificaron a Dios transformarán vidas.
Todo creyente es llamado a volar. Todos y cada uno de nosotros podemos afrontar las imposibilidades que otros ni siquiera se plantean. La promesa bíblica dice: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” (Jeremías 32:27). No temamos a las alturas, porque estamos sentados en lugares celestiales con Cristo Jesús. No suframos de vértigo, porque Dios nos ha dado alas. No deje que nadie le diga que no puede volar, no fraternice con el temor al fracaso ni preste atención al viento contrario o a las nubes oscuras. Vuele sin más; las águilas no le piden permiso para volar a las criaturas que no tienen alas. Vuelan por naturaleza; si dejaran de hacerlo, perderían su realeza, su diseño original se vería truncado y su hermosura se empañaría por lo innatural de su comportamiento.

No llevamos un tatuaje en el antebrazo, pero sí el recordatorio perenne en nuestras almas redimidas de que fuimos diseñados para grandes cosas. Tenemos grabadas, en nuestros corazones, las promesas de Dios, promesas que nos hacen remontarnos a alturas insospechadas por la gracia divina. No queremos que se resalte nuestro vuelo, ni buscamos el efímero aplauso de las multitudes. Queremos volar para Dios y que en cada vuelo se dibuje en las nubes la silueta de una cruz vacía. Así todos sabrán, cuál es la briza que nos permite llegar a tan altas cumbres.


“Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar” (Habacub 3:19)

La buena vida - Reflexiones - vídeo

Vacaciones
Un popular chiste en Internet dice algo así:
Una secretaria, un asesor legal y un socio de una gran empresa jurídica se dirigen a comer, cuando encuentran una antigua lámpara de aceite.
La frotan y aparece un genio en una nube de humo.
Éste dijo:
-Por lo general concedo sólo tres deseos, de modo que daré uno a cada uno de ustedes.
-¡A mí primero! -dijo la secretaria-. Quiero estar en las Bahamas conduciendo una lancha de motor, olvidada del mundo. Enseguida la mujer desapareció.
-¡Sigo yo! -exclamó el asesor legal-. Quiero estar en Hawai relajándome en la playa con mi masajista personal, un suministro inagotable de piñas coladas y el amor de mi vida. Y también se esfumó.
-¡Tú eres el próximo! -indicó el genio al socio.
Éste último dijo:
-Quiero a estos dos en la oficina en cuanto termine el almuerzo.
Durante generaciones se nos ha dicho que podemos “obtenerlo todo”, pero hay mucho que hacer. No contamos con el tiempo suficiente y menos con una lámpara mágica que lo haga por nosotros. Sin embargo, no querríamos todo eso si pensáramos que no nos iba a producir bienestar.
No obstante, dicen los que saben que existe un sendero más simple para una vida feliz. Estos tres puntos de vista se mencionan como las llaves de la felicidad:
1. No te preocupes -Él te ama (Juan 13:1)
2. No desfallezcas -Él te sostiene (Salmo 139:10)
3. No temas -Él te guarda (Salmo 121:5)
Es factible tenerlo todo “todo”… si permitimos que Dios sea nuestro “todo”.
¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?
Y fuera de ti, nada deseo en la tierra.
Mi carne y mi corazón pueden desfallecer,
pero mi Dios es la fortaleza de mi corazón
y mi porción para siempre.
Salmo 73:25,26

La dieta de un cristiano radical - Devocionales, Meditaciones, Reflexión


Cuando decidimos entregar nuestra vida a Jesucristo dejamos de ser personas comunes y corrientes, y pasamos a ser personas especiales y radicales, pasamos a ser parte del ejército del reino de los cielos, soldados y guerreros de Jesucristo. A la vez que recibimos el sello del Espíritu Santo de Dios, también nos comprometemos a ser diferentes a lo que antes éramos; es decir, si antes éramos rencorosos, inseguros, temerosos, rebeldes, mentirosos, etc., decidimos dejar de serlo cuando entregamos a Cristo el dominio de nuestra vida. Ese momento de entrega al Señor es el que divide nuestra vida en dos partes, en un antes y un después; es a partir de allí donde empezamos a ser transformados.
Es necesario, entonces, seguir una dieta especial que facilitará el proceso de renovación que iniciamos con el Señor. De esta manera podremos mantenernos en forma y preparados para afrontar cualquier batalla. Como hijos de Dios debemos ejercitar nuestra vida espiritual, y para ello se requieren tres elementos que son imprescindibles en la vida de todo aquel que dice ser cristiano. No es una opción; si realmente tenemos la convicción de ser hijos de Dios mínimamente, estos tres ingredientes no pueden faltar en nuestra dieta y entrenamiento espiritual:
Primer ingrediente; la oración: Es a través de la oración como tenemos comunión con el Espíritu Santo y nos mantenemos unidos a Dios. Cuando oramos constantemente no tenemos angustia porque todas nuestras cargas son entregadas al Señor en ese momento de comunicación e intimidad. No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos. Filipenses 4:6 (Traducción Lenguaje Actual).
Segundo ingrediente; la meditación de la palabra: Al sumergirnos en la palabra de Dios, comenzamos a adquirir la mente de Jesucristo, empezamos a llevar una vida según sus designios, según su voluntad; es decir, una vida buena, agradable y perfecta. Cuando lo imitamos, todo nuestro ser se transforma y es ahí donde nos hacemos a medida de su imagen. Cada palabra que Dios pronuncia tiene poder y tiene vida. La palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si son buenos o malos. Hebreos 4:12 (Traducción Lenguaje Actual).
Tercer ingrediente, la adoración: El propósito de la adoración es glorificar el Nombre Santo de Dios y podemos darle gloria de muchas formas: con cánticos de júbilo y también con nuestros pensamientos, palabras y acciones; es decir, todo lo que somos, sabemos y hacemos debe ser del agrado del Señor, todo es por Él y para Él. Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.  Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. Juan 4:23-24 (Nueva Versión Internacional).
Existen diversas dietas que pueden ayudarnos a fortalecer nuestro espíritu para permanecer firmes en el Señor; sin embargo, ninguna dieta debe prescindir de estos tres ingredientes porque son fundamentales en el diario caminar de todo cristiano radical.
¿Por qué no ensayas esta dieta? Es la más efectiva que puedes encontrar para que todo tu ser sea purificado y restaurado, empezarás a experimentar el cambio de adentro hacia afuera porque la palabra de Dios y la oración lo santifican”. 1 Timoteo 4:5. (Nueva Versión Internacional).
Yo soy el pan de vida, declaró Jesús. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed. Juan 6:35 (Nueva Versión Internacional).

