sábado, 16 de marzo de 2019

¿Tuvo Jesús hermanos y hermanas?

Resultado de imagen de ¿Tuvo Jesús hermanos y hermanas?Los hermanos de Jesús son mencionados varias veces en los textos de la Biblia. Mateo 12:46Lucas 8:19; y Marcos 3:31 dicen que la madre y los hermanos de Jesús lo vieron y estuvieron con Él. La Biblia nos dice que Jesús tuvo cuatro hermanos; Santiago, José, Simón y Judas (Mateo 13:55). También nos dice que Jesús tuvo hermanas, pero no son nombradas ni se dice el número de ellas (Mateo 13:56). En Juan 7:1-10, dice que sus hermanos fueron a la fiesta de los Tabernáculos mientras Él se quedó en Galilea. En Hechos 1:14, Su madre y sus hermanos son mencionados orando junto con los discípulos. Después en Gálatas 1:19, dice que Santiago era hermano de Jesús. Entonces, la conclusión más lógica de estos pasajes es la de interpretar que Jesús sí tuvo hermanos directos (hijos de la misma madre).

Algunos católicos romanos, sin embargo, dicen que estos “hermanos” en realidad fueron primos de Jesús. Pero en los dos casos y en cada uno de ellos, es usada la palabra griega específica para “hermano”. Aunque la palabra puede referirse a otros parientes, su significado normal y literal es el de un hermano directo. Había una palabra griega para primo, y no fue la utilizada. Más aún, si hubieran sido primos de Jesús, ¿por qué son mencionados con tanta frecuencia como acompañantes de María, la madre de Jesús? No hay nada en el contexto de la visita de Su madre y hermanos que ni siquiera sugiera el que fueran literalmente Sus primos o Sus medio-hermanos.

Respeto a mí mismo

Yo valgo porque Dios me proveyó de valores personales profundos, no tengo que ganármelos. El respeto a mí mismo se nutre de esos valores que conozco y llevo dentro de mí. Poseo esos valores; son míos.
Pero debo nutrirlos y cuidar de ellos, ya que corro el peligro de que se deformen, amenazados como están, por una sociedad orientada hacia el éxito material.
Resultado de imagen de Respeto a mí mismoSi logro salvar las trampas que conlleva este éxito, si no me “adorno” de éxitos de este tipo aprovechándome de los demás, conservaré el respeto a mí mismo. Daré entonces más importancia a aquellos actos que expresen mi valía, don maravilloso que me ha sido dado, pero proyectándola hacia los otros. Esta es mi principal motivación, la que me impulsa a ser mejor en todo lo que puedo.
Mi valía es mi mundo. Me comprometo y cumplo mi palabra. Esto es muy importante, es crucial. A los demás les digo: “Valgo tanto como tú. Intercambiemos valores. Te ofrezco lo mejor de mí mismo, esperando que me correspondas de la misma manera”.
Recuerda que lo interno es lo verdaderamente importante. Aquellos que se interesan solo por lo externo están condenados a llevar una vida muy superficial.
No cabe duda de que si no nos respetamos a nosotros mismos, respeto que va de la mano del amor que también nos tengamos, no sabremos respetar ni amar a los demás. Porque Dios nos creó a su imagen y semejanza con una autoestima saludable, base para nuestras relaciones con otras personas.
Cuando el enemigo de nuestras almas logra dañar esa autoestima, a través de traumas y relaciones fallidas, lastima seriamente nuestra capacidad de relacionarnos. De ahí que haya tanta gente incapaz hoy en día de mantener relaciones saludables con otros. Solo pueden ver a los demás como medios para alcanzar sus fines del momento… pero al final, esta gente se queda sola y vacía. 
Pero como hijos de Dios, tenemos una alternativa mucho más excelente. Si estamos luchando por respetarnos a nosotros mismos, vayamos a la fuente de gracia, a nuestro Salvador, y presentémoselo a quienes también lo necesiten.

Madrugaré…

madrugare
No dejemos que esta palabra se quede solamente en este mensaje, pongámosla en práctica.
Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. Isaías 26:9
¡Qué maravillosa palabra!, así anhela Dios que seamos, que nuestra alma desee Su presencia, que en la noche cuando Él nos levanta para estar en Intimidad lo hagamos. Porque la biblia no nos dice una hora especifica en la que hay que orar, pero sí nos da ejemplos de hombres que oraban en todo tiempo, de día, de noche, de madrugada.
Qué lindo sería encontrarnos con nuestro Amado, dejando la religiosidad y solo dejándonos guiar por Su Espíritu, haciendo vigilias, solo para Él y en la quietud de la madrugada, sin interrupciones, ni ruido, ni estrés, ni ocupaciones. Tengamos voluntad para levantarnos y hablar con Él en lo secreto.
Dios, Dios mío eres tú;
de madrugada te buscaré;
mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
en tierra seca y árida donde no hay aguas,
Para ver tu poder y tu gloria,
así como te he mirado en el santuario.
Porque mejor es tu misericordia que la vida;
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré en mi vida;
en tu nombre alzaré mis manos.
Como de médula y de grosura será saciada mi alma,
y con labios de júbilo te alabará mi boca,
Cuando me acuerde de ti en mi lecho,
cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
Porque has sido mi socorro,
y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Está mi alma apegada a ti;
tu diestra me ha sostenido.
Salmo 63:1-8

¡Regocíjate! Que tu cuerpo anhele buscarle de madrugada para ver su gloria y su poder.