lunes, 25 de mayo de 2015

¿Cómo es el Cielo?

Si se les preguntara a varias personas si creen que hay un lugar llamado cielo, la mayoría probablemente diría que sí. Pero si se les pregunta cómo es o cómo se puede llegar allí, seguramente habría varias respuestas. Aunque muchas personas se aferran a la creencia en el cielo, y esperan ir allá cuando mueran, muy pocas tienen una idea precisa del mismo.
Puesto que los seres humanos estamos atados a la tierra hasta la muerte, son frecuentes los conceptos equivocados acerca del cielo. Algunas personas lo imaginan como un lugar donde flotan espíritus amorfos, o donde hay ángeles sentados en las nubes tocando arpas. Incluso las películas presentan su propia versión de lo que nos espera.
En medio de todas las opiniones confusas y contradictorias, debemos recordar que la única fuente segura de información precisa sobre el cielo es la Biblia. Dios nos da en sus páginas, destellos de escenas celestiales. Aunque podamos anhelar tener más detalles y descripciones, el Señor ha revelado lo que Él quiere que sepamos y, muy probablemente, solo lo que podemos entender. Nuestras limitaciones humanas nos impiden comprender adecuadamente la gloria inimaginable que hay arriba. No tenemos ningún marco de referencia para entender lo que Dios ha preparado para nosotros (1 Corintios 2. 9). Tenemos más preguntas que respuestas.

El hombre que tenía mucho

Era una familia ni rica ni pobre. Vivían en una pequeña casa de campo de Ohio. Una noche se sentaron juntos para cenar y alguien llamó a la puerta. El padre se acercó a abrir.
Allí estaba un hombre viejo con la ropa desgajada, pantalones rotos y sin botones. Portaba una canasta llena de verduras, y le preguntó a la familia si querían comprarle algunas. Ellos aceptaron porque querían que se fuera rápido.
El hombre continuó llevando verduras cada semana a la familia, y con el paso del tiempo, la familia y el hombre viejo se hicieron amigos. Pronto se enteraron de que él era ciego y que tenía cataratas en los ojos. Pero era tan amigable que aprendieron a esperar ansiosamente sus visitas y a disfrutar de su compañía.
Un día, mientras entregaba las verduras, dijo:
– ¡Ayer tuve la bendición más grande! Encontré una canasta de ropa que alguien me dejó afuera de mi casa.
La familia, sabiendo que él necesitaba ropa, dijo:
-¡Qué maravilloso!
El hombre viejo y ciego, dijo:
– Lo más maravilloso es que encontré una familia que realmente necesitaba esa ropa.
Recuerda, la felicidad no depende de lo que eres o de lo que tienes.
Juan 10:10
yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Así es el reino de Dios

Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra. Marcos 4:26
Jesús comparó el reino de Dios con la siembra y la cosecha. Es un concepto fácil, uno que todos podemos entender. Entonces ¿por qué no estamos todos recogiendo una cosecha abundante cada temporada? Porque estamos sin hacer nada, esperando que Dios haga todo el trabajo. Pero Él no hace las cosas de esa manera. Él colabora con usted, pero no lo hace todo. Hay cosas que usted debe hacer por fe, si quiere recoger una buena cosecha en el tiempo de la siega.
La semilla es la palabra de DiosPrimero, usted debe sembrar por fe, la semilla de la Palabra con la esperanza de que crezca. Debe encontrar las preciosas promesas de Dios en su Palabra y sembrarlas en su corazón y en su vida.
Luego, debe regar la semilla. Riéguela todos los días con la alabanza y con el agua espiritual de la Palabra. La Palabra contiene vida y esas semillas de promesas, que hay en ella, no podrán crecer sin ella.
Y por último, tiene que deshacerse de la mala hierba. Cuando la mala hierba del rencor, la duda, el temor, el desaliento y toda la otra basura que el diablo trata de sembrar en su cosecha quiera entrar, deshágase de ella para que no ahogue la Palabra.
Todo esto va a requerir que usted sea diligente. Nadie más lo hará por usted. Es necesario que deshierbe de maldad su propia cosecha. Tendrá que ser muy firme para esto. Cuando la mala hierba empiece a salir, ¡mátela! No le dé lugar en su campo ni un momento, arránquela y riegue el resto con la Palabra. No se conforme con una flor silvestre cuando usted puede tener lo mejor de lo mejor de Dios.
No se quede con los brazos cruzados esperando que Dios planee su cosecha. Empiece usted a sembrarla. Empiece a vigilar su tierra (su corazón y su mente), para mantenerla húmeda con el agua de la Palabra y libre de mala hierba.Comprométase a hacer su parte y confíe en que Dios hará la de Él; y usted tendrá una cosecha abundante esta temporada.

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Filipenses 1:21

Pablo estaba seguro, viviera o muriera, que Cristo sería glorificado en su cuerpo. Y expresa que como creyente tiene un gran compromiso con Cristo, en la vida y en la muerte.

Porque para mí el vivir es Cristo. Pablo sabe, con total seguridad, que desde el día que se encontró con el Señor camino a Damasco, Cristo es de inmenso valor para él. Por eso le ha entregado con gozo toda su vida. Para Pablo, lo que mueve su vida es Cristo. Él vive para servir exclusivamente al Señor, vive para tener comunión con Cristo, la vida es Cristo mismo. Cada día, Pablo presentaba su vida en sacrificio vivo al Señor y se entregaba totalmente al servicio de Cristo.

Sigue diciendo Pablo…y el morir es ganancia. Sabía que todo en la tierra se acaba, todo envejece y muere. Por eso deja de apreciar toda cosa de este mundo con el propósito de tener más y más a Cristo. Pablo se asegura en vida con Cristo, para que en la muerte tenga la ganancia de seguir estando con su Señor por toda la eternidad.

¿Qué significa la vida para ti? ¿Cuál es tu propósito en la vida? ¿Qué te sucederá cuando mueras? Aquellos que creen que con la muerte se acaba todo, o para aquellos que no tienen esperanza y no se han preparado para la eternidad, la muerte es una pérdida. Pero para los que han entregado su vida a Cristo es ganancia. Durante su vida, todo creyente está decidido a glorificar al Señor porque su vida es Cristo, y en la muerte espera poseer a Cristo totalmente y para siempre.

Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Romanos 14:8.

Deja Atrás El Pasado, Vive Tu Presente y Cultiva Tu Futuro

Nunca podrás vivir feliz en el presente y cultivar un futuro, si antes no abandonas tu pasado.
Si hay algo difícil de hacer es dejar atrás el pasado; fue un tiempo en el que tomamos decisiones. Cometimos errores, fracasamos o recibimos golpes imborrables por haber tomado algunas malas decisiones. Si vivimos lamentándonos, pensado y hablando del pasado, estamos presos del mismo, lo cual se convierte en una oposición para que vivamos el presente y cultivemos el futuro.
¿Estás atrapado en tu pasado? ¿Será el dolor del pasado más fuerte que el bálsamo que Cristo te da para sanar tu presente y preparar un futuro de gloria a tu favor?
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.  Filipenses 3:13-14
Hoy debes dejar atrás tu pasado, vivir tu presente y cultivar tu futuro. Muchas personas solo viven de victorias, fracasos, decepciones y experiencias pasadas, pero muy pocos son los que dejan atrás su pasado para vivir en el presente con la paz, gozo y felicidad que sabe dar Dios a aquellos que aprenden a confiar en Él, y así proyectarse a un futuro de bendición.
Ningún error del pasado tiene el poder para condenarte al fracaso, ya que Cristo te ha "condenado" a la Victoria eterna. Y si Cristo lo ha hecho, ¿quién eres tú, quienes son los demás y quién es tu pasado para aprisionarte y robarte lo que Dios predestinó para ti?
Nunca podrás vivir feliz en el presente y cultivar un futuro, si antes no abandonas tu pasado.