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Nuestro objetivo como Iglesia es llevar a la gente a la fe en Jesús e integrarla en la familia de Dios. Y que nuestro carácter se parezca al de Cristo, glorificando a Dios y sirviendo en toda buena obra.
domingo, 14 de abril de 2013
El Capullo - Motivacional
La última palabra - Mensaje reflexivo - Vídeo
Recuerdo con nostalgia mis primeras clases en la Universidad, cuando estaba llena de temores, de sueños y de expectativas. Mi profesora, a quien nunca logré simpatizarle, nos dijo: “el lenguaje crea realidad, y cuanto antes lo entiendan, mucho mejor”. Esa frase se me quedó grabada e incluso hoy es parte de mi “filosofía”. Efectivamente, el lenguaje crea realidad, lo que yo digo comienza a ser un hecho, algo que veo y que existe.
No sé si les ha pasado a ustedes, pero cuando uno está enamorado y habla de la persona que ama, parece que le ama aún más, es como si todo lo bueno que tiene se hiciera aún más evidente y, a través de lo que voy diciendo, me voy dando cuenta o “veo” al compañero o compañera que tengo. Cada vez que hablo, construyo una realidad.
Si comienzo el día diciendo que está horrible, que será pesado y que está lleno de cosas que no tengo ganas de hacer, mi disposición frente a este día que comienza, evidentemente no será la mejor, y mi día se perfilará de acuerdo a lo que he declarado con los dichos de mi boca. Por el contrario, si comienzo mi día declarando que será bueno, que tendrá situaciones difíciles pero de las cuales aprenderé, que soy optimista con respecto a lo que vaya a ocurrir, mi disposición y ánimo también cambiará.
¿Cómo puedo ser salvo? - Preguntas y respuestas bíblicas - Vídeo
¿Cómo puedo ser salvo? ¿Por qué tengo que ser salvo?
Somos todos infectados por el pecado (Romanos 3:23). Nacemos con el pecado (Salmo 51:5), y personalmente escogemos pecar (Eclesiastés 7:20; 1 Juan 1:8). El pecado es lo que nos hace ser “no salvos”. El pecado es lo que nos separa de Dios. El pecado es lo que nos tiene en el camino a la destrucción eterna.
¿Cómo puedo ser salvo? ¿Salvo de qué?
A causa de nuestro pecado, todos merecemos la muerte (Romanos 6:23). Mientras la consecuencia física del pecado es la muerte física, esta no es la única clase de muerte que resulta del pecado. Todo pecado es por último contra un Dios eterno e infinito (Salmo 51:4). A causa de esto, la pena justa por nuestro pecado también es eterna e infinita. ¿De qué tenemos que ser salvos?: de la destrucción eterna (Mateo 25:46; Apocalipsis 20:15).
¿Cómo puedo ser salvo? ¿Cómo proveyó Dios la salvación?
Como la pena justa por el pecado es infinita y eterna, sólo Dios podría pagar la pena, porque sólo Él es infinito y eterno. Pero Dios, en Su naturaleza divina, no podía morir. Entonces Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo. Dios tomó sobre Sí la carne humana, vivió entre nosotros, y nos enseñó. Cuando la gente les rechazó a Él y Su mensaje, y procuró matarle, Él de buena voluntad se sacrificó por nosotros, permitiéndose ser crucificado (Juan 10:15). Como Jesucristo era humano, Él podía morir; y como Jesucristo era Dios, Su muerte tenía un valor eterno e infinito. La muerte de Jesús en la cruz era el pago perfecto y completo por nuestro pecado (1 Juan 2:2). Él tomó las consecuencias que merecimos nosotros. La resurrección de Jesús de entre los muertos, demostró que Su muerte era efectiva y absolutamente suficiente por el pecado.
¿Cómo puedo ser salvo? ¿Qué debo hacer?
"Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo" (Hechos 16:31). Dios ya ha hecho todo el trabajo. Todo lo que debes hacer es recibir por fe la salvación que Dios te ofrece (Efesios 2:8-9). Confía plenamente sólo en Jesús como el pago por tus pecados. Cree en Él, y no perecerás (Juan 3:16). Dios te está ofreciendo la salvación como un regalo. Todo lo que tienes que hacer es aceptarla. Jesús es el único camino de la salvación (Juan 14:6).
Tener fe para no rendirse - Devocional
Todos tenemos diferentes problemas o luchas que libramos diariamente; mi lucha tal vez no sea la tuya, quizá no se parezca o no tenga, desde tu perspectiva, la misma importancia que para mí tiene. Igualmente, tu lucha para muchos de nosotros pueda parecer fácil, pero para ti a lo mejor es muy difícil de sobrellevar y sin embargo no te das por vencido. ¡Bien por ti!
Realmente, a veces sentimos que lo más fácil es dejar todo, renunciar a nuestro esfuerzo y dejarnos hundir, pero aun cuando eso sea lo que parezca más fácil, nosotros no somos de los que nos rendimos ni retrocedemos. La Biblia dice: “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.” Hebreos 10:39 (Reina-Valera 1960).
Es muy interesante la frase de este versículo que dice: “sino de los que tienen fe”, porque se necesita fe para poder seguir adelante en la vida cristiana, sin fe no podemos agradar a Dios.
Puede que estos días tus luchas se hayan acrecentado y hayas experimentado un sentimiento de impotencia ante tu realidad, por lo que pensaste incluso en rendirte, en tirar la toalla, en no seguir más en tu lucha; sin embargo, debes recordar que tienes a Dios de tu lado y que si Él va de tu lado no tienes por qué rendirte, puesto que Él te ha ayudado, te está ayudando y te seguirá ayudando para eso.
Mirar hacia Arriba - Reflexiones - Vídeo
Cuando estaba en secundaria, me importaba mucho lo que mis amigos pensaran de mí. Durante esos años crecí más que el resto de mis compañeros. Ser tan alto me hacía sentir incómodo. Para mantener la atención de los demás lejos de mí y de mi inusual altura, me uní al grupo que se burlaba de otros niños. Ser uno de los chistosos de la clase me ayudó a asegurarme de que los chistes se dirigieran hacia otros y no hacia mí.
Yo hacía todo tipo de bromas que herían, y a veces dañaban de verdad a los otros. Una vez, antes de la clase de gimnasia, mis amigos y yo pusimos pomada para curar torceduras en los pantalones cortos de gimnasia, de uno de los niños del equipo de baloncesto. No solamente le humillamos, sino que también tuvo que ir a la enfermería. Pensé que iba a ser chistoso, pero nadie lo consideró así, y menos mi padre.
Mis padres no siempre pensaban que mi comportamiento era chistoso. Me recordaban la Regla de Oro: tratar a otros como me gustaría que me trataran a mí. Muchas veces me regañaban por la manera como trataba a los demás. Lo que yo hacía era herir a otros niños y al mismo tiempo, dañaba mi reputación como alguien a quien debería respetarse. Mis amigos me veían arriba, me respetaban porque yo era alto, pero ¿qué veían?
Mis padres querían que yo fuera un líder y un buen ejemplo para los demás: un ser humano decente. Me enseñaron a fijarme metas y a ser el mejor en todo lo que hiciera. En las lecciones que me daba mi padre, me decía una vez y otra vez que fuera el líder que debía ser: que fuera un hombre grande de corazón y acciones, así como mi cuerpo.Tenía que preguntarme si era o no importante, ser el tipo de líder y persona que mi padre quería que yo fuera. Sabía en mi corazón que él tenía razón. Así que traté de seguir sus consejos lo mejor que pude.
Cuando me concentré en ser el mejor en baloncesto y me volví el mejor en el juego, me hice el propósito de ser un buen ejemplo para los demás. A veces tengo que detenerme y pensar antes de actuar; ocasionalmente cometo errores: todos somos humanos, pero continuó buscando oportunidades donde pueda ser diferente y ser un buen ejemplo, como me lo aconsejó mi padre. Ahora les toca a ustedes.
“Sé un líder, Shaq, no un seguidor. Ya que la gente tiene que mirarte hacia arriba, dales una buena razón para hacerlo”.
Shaquille O’Neal
(Estrella Baloncesto NBA)
(Estrella Baloncesto NBA)
Lucas 12:48 Se espera mucho de aquellos a los que mucho se les da, ya que su responsabilidad es mayor.
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