domingo, 13 de abril de 2014

El corazón alegre hermosea el rostro

"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar. Eclesiastés 3:1,4
¿Cuánto tiempo hace que no ríes con ganas? ¿Esa risa, con carcajadas que suelen ser tan grandes que, cuando acaban, sientes que te duelen ambos lados de la cara? 

Días atrás compartí un fin de semana de campamento con varios amigos, y tuvimos la fortuna de podernos reír mucho. Cuando nos despedíamos, sentía una pequeña molestia en mi costado izquierdo de tanto reírme, en fin, regresé a casa diez veces mejor que cuando salí.

En los últimos 20 años, se han realizado diversos estudios científicos sobre la risa y cómo afecta al cuerpo humano, y
 entre otras cosas, se pudo descubrir que la risa es buena en varios aspectos, como la mejora del tono muscular y de la circulación sanguínea; también es una buena terapia contra la depresión, disminuye el colesterol, mejora el ritmo cardíaco, aumenta ciertas hormonas y endorfinas que hacen que nos sintamos mejor... Es tan influyente la risa para mejorar la salud humana, que decenas de investigadores han analizado y están analizando de forma intensiva, su importancia no sólo a nivel médico, sino también en otros aspectos científicos, y todos llegan a la conclusión de que reír conduce a tener una visión más positiva de la vida, y es buena para el cuerpo y para el alma.
¿No es interesante que la ciencia haya ratificado lo que el sabio Rey Salomón enseñaba hace miles de años atrás?

"El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate. El corazón entendido busca la sabiduría; Mas la boca de los necios se alimenta de necedades". Proverbios 15:13-14.

"Al fin la ciencia se pone de acuerdo con la Biblia".

¿Si he sido salvado y todos mis pecados han sido perdonados, ¿por qué no continuar pecando?

El apóstol Pablo respondió a una pregunta similar en Romanos 6:1-2, “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” La idea de que una persona pueda confiar en Jesucristo para salvación y luego siga viviendo de la misma manera que vivía antes, es absolutamente ajena a la Biblia. Los creyentes en Cristo son una nueva creación (2 Corintios 5:17). El Espíritu Santo nos transforma para no realizar las obras de la carne (Gálatas 5:19-21), sino mostrar el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). La vida cristiana es una vida transformada.

Lo que diferencia al cristianismo de cualquier otra religión en el mundo, es que el cristianismo está basado en lo que Dios ha hecho por nosotros a través de Jesucristo. Cualquier otra religión está basada en lo que debemos hacer para ganar el favor y el perdón de Dios. Cualquier otra religión enseña que debemos hacer ciertas cosas, y dejar de hacer otras, a fin de ganar el amor y la misericordia de Dios. Pero el cristianismo, la fe en Cristo, enseña que hacemos ciertas cosas y dejamos de hacer otras, por lo que Cristo ha hecho por nosotros. En agradecimiento.


¿Cómo podría alguien, habiendo sido librado del infierno, que es la pena por el pecado, volver a vivir la vida anterior, 
que tenía en su camino a la condenación? ¿Cómo podría alguien, habiendo sido limpiado de la contaminación del pecado, desear regresar a la misma cloaca de depravación? ¿Cómo podría alguien, sabiendo lo que Jesucristo hizo por nosotros, seguir viviendo como si Jesucristo no fuera importante? ¿Cómo podría alguien, sabiendo lo mucho que Cristo sufrió por nuestros pecados, continuar pecando, como si los sufrimientos de Jesús fueran sin importancia?

¿Por qué no sé decir que no?

No se trata del nivel experto de convencimiento que poseen muchas personas, de enseñar a cada uno lo que desea, tampoco el hecho de que uno siempre quiere ayudar o ser útil como pueda a los demás, o un problema de complacer a todos, quedar bien con todos y hacerles felices a pesar de sus inseguridades, pero si un problema veo siempre, es "no saber decir que no".
Llama la atención este tipo de situaciones desde varios puntos; el primero, desde el lado de la persona que necesita el favor, la ayuda, o simplemente algo de ti, muchos saben pedirlo de tal manera, que tú no entiendes que es un favor y terminas aceptando sin rechistar y sin cuestionar nada. ¿Cómo lo hacen?, ¿es un don con el que nacen?, ¿lo aprendieron de alguien? Si es así, yo también quiero aprender.
La otra perspectiva es, desde la persona a la cual se solicita el favor, una acción, un préstamo, diligencia, etc,. Esta, percibe un cierto miedo a su posible rechazo, miedo a su posible predisposición a responder no, un miedo increíble y hasta gracioso. Aunque seamos reacios a ayudar por razones personales, por razones de trabajo, salud o familia, o que simplemente no queramos, siempre encontramos una manera de no decir que NO y aceptamos hacer la petición de la otra persona.

