lunes, 30 de enero de 2017

La Ciencia De La Salvacion

«Dios es para nosotros un Dios de salvación». Salmo 68: 20, BA

Este es  el tesoro que se encuentra en las Escrituras. La Biblia es el gran libro de texto de Dios, el Gran Educador. El fundamento de toda la ciencia verdadera se halla en la Biblia. Por medio del estudio de la Biblia podemos aprender de todas y cada una de las ramas del conocimiento, y por si esto fuera poco, es también la ciencia de todas las ciencias, la ciencia de la salvación. La Biblia es la mina donde se hallan las riquezas inagotables de Cristo.
Resultado de imagen de La Ciencia De La SalvacionLa verdadera educación superior se obtiene estudiando y obedeciendo la Palabra de Dios. Pero cuando la Biblia se deja de lado en beneficio de libros que no conducen a Dios y al reino de los cielos, la educación que se adquiere es una perversión de ese nombre.
Hay en la naturaleza verdades asombrosas. La tierra, el mar y el cielo están llenos de verdad. Son nuestros maestros. La naturaleza hace oír su voz dando lecciones de sabiduría celestial y verdad eterna, pero la humanidad caída no presta atención a esta voz. El pecado ha nublado la visión del ser humano, y por sí mismo no puede comprender la naturaleza pues la coloca por encima de Dios. Las lecciones que nuestro entorno nos presenta no impresionan la mente de aquellos que rechazan la Palabra de Dios. La enseñanza de la naturaleza se halla tan pervertida por ellos, que aparta la mente del Creador.

Más Valioso Que El Diamante

“Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia?” “El oro no se le igualará, ni el diamante” (Job 28:12,17).
Resultado de imagen de Más Valioso Que El DiamanteEn el oscuro ambiente de una mina de Sudáfrica, Frederick Wells no podía creer lo que acababa de encontrar. A primera vista, le pareció un trozo de vidrio que algún bromista había dejado allí para confundirlo. Pero mirándolo mejor, comprendió que ese 26 de enero de 1905 había encontrado el diamante en bruto más grande del mundo. Claro que, todavía no conocía los detalles, pero sabía que había encontrado algo grande. Wells era jefe de la Premier Diamond Mining Company, de Cullinan, a 40 kilómetros al este de Pretoria, Sudáfrica. El diamante pesó más de 3.000 quilates (600 gramos), y fue nombrado "Cullinan" en honor a Sir Thomas Cullinan, propietario de esa mina de diamantes. También es conocido como Estrella del Sur, nombre tomado de la novela de Julio Verne.
Este diamante en bruto fue obsequiado al rey Eduardo Vil en su cumpleaños, quien ordenó tallarlo en 1906. Se obtuvieron un total de 150 piedras tallas, algunas de las cuales terminaron en el Cetro de la Cruz y la Corona del Estado Imperial Británico.
Visitando el Museo Smithsonian de Ciencias Naturales, hay la oportunidad de contemplar varias piedras preciosas. Se queda uno prendado de su belleza; del modo en que reflejan y refractan la luz y los colores vivos que ningún otro material es capaz de reproducir. Sin embargo, la Biblia nos dice que la verdadera sabiduría e inteligencia sobrepasan en belleza y valor al más grande y esplendoroso diamante; más que el Cullinan, escogido para ser colocado en la corona británica.

¿Cuál fue el papel del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento?

Imagen relacionadaEl papel del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento es muy parecido a Su papel en el Nuevo Testamento. Cuando hablamos del papel del Espíritu Santo, podemos discernir cuatro áreas generales en las que el Espíritu Santo trabaja: 1) regenerando, 2) residiendo (o llenando), 3) restringiendo, y 4) capacitando para el servicio. La evidencia de estas áreas de la obra del Espíritu Santo está presente tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. 

La primera área de trabajo del Espíritu está en el proceso de regeneración. Otra palabra para regenerar es “renacer,” de donde procede el concepto de “nacer de nuevo.” El texto bíblico de la prueba de esto se encuentra en el Evangelio de Juan: “En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.” (Juan 3:3). Esto conduce a la pregunta: ¿qué tiene que ver esto con la obra del Espíritu en el Antiguo Testamento? Más adelante, en Su diálogo con Nicodemo, Jesús le dijo: “Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? (Juan 3:10). El punto en el que Jesús quería incidir, es que Nicodemo debía haber sabido la verdad de que el Espíritu Santo es la fuente de la vida nueva, porque así es revelado en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, Moisés les dijo a los israelitas antes de entrar a la Tierra Prometida que “el SEÑOR tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.” (Deuteronomio 30:6). Esta circuncisión del corazón es la obra del Espíritu de Dios y únicamente puede ser realizada por Él. También vemos el tema de la regeneración en Ezequiel 11:19-20 y Ezequiel 36:26-29.

El fruto de la obra de regeneración del Espíritu es la fe (Efesios 2:8). Ahora sabemos que había hombres de fe en el Antiguo Testamento, porque Hebreos 11 nombra a muchos de ellos. Si la fe es producida por el poder regenerador del Espíritu Santo, éste debe ser el caso de los santos del Antiguo Testamento, quienes vieron la cruz en el futuro, creyendo que lo que Dios había prometido respecto a su redención sucedería. Ellos recibieron las promesas “… habiéndolas visto y aceptando con gusto desde lejos” (Hebreos 11:13), aceptando por fe que lo que Dios había prometido que también lo cumpliría. 

Saquemos el máximo provecho a nuestro trabajo

“Ama lo que haces, y no tendrás que trabajar ningún día de tu vida”, dice un refrán moderno. Pero no siempre nos toca hacer lo que nos gusta, ni trabajar junto a gente fácil de llevar. Cualquier trabajo, incluso el que nos encanta, tiene momentos en los que nos produce hastío. Nuestra actitud, entonces, no puede depender del trabajo en sí mismo ni de cómo nos sentimos en cuanto a él, sino que debe ser el reflejo de nuestra situación como hijos de Dios. Lo más sabio sería adoptar una nueva forma de pensar: “Trabaja para el Señor que amas, y te sentirás realizado cada día de tu vida”. 
Resultado de imagen de Saquémosle el máximo provecho a nuestro trabajoLe sacamos el máximo provecho a nuestro trabajo cuando nos veamos como siervos. El mundo de hoy nos enseña a buscar poder y respeto para nosotros, en vez de trabajar con dedicación para quienes tienen autoridad sobre nosotros. 
Por eso, cuando se trata de nuestra actitud en cuanto al trabajo, la Palabra de Dios nos enseña: “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales” (Colosenses 3.22). La obediencia bíblica no es algo que oculta resentimiento y malestares internos, sino una verdadera dedicación para satisfacción del empleador. 
Los hijos de Dios hemos sido llamados a ser sus siervos. Puesto que pasamos gran cantidad de tiempo en nuestros trabajos, mucho de nuestro servicio se hace allí. Como empleados, debemos aplicar los principios bíblicos de la obediencia y el sacrificio, porque cualquiera que sea nuestro jefe, Dios es la autoridad máxima que ve nuestras acciones, y Él quiere vernos practicando la santidad en el trabajo.