¡El alimento más nutritivo que puedes consumir está en la palabra de Dios!

No es como yo - vídeo Jesús Adrián Romero

No es como yo aunque se haya hecho hombre 
y le llame por su nombre, no es como yo. 

No es como yo aunque en todo fue tentado, 

Él es limpio y sin pecado, no es como yo. 

La Pureza y Santidad son su color de piel. 

No es como yo, Él es Santo y es Perfecto, 
es Sublime y es Eterno, no hay comparación 
No es como yo, Él trasciende lo que existe 
y de Majestad se viste, no hay comparación. 
No es como yo aunque se haya hecho carne 
y mi hermano Él se llame, no es como yo. 
No es como yo en el cielo está su Trono, 
su Poder lo llena todo, no es como yo. 
La creación, toda rodilla lo dará a sus Pies.

//No es como yo, Él es Santo y es Perfecto, 

es Sublime y es Eterno, no hay comparación 

No es como yo, Él trasciende lo que existe 

y de Majestad se viste, no hay comparación.// 




La guitarra canta y expresa los sentimientos de honra y gloria que alberga nuestro corazón hacia Dios...¡qué bien tocada está!

El Mendigo Musical - Reflexiones

Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota y en su forma de actuar la mediocridad total.
Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín.
Frente a él y sobre el suelo tenía su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.
El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.
Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical.
Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan estridentes. Y no pudieron por menos que reír de buena gana.
La esposa le pidió al concertista que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas que había en el interior de la boina del mendigo y decidió hacer algo.
Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto recelo.
Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas.
Y entonces, vigorosamente y con gran maestría, arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.
Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud arremolinada escuchando el extraño concierto.
La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. Mientras, el maestro sacaba una melodía tras otra con gran alegría.
El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría, y no cesaba de dar saltos de alegría y repetir orgulloso a todos: “¡Ese es mi violín! ¡Ese es mi violín!”. Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.
La vida nos da a todos “un violín”. Son nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes. Y tenemos libertad absoluta para tocar “ese violín” como nos plazca.
Sé nos ha dicho que Dios nos concede libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Y esto, claro, es tanto un maravilloso derecho como una formidable responsabilidad.
Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente aptitudes si hemos de ejecutar un buen concierto.
Pretenden una boina llena de dinero y lo que dan a cambio es una discordante melodía que no gusta a nadie.
Esa es la gente que hace su trabajo de la forma: “ahí va…”, que piensa en términos de “me vale…”, y que cree que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pésima ejecución cubriendo sus necesidades.
Es la gente que piensa solamente en sus derechos pero no siente ninguna obligación de ganárselos.
La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra.
Tú y yo, y cualquier otra persona, tenemos que aprender, tarde o temprano, que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría.
Por eso debemos estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían.
La historia está llena de ejemplos de gente que, aún con dificultades iniciales, llegaron a ser unos concertistas con ese violín que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros que, teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín ser mendigos musicales.
La verdad es que Dios nos concedió “libre albedrío”. Tú puedes hacer algo grande de tu vida o hacer de ella algo mediocre. Esa es tu decisión personal.
LO NEGATIVO: Negarnos a afinar bien nuestro violín de la vida. Y quejarnos de que la gente no disfrute la melodía que sacamos de él.
LO POSITIVO: Comprender que, nos guste o no, solamente prosperaremos si afinamos bien ese violín y aprendemos a sacar de él las mejores melodías.
Colosenses 3:23
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
Colosenses 3:17
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra, o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, 
dando gracias a Dios Padre por él.”