jueves, 9 de mayo de 2019

¿Cómo hacer para que Dios responda a mis oraciones?

Resultado de imagen de ¿Cómo puedo hacer que Dios responda a mis oraciones?Mucha gente cree que una “oración es contestada” solo cuando Dios accede a una petición en oración ofrecida a Él. Si la petición de oración no es concedida, con frecuencia se entiende como una oración “no contestada”. Sin embargo, esto es una comprensión incorrecta de la oración. Dios responde a toda oración que es elevada hacia Él. Lo que debemos tener en cuenta es que algunas veces Dios responde “no” o “espera”. Dios solo promete concedernos nuestras oraciones cuando le pedimos de acuerdo a Su voluntad. 1 Juan 5:14-15 nos dice; “Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”. 

¿Qué significa pedir de acuerdo a Su voluntad? Orar de acuerdo a la voluntad de Dios es orar por cosas que traerán honra y gloria a Dios, y/u orar por cosas que la Biblia revela claramente que es la voluntad de Dios. Si oramos por algo que no es para honrar a Dios, o que no es la voluntad de Dios para nuestras vidas, Dios no nos dará lo que le pedimos. ¿Cómo sabemos cuál es la voluntad de Dios? Dios promete que nos dará sabiduría cuando se la pidamos. Santiago 1:5 dice; “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. 

Un buen lugar bíblico para empezar es 1 Tesalonicenses 5:12-24, que describe muchas cosas que son la voluntad de Dios para con nosotros. Entre más entendamos la Palabra de Dios, mejor sabremos por lo que debemos orar (Juan 15:7). Entre más sepamos por lo que debemos orar, más a menudo Dios responderá “sí” a nuestras peticiones. 

¿Tienen que obedecer los cristianos la ley del Antiguo Testamento?

La clave para entender este asunto es saber que la ley del Antiguo Testamento fue dada a la nación de Israel, no a los cristianos. Algunas de las leyes fueron para que los Israelitas supieran cómo obedecer y agradar a Dios (por ejemplo, los Diez Mandamientos). Algunos de estos les mostraban cómo adorar a Dios y cómo pagar por los pecados (en aquel entonces, el sistema de sacrificios). Otras leyes simplemente eran, para hacer a los israelitas diferentes de otras naciones (las reglas de alimentación y vestimenta). Pero ninguna de las leyes del Antiguo Testamento son aplicables hoy a nosotros, porque cuando Jesús murió en la cruz puso fin a la ley del Antiguo Testamento (Romanos 10:4Gálatas 3:23-25Efesios 2:15).
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Desde entonces, en lugar de estar bajo la Ley del Antiguo Testamento, estamos bajo la ley de Cristo (Gálatas 6:2), esto es "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Mateo 22:37-40). Si hacemos estas dos cosas, estaremos cumpliendo con todo lo que Cristo quiere que hagamos: "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Mateo 22:40). Ahora bien, esto no significa que la ley del antiguo testamento sea irrelevante hoy en día. Muchos de los mandamientos de la ley del antiguo testamento pertenecen a las categorías de "amar a Dios" y "amar al prójimo". Además, la ley del antiguo testamento es una buena guía para saber cómo amar a Dios y saber lo que implica amar al prójimo. Al mismo tiempo, decir que la ley del antiguo testamento es aplicable a los cristianos hoy en día es incorrecto. La ley del antiguo testamento la debemos tomar en conjunto (Santiago 2:10); o se aplica en su totalidad, o nada de la ley se aplica. Si Cristo cumplió parte de la ley, como el sistema de sacrificios, entonces la cumplió toda.

"Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos" (1ª Juan 5:3). Los diez mandamientos eran esencialmente un resumen de toda la ley del antiguo testamento. Sin embargo, nueve de los Diez Mandamientos están repetidos en el Nuevo Testamento (todos, excepto el mandamiento de observar el Día de Reposo). Obviamente, si estamos amando a Dios, no estaremos adorando a otros dioses o adorando a ídolos. Si estamos amando a nuestro prójimo, no lo estaremos asesinando, ni mintiendo, ni cometiendo adulterio contra él, o codiciando lo que le pertenece. El propósito de la ley del antiguo testamento es convencer al mundo de nuestra incapacidad para guardar esta ley, y apuntar a nuestra necesidad de Jesucristo como Salvador (Romanos 7:7-9De manera que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Gálatas 3:24).
Dios nunca planeó que la ley del antiguo testamento fuera ley universal para todas las personas y para todos los tiempos. Debemos amar a Dios y a nuestro prójimo. Si obedecemos esos dos mandamientos fielmente, estaremos cumpliendo todo lo que Dios requiere de nosotros.


Me Hablas

Puedes escuchar a Dios todos los días. Es más, deberías escucharlo todos los días.
Dios espera que Sus hijos, los que lo conocen personalmente y conocen Su voluntad y Su Palabra, lo toquen a Él personalmente, directamente, que tengan contacto directo con Él, y no a través de la fe o las oraciones de otras personas.
Si te detienes unos momentos, dejas de pensar en otras cosas y le prestas a Él tu atención, escucharás al Señor.
En el frescor del día paseo contigo bajo la agradecida sombra de mi jardín.
Escucho Tu voz entre los árboles y no tengo miedo.
Tu mano que pone a dormir las flores, una por una en sus pliegues de rocío…
… es fuerte para guardarme y competente; no me soltará.
Me hablas a través del viento, me sonríes desde todas las estrellas.
Para mí, no eres sordo ni ciego, ni estás ausente, ni lejos.
La oración no es un monólogo, sino un diálogo cuya parte más esencial es la respuesta de Dios.
Escuchar la voz de Dios es lo que me da la seguridad de que Él escuchará la mía.
Resultado de imagen de me hablasTodo lo que hay en la Tierra está sujeto a Ti.
No puedo apartarme de Tu amor.
Tu amor me sigue por doquier.
Deseo ser una presencia amorosa y constante en tu vida.
Quiero comunicarme personal y directamente contigo.
No deseo una relación distante, fría o mental, sino profunda y sincera.
De corazón a corazón.
Quiero que comulguemos íntimamente, que conversemos, que tomemos decisiones juntos y que a veces nos comuniquemos sin decir palabra.
Deseo que cultivemos un vínculo de amor más fuerte del que has entablado con persona alguna, algo que ahora ni siquiera eres capaz de imaginar.
En toda relación de amistad hace falta tiempo y práctica para actuar con confianza con la otra persona, y hacerlo con naturalidad y espontaneidad. Lo mismo sucede cuando quieres aprender a conversar libremente conmigo.
Si haces el esfuerzo, te hablaré.
Quizá las primeras veces pensarás que esa vocecita que oyes en lo profundo de tu ser proviene de tu mente, pero con el tiempo sabrás que es Mía. Puede que te dé ideas o respuestas a tus interrogantes; o tal vez te infunda una sensación de paz y bienestar; o quizá simplemente te diga lo mucho que te aprecio y cuánto disfruto de tu compañía.
Estoy lleno de sorpresas; nunca sabrás con qué te vas a encontrar.
Pero te prometo una cosa:
¡Jamás te defraudaré!