martes, 19 de marzo de 2019

Ayuno Cristiano - ¿Qué dice la Biblia?

La Escritura no ordena que los cristianos ayunen. No es algo que Dios requiera o demande de los cristianos. Al mismo tiempo, la Biblia presenta el ayuno como algo bueno, beneficioso y conveniente. El libro de Hechos registra el ayuno de creyentes antes de tomar decisiones importantes (Hechos 14:23). El ayuno con frecuencia va ligado a la oración (Lucas 2:375:33). 
Resultado de imagen de Ayuno Cristiano - ¿Qué dice la Biblia?Creemos, casi siempre, que el objetivo del ayuno está en la falta de alimento. Pero por el contrario, el propósito del ayuno debe ser quitar tus ojos de las cosas de este mundo y concentrarte en Dios. El ayuno es una manera de demostrar a Dios, y a ti mismo, que tomas en serio tu relación con Él. El ayuno te ayuda a obtener una nueva perspectiva y una renovada confianza en Dios. 

Aunque en la Escritura casi siempre el ayuno trata de la abstención de alimentos, existen otras maneras de ayunar. Cualquier cosa que te niegues temporalmente con el fin de concentrarte más en Dios, puede ser considerado como un ayuno (1 Corintios 7:1-5). El ayuno debe estar limitado a un tiempo determinado, especialmente cuando es de comida. Los largos períodos de tiempo sin comer son dañinos para el cuerpo, y el propósito con ayunar no debe ser castigar al cuerpo, sino enfocarse en Dios. El ayuno tampoco debe ser considerado como un “método de dieta”. El propósito del ayuno bíblico no es perder peso, sino ganar una relación más profunda con Dios. Sí, todos pueden ayunar, pero algunos pueden no estar en condiciones para el ayuno alimenticio (por ejemplo los diabéticos). Eso sí, todos pueden abstenerse temporalmente de algo para concentrarse en Dios. 

Al apartar nuestros ojos de las cosas de este mundo, podremos enfocarnos más en Cristo. El ayuno no es una forma de lograr que Dios haga lo que deseamos. El ayuno nos cambia a nosotros, no a Dios. El ayuno no es una manera de aparecer más espirituales que otros. El ayuno es para acomodarse en un espíritu de humildad y una actitud gozosa. Mateo 6:16-18 declara, “Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. 



Si no fuera por tu cruz...

Gracias por tu único y perfecto sacrificio en la cruz, allí nos diste vida; derramaste tu preciosa sangre por toda la humanidad; muchos lloran, sufren, se entristecen, se acongojan por tu sacrificio, porque allí tuviste que sufrir, padecer y dejar tu vida por la humanidad. Pero la cruz es el gozo de tu iglesia amada, tu cruz nos sacó de nuestras tristezas, nos libró del pecado y de la muerte; es la paz, la alegría, la vida y la felicidad de tu pueblo santo.
Cuando reconocemos el sacrificio de Cristo para darnos vida, entendemos que hay un camino verdadero que transitar, que ese camino es el camino de la salvación, es el camino de la cruz, el camino en el que vamos abandonando nuestra vana humanidad, donde dejamos atrás el pecado que nos asedia y transitamos hacia la salvación y vida eterna.
En la Biblia leemos en: Hebreos 12:1-2 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio y se sentó a la diestra del trono de Dios”.
Resultado de imagen de Si no fuera por tu cruz...En este mensaje Dios nos habla del dador de la vida, Jesucristo, quien nos dejó ejemplo claro de fe y virtud en su ministerio, animando a su pueblo a no decaer y desfallecer a causa de las aflicciones presentes, y dándonos la seguridad de que podemos soportar toda aflicción, puestos los ojos en Él y no en las adversidades de la vida que son pasajeras.
Romanos 8:18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”.
Hay muchas hermanos en Cristo que se preguntan ¿Hasta cuando tendré que soportar esta cruz?; ¿hasta cuando tendré que sufrir el oprobio, la humillación, el dolor, la aflicción? ¿Será que Dios desvió su mirada de mí? Amado, en este día le digo que Dios nunca lo dejó, que Dios estuvo y estará siempre a su lado, que Dios es quien le está dando las fuerzas para seguir adelante y la sabiduría para soportarlo.
El Señor Jesús le dará la victoria. Nada de lo que está pasando está fuera de la voluntad de Dios; es lo que Él está usando para su crecimiento y su madurez espiritual. Mas cuando pase la tormenta de las aflicciones y el problema se disipe, comprenderá que todo fue un plan de Dios para su bendición.
Dios le hace vivir cada experiencia con un propósito, glorificar su vida; Él no es un Dios injusto, no es un Dios de castigo, tampoco es indiferente, y conoce su vida desde el principio hasta el final de sus días, para la eternidad junto a Él.
Las prédicas y mensajes cristianos nos enseñan que Jesús tuvo que pasar por el Calvario para clavar allí en la cruz todos nuestros pecados, nuestras debilidades y flaquezas, para darnos libertad, y en esa libertad quiere que ande su pueblo santo, viviendo en triunfo y en victoria; Colosenses 3:1-4 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, y no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”.
Las prédicas y mensajes cristianos nos enseñan que Jesús tuvo que pasar primero por la cruz para después resucitar en gloria. Jesús tuvo la satisfacción, que había de experimentar, de ver el fruto de su aflicción; ver la satisfacción de cada uno de nosotros, coherederos suyos, que peleamos la buena batalla de la fe, establecida en que sabemos que no somos nosotros los causantes de obtener la victoria sobre nuestras adversidades y aflicciones, sino que es Jesús, quién ganó la victoria en la cruz y nos la entregó a nosotros, 1 Timoteo 1:12 “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos” .
Si los hijos de Dios no pasan por la cruz primero, no pueden recibir la gloria de Dios sobre sus vidas. La cruz es amor, el amor a Dios, a sus semejantes, a su palabra, a su obra; sin amor no se podrá soportar la cruz, sin amor no se podrán negar a sí mismos, sin amor no podrán entregar completamente sus vidas a Cristo y su obra.
Las prédicas y mensajes cristianos nos enseñan que la cruz es muerte, lágrimas, dolor y aflicción; si alguien cree que no va a sufrir está errado. Cuando Jesús dice: Toma tu cruz y sígueme”, nos está diciendo: Miren que no es fácil el camino, pero podrán transitarlo tomados de mi mano, puestos sus ojos en Mí; sepan que van a ser perseguidos por causa de mi Nombre; cuiden su salvación porque serán tentados por el enemigo como Yo fui tentado; miren que en el mundo tendrán dolor y aflicción, pero confiad, Yo he vencido al mundo.
Jesús nos dice: Yo les daré las fuerzas para soportar, les daré la fuerza del búfalo y la unción del águila, volarán sobre las tormentas y las aflicciones de la vida, saldrán victoriosos en cada prueba y sufrimientos que tengan que afrontar. Isaías 40:29-31 “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas, correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.
Las prédicas y mensajes cristianos nos enseñan que Jesús en la cruz del Calvario dejó su vida, entregándola para la salvación de toda la humanidad. Cuando los verdaderos hijos de Dios llegan a la cruz del Calvario es para rendir sus vidas por completo a Dios, allí mueren sus emociones, viven por la palabra y las promesas de Dios, allí son crucificados en la cruz juntamente con Cristo, para resucitar en gloria; Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí, y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
Gálatas 6:14 “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo”.

¿Por qué Jesús tuvo que experimentar tanto sufrimiento?

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Isaías 52:14 declara, “Como se asombraron de Ti muchos, (pues de tal manera fue desfigurado de los hombres Su parecer, y Su hermosura más que la de los hijos de los hombres).” Jesús sufrió terriblemente a través de todas Sus pruebas, tortura y crucifixión (Mateo capítulo 27; Marcos capítulo 15; Lucas capítulo 23; Juan capítulo 19). Mas si horribles fueron Sus sufrimientos físicos, no fueron nada comparados con el sufrimiento espiritual por el que atravesó. 2 Corintios 5:21 dice, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en Él.” Jesús cargó el peso de los pecados de toda la humanidad sobre Él. (1 Juan 2:2) Fue el pecado el que causó que Jesús gritara, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Así que, a pesar del brutal sufrimiento físico de Jesús, éste no fue nada en comparación con la carga de nuestros pecados que soportó – y por los que murió (Romanos 5:8).

Isaías capítulo 53, especialmente los versos 3 y 5 predicen el sufrimiento de Jesús, “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos… Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Su llaga fuimos nosotros curados.” El Salmo 22:14-18 es otro poderoso pasaje que predice los sufrimientos del Mesías, “He sido derramado como el agua y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar, y me has puesto en el polvo de la muerte. Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos; entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.”

¿Por qué Jesús tuvo que sufrir tan terriblemente? Muchos piensan que la tortura física de Jesús fue parte del castigo por nuestros pecados, que sufrió en nuestro lugar. Hasta cierto punto, mucho punto, este es el caso. Pero al mismo tiempo, la tortura que experimentó Jesús habla más de la crueldad y el odio de la humanidad, que del castigo de Dios por el pecado. El enorme odio de Satanás por Dios y Jesús, fue con seguridad parte de la motivación del implacable abuso y tortura. El sufrimiento de Jesús es el ejemplo último de lo que siente el hombre pecador hacia un Dios santo (Romanos 3:10-18).