Jamás me Rendiré

¡Jamás me rendiré! No porque yo sola pueda, sino porque sé que Tú estarás conmigo dirigiendo todo el trayecto. No es que me crea autosuficiente, tampoco es que siempre me encuentre positiva u optimista sobre lo que me espera. Es que contigo a mi lado todo es tan diferente... Tú haces que el panorama parezca más esperanzador. Tú crees en mí y eso hace que yo quiera ser mejor, que me aferre a luchar por alcanzar mis anhelos.

¡Jamás me rendiré!, es un grito de fe que pregona que confío y creo que, si Tú me permitiste vivir, tengo que hacerlo de la mejor forma posible. Significa que no estoy en este mundo por coincidencia o accidente. Estoy porque tengo un propósito y voy a hacer todo lo posible por lograrlo. Sé que vendrán días difíciles, momentos en que cansada, no querré continuar. Pero sé que me darás las fuerzas necesarias, para no dejarme llevar por el sentimiento del momento y continuar hasta terminar. Soy consciente de que habrá lágrimas en el camino, pero también encontraré motivos y razones para sonreír.

Porque rendirse significa desistir, abandonar o renunciar. Y yo no quiero dejar inconcluso aquello que comencé. Quiero culminar mi obra maestra y aunque me cueste, yo seguiré luchando con entrega para lograr alcanzar mi estrella.


El amor

11 Porque éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros. 12 No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató?  Porque sus obras eran malas, y las de su hermano eran justas. 13 Y no os maravilléis, hermanos, si el mundo os aborrece. 14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano permanece en muerte. 15 Todo aquel que odia a su hermano es homicida, y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permaneciendo en él. 16 En esto hemos conocido el amor: en que él puso su vida por nosotros. También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. 17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve que su hermano padece necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo morará el amor de Dios en él? 18 Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y de verdad. 1 Juan 3:11-18

El mandamiento y el mensaje (11 Porque éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros.)
El amor es el mensaje, es decir, la doctrina, el contenido de la Enseñanza. El amor es también el mandamiento. El amor bajo esta perspectiva, es una característica de la persona de Cristo, su ministerio profético o magisterial, que nos lleva al entendimiento de la verdad. Su ministerio real, desde otra perspectiva, decreta su voluntad, establece su precepto, que se cumple en el amor.

Juan, entonces, hace un paréntesis:

La forma del amor (12 No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató?  Porque sus obras eran malas, y las de su hermano eran justas 13 Y no os maravilléis, hermanos, si el mundo os aborrece.)

El texto distingue el amor real del falso amor. Hay una forma de obrar que no puede ser amor. Es la conducta de Caín, que implica un propósito saturado de egoísmo. 
Caín y su hermano se proponen adorar. Caín y su hermano van a ofrecer un sacrificio, y ambos tienen intereses religiosos. La mención a Caín es relevante porque no enfatiza la religión contra el ateísmo; Juan podría haber usado un personaje de los gentiles, pero Caín nos lleva a los orígenes...: La religión es incompatible con el odio. La religión, y sus pretensiones de adoración al Dios verdadero, es incompatible con el odio. Los hombres que condenaron a Jesús eran religiosos que rendían culto, al menos externamente, al Dios de Abraham. Pero ellos, al igual que Caín, no podían amar verdaderamente porque sus obras eran malas. Por contra, las del hermano de Caín eran justas. En el texto anterior, se ha mencionado que la señal del discípulo verdadero es la justicia y el amor. Caín no podía amar porque su naturaleza estaba caída (era del maligno), y porque no había justicia en él. (Es imposible en la carne amar: el orgullo no acepta la reprensión, la codicia bloquea la generosidad, la lujuria bloquea la amistad). "Y no os maravilléis de que el mundo os aborrece..." El mundo aquí es una ampliación de Caín, injusto e incapaz de amar.

Como contraste, el origen del amor no está en una religión, sino en la creencia en Él, en la relación salvadora con Cristo. Juan está proponiendo una composición cristológica del amor. El amor se hace patente como una obra de Dios y no como una obra del hombre: 14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos.  El que no ama a su hermano permanece en muerte. 15 Todo aquel que odia a su hermano es homicida, y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permaneciendo en él.