viernes, 12 de enero de 2018

Jerusalen: La tierra de leche, miel y una piedra muy pesada.

Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. Génesis 15: 12-16
La tierra de Israel fue prometida al pueblo judío (futuros descendientes de Abraham, Isaac y Jacob) hace unos 4.000 años. En ese momento, los pueblos paganos de los amorreos, jebuseos, amalecitas, cananeos, etc., habían ocupado la tierra que fluía leche y miel. Hace unos 3.600 años, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob cumplió su promesa; liberó a los hebreos de la esclavitud egipcia y los llevó a la Tierra Prometida.
Hace alrededor de 3.000 años, el rey David fundó la ciudad basándose en las que hasta ese momento habían sido las ciudades cananeas y jebuseas de Jeru y Shalem. Y he aquí que, cuando el ángel del Señor estaba en el proceso de destruir Jerusalén, Dios detuvo su camino de destrucción cerca de la era de Arauna el jebuseo (2 Samuel 24:16), e instruyó a Gad el vidente para que le dijera al Rey David que hiciera el sacrificio allí. Antes de hacer eso, el rey David compró la era y los toros para hacerlo. Hace 2,000 años, Jerusalén ya era la capital establecida en la provincia romana de Judea.
Hace 1,000 años, Jerusalén estuvo bajo el control de la dinastía Abbasid (musulmana) y también estuvo a punto de ser capturada por los primeros cruzados. Hace 500 años, los turcos otomanos derrotaron a las fuerzas mamelucas y capturaron Jerusalén. Hace 120 años, Theodor Herzl convocó el primer Congreso Sionista en Basilea, Suiza, en 1897. Fue aquí cuando los judíos europeos comenzaron a planear regresar a su antigua patria, que en ese momento, todavía estaba bajo el control de los turcos otomanos. Hace 100 años, las fuerzas británicas liberaron a Jerusalén de los turcos otomanos (que se habían alineado con los poderes centrales en la Primera Guerra Mundial). Y hace 70 añoslos Judíos ganaron su derecho a la condición de Estado el 29 de noviembre de 1947 en las Naciones Unidas, con la Resolución 181.Solo hace 50 años, las fuerzas judías derrotaron totalmente a numerosas fuerzas árabes y egipcias en la Guerra de los Seis Días en 1967, y capturaron la ciudad de Jerusalén de los jordanos en el proceso. Hace 40 años, el presidente de los EE. UU. Jimmy Carter, junto con el presidente egipcio Anwar Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin, comenzaron a preparar el escenario para lo que se conocería como los Acuerdos de Camp David. Los Acuerdos, que establecerían durante los siguientes cuarenta años, fue la idea de “tierra de paz”. Hace 30 años, el Instituto del Templo se formó para hacer que el tercer templo judío se convirtiera en realidad. Hace 22 años, el Congreso de los EE. UU. aprobó la Ley de la Embajada de Jerusalén, que exige que los EE. UU. muevan su embajada de Tel Aviv a Jerusalén o que se suspenda cada seis meses.
Hace 2 semanas, el presidente de EE. UU., Donald Trump, no firmó previamente esta renuncia, y luego anunció oficialmente a Jerusalén como la capital eterna de Israel. Después instruyó a su Departamento de Estado a comenzar a trasladar la embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv a Jerusalén. Se convirtió en el primer presidente de los EE. UU. en hacerlo en 70 años.

Los dones espirituales

Cristo es la cabeza de la iglesia, pero cada uno de nosotros desempeña un papel esencial.
En los últimos años se ha hablado mucho acerca de los dones espirituales, habilidades, dadas por Dios, con las que nos equipa para servir de manera efectiva. Sin embargo, muchas personas en la iglesia no lo entienden exactamente, o no quieren aceptar lo que Él nos ha dado.
Los dones espirituales que tenemos han sido escogidos específicamente por Dios para cada uno de nosotros, para nuestro bien y para el bien de la Iglesia. El Señor quiere que todos sirvamos en su reino de algún modo, no solo porque hay trabajo que hacer, sino porque además servir nos acerca más a Él. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos; por tanto, tenemos la responsabilidad de descubrir nuestros dones espirituales, y luego cultivarlos para hacer uso de ellos con la ayuda del Espíritu Santo.
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DESCUBRIMIENTO DE NUESTROS DONES ESPIRITUALES
Pablo dijo a los corintios: “En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que seáis ignorantes” (1 Corintios 12.1 LBLA). Dios no está tratando de escondernos los dones que tenemos. Por el contrario, quiere que sepamos cuáles son y cómo utilizarlos. La Biblia contiene varias listas de los diversos dones (Romanos 12.6-8; 1 Corintios 12.4-11, 28; Efesios 4.11, 12). Aunque difieren entre ellas, todos los dones proceden de un mismo Espíritu (1 Corintios 12.4). Para descubrir nuestros dones espirituales, debemos examinar cómo reaccionamos ante ciertas situaciones o necesidades. En vez de pensar en lo que deberíamos hacer o en cómo están sirviendo otras personas, debemos enfocarnos en lo que nos motiva. Por ejemplo, si tenemos pasión por estudiar la Palabra de Dios y compartir lo que hemos aprendido, es posible que tengamos el don de la enseñanza. Si nos gusta ayudar a los demás o demostrar compasión, eso puede indicar que tenemos el don de servicio o de misericordia.

DESARROLLO DE NUESTROS DONES ESPIRITUALES

Una vez que hayamos descubierto nuestros dones, debemos cultivarlos. Aunque recibimos los dones en el momento de la salvación, no vienen totalmente desarrollados. Por medio de la práctica aprendemos a usarlos. Es como el desarrollo de un talento; alguien puede tener una habilidad musical innata, pero si nunca recibe la instrucción de un maestro cualificado o hace el intento de tocar un instrumento, ese talento permanecerá en estado latente. De forma similar, puesto que los dones son habilidades divinas, no naturales, que hemos recibido de Dios, deben ser investidos de poder por el Espíritu Santo para poder ser efectivos. Los resultados del esfuerzo propio solo crean tensión, agotamiento y falta de fruto. Pero si andamos en obediencia y sometimiento al Espíritu, Él hace que nuestros esfuerzos tengan éxito.

Nuestro verdadero nombre está escrito en los Cielos

Nuestro verdadero nombre está escrito en los Cielos. 
Ahora presta atención: tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán contra ella. Mateo 16:18 
Cuando nacemos nuestros padres nos dan un nombre. Al oírlo respondemos al instante, sin pensarlo, porque este nombre nos identifica entre los demás. Pero nuestro verdadero nombre está escrito en los Cielos, y es dado por nuestro Padre Celestial, porque este nombre refleja todo lo que somos en Él, dejando a un lado cualquier tipo de herencia de nuestros padres naturales, y asumiendo la herencia espiritual que nos identifica en el mundo espiritual.

Este nombre nos da identidad y nos asegura quiénes somos en el Señor. Por eso es tan importante conocer cuál es nuestro nombre espiritual, para entender el poder que obra en nosotros. Como es el caso de Pedro, quien de ser Simón, que significa una caña endeble, pasó a ser Pedro, que quiere decir roca. De ser algo débil en lo natural, en lo espiritual era fuerte y resistente, una roca sobre la cual Cristo levantaría Su Iglesia.

No miremos la herencia natural heredada de nuestros padres terrenales, sino la espiritual. Esa se nos ha dado desde antes de la formación del mundo y antes de que estuviésemos en el vientre de nuestra madre, para que hagamos maravillas y prodigios en Su nombre.

La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento

Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7
Cristianos, a menudo la Biblia nos exhorta a permanecer tranquilos pese a las dificultades. Nos esforzamos en ello, y esto es bueno, pero, ¿qué dice el versículo? “La paz de Dios… guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. No dice que nuestros corazones siempre conservarán esta paz, sino que, cuando hayamos echado nuestra carga sobre Él, en oración, su paz guardará nuestros corazones.
Dios sabe de antemano todo lo que nos va a suceder. Todos los acontecimientos forman parte de sus planes y no cambian en nada su amor por nosotros. Por gracia podemos disfrutar de sus tiernos cuidados. ¡Él nos escucha! Por eso, en todas las circunstancias, en vez de preocuparnos y pensar que va a suceder lo peor, presentemos nuestras oraciones a Dios y contémosle todo lo que aflige nuestros corazones, porque podemos confiar en su perfecto amor y exponerle con libertad nuestras peticiones: su respuesta siempre será una respuesta de gracia, incluso si no es la que esperamos.
¡Mantengamos firme nuestra confianza en Él, teniendo presente que le hemos confiado nuestras dificultades! Creamos que Él está por encima de todas las situaciones que podrían turbarnos. Entonces experimentaremos que Él tranquiliza nuestro pesado corazón dándonos su paz, que “sobrepasa todo entendimiento”.
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).