domingo, 20 de marzo de 2016

La Travesía Es Lo Que Cuenta

Todos tenemos sueños; algunos nacemos prácticamente con ellos y otros simplemente tropezamos con nuestro llamado. No fui diferente; yo también tuve un sueño: cuando dormía, soñaba con vivirlo; cuando me levantaba, trabajaba para vivirlo.
Un buen día, alguien me dijo; “Viajar es mejor que llegar”.
Entonces me reí, sin comprender en realidad cómo era eso posible. Y no me di cuenta de lo cierto que era hasta que tuve lo que quería. Fue entonces cuando me percaté de que la persona que vive el sueño es diferente que la que ha trabajado por él. Ahora me he convertido en una persona más sabia, calmada, fuerte y apasionada.
La travesía me había transformado. Cometí errores y aprendí de ellos. Me caí y aprendí a levantarme de nuevo. Lloré y aprendí a secarme mis lágrimas. Hice amistades y aprendí a valorar a la gente. Hice enemigos y aprendí a valorar las lecciones. La travesía había transformado una tonta oruga en una hermosa mariposa, esperando ansiosamente explorar el mundo con sus recientemente halladas alas.
Así que amigos, recordemos siempre: “La experiencia es el mejor maestro. Con ella, no hay garantías plenas de que llegaremos a ser artistas, pero solo la travesía cuenta”.
Así que… ¡salud a una nueva travesía!

Mejores que el Oro

Estas palabras fueron escritas en las decimoctavