lunes, 13 de agosto de 2018

El árbol de los problemas

El carpintero contratado acababa de finalizar su primer día de trabajo. Pero el balance del día no era muy bueno, pues su motosierra se había estropeado y su viejo coche se había negado a arrancar.
el arbol de losMientras Luis, quien lo había contratado, lo llevaba a su casa, el carpintero permaneció en silencio; obviamente se hallaba preocupado. Cuando llegaron, invitó a Luis a bajarse y conocer a su familia. Así lo hicieron, y mientras se dirigían a la puerta, el carpintero se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando la familia del carpintero abrió la puerta, hubo una sorprendente transformación: su rostro que hasta entonces reflejaba cansancio y molestia, ahora lucía totalmente sonriente, y con esa misma actitud, abrazó y besó a sus dos pequeños hijos y a su esposa, que salían a recibirlo.
Minutos más tarde, y una vez concluida la corta visita de Luis, el carpintero lo acompañó hasta la salida, y al pasar cerca del árbol, sonriendo expuso: “Éste es mi árbol; cada noche cuando llego a casa, cuelgo en sus ramas los problemas y a la mañana siguiente los recojo otra vez. Lo divertido es que al otro día no veo tantos problemas como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.

El disfrute de andar en el Espíritu Santo

Por eso les digo: obedezcan al Espíritu de Dios, y así no desearán hacer lo malo. Porque los malos deseos están en contra de lo que quiere el Espíritu de Dios, y el Espíritu está en contra de los malos deseos. Por lo tanto, ustedes no pueden hacer lo que se les antoje. Gálatas 5:16-17
Dios, por medio de su canal humano, Pablo, nos propone los recursos espirituales para vivir moral y emocionalmente, en una nueva relación de fe en la familia del reino. Ya que como personas regeneradas, dejamos atrás toda nuestra personalidad que estaba en condición frágil, llámese moral y espiritual o psicológicamente, y ante cualquier influencia social o del entorno inmediato corríamos el riesgo de corrompernos y de reaccionar contra los valores y principios de la nueva familia que por gracia ya somos. Por tanto, Dios, al conocer bien nuestra vulnerabilidad humana, nos propone que nos dispongamos a andar en las virtudes de nuestro paráclito (E. Santo).
Martina y katalino eran miembros activos provenientes de una iglesia hermana que llegaron a la iglesia de Cozumel. Al parecer, Katalino fue líder juvenil y anciano de la iglesia de donde venían. Fueron recibidos con amor y servicio por los hermanos de aquella comunidad de fe.
Poco a poco fueron ganando los corazones de cada hermano de la iglesia local. Cada domingo y los días de servicio los podías ver muy participativos y se podía decir de ellos que eran muy espirituales.
Resultado de imagen de El disfrute de andar en el Espíritu SantoUn día se ausentaron de la iglesia, y así fue poco a poco su retirada de la congregación. Pero un día los líderes de aquella iglesia se organizaron y fueron a visitarlos, pues habían  notado la ausencia de esta pareja. Al llegar al hogar se encontraron a Katalino, solo y con una mesa con envases de cerveza y mucha ceniza de cigarro, y algunos amigos dormidos por la mucha bebida ingerida.
Y al parecer, Martina también había dejado a su esposo para irse a vivir con otro hombre, y parece que comenzaba a reunirse con los llamados estudiosos de la biblia, los conocidos testigos de Jehová.
Los hermanos líderes, apenados y tristes, se retiraron de aquel hogar preguntándose, ¿qué pasó con esta familia? ¿Qué es lo que no entendieron de las promesas de Dios acerca de los frutos del Espíritu Santo? ¿Qué los hizo apartarse tan pronto de la libertad gloriosa de la gracia de Dios e ir detrás de la miserable esclavitud de la infidelidad, de los vicios sociales, y nuevas ideas religiosas? ¿Qué los alejó de los efectos del Espíritu Santo y los llevó a vivir bajo las motivaciones de ellos mismos? ¿Habrá esperanza de cambio para estos que han sucumbido a los apetitos personales?

“Jesús lloró”

“Jesús lloró”
Juan 11:35 (NVI).

Resultado de imagen de jesús lloróHubo un detonante en los últimos meses de mi vida, que me llevó a buscar al Señor con mucha más fuerza y pasión. Satanás lanzó un golpe bajo que pudo, sin la intervención divina de Dios, destruir a mi familia; pero con mi voz más audible puedo decir que triunfó el amor.

Una amiga que amo con todo mi corazón me enseñó a orar. Sí, antes lo hacía y pensaba que lo hacía bien, no en vano he obtenido respuesta a muchas de las peticiones que he elevado al cielo; pero jamás había sentido tanto la necesidad de compenetrarme con mi yo interior, con el Jesús que habita dentro de mí como lo hago ahora.

No me da vergüenza reír, cantar, tener largas conversaciones con Él sobre lo que me angustia, me preocupa o me emociona, ya que sé que está ahí, a mi lado, y sé también, que no se aburre de mis tertulias, muchas veces cargadas de quejas; para todo tiene una respuesta y su toque especial de paz y tranquilidad reconforta mi corazón y me llena de alegría.
De rodillas he decidido librar mi batalla, gritarle a Satanás que no tiene poder ni autoridad sobre mi familia, y que es un enemigo vencido que no tiene ninguna oportunidad de ganar. Lloro y le entrego a mi Padre lo que me duele porque soy frágil y débil, y Él me ha prometido perfeccionarme en mi debilidad, además de hacer de mí una mujer valiente, guerrera y digna de su amor.

No somos de madera, somos seres humanos que sentimos y precisamos tiempo para que nuestras heridas sanen. Avanzamos, perdonamos, y no olvidamos con el único objetivo de rectificar nuestro camino y no volver a cometer los errores del pasado. Con nuestra alma enferma, muchas veces por la rabia y la impotencia ante situaciones que no está en nuestras fuerzas cambiar, nos acercamos al Todopoderoso como lo hizo Jesús, al orar en Getsemaní:

“«Es tal la angustia que me invade, que me siento morir… Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú»”. 
(Mateo 26:38-42 NVI)