Pero un día, aquella mujer, dispuesta a hacer lo que fuera para que José cayera en sus garras, le quitó la ropa y quiso acostarse con él, mas José fue sabio y huyó del lugar.
¿Imaginas qué hubiera pasado si José se hubiera quedado a luchar contra la tentación? Seguramente habría sucumbido a la misma, pero él, conociendo sus propias limitaciones, simplemente huyó.
“Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, como los que de corazón limpio invocan al Señor”. 2 Timoteo 2:22
La Palabra no nos dice que luchemos contra la tentación, sino que lisa y llanamente huyamos de ella. En otros casos la Biblia nos indica que debemos luchar, pero en esta oportunidad específica nos dice que debemos huir, especialmente de las tentaciones sexuales.
Muchos jóvenes están luchando contra sus deseos carnales, porque la televisión, revistas e Internet les instan a comenzar su vida sexual mucho antes de lo adecuado y sin el compromiso del matrimonio. Parecen seguir el principio de "si todos lo hacen, ¿por qué yo no debo hacerlo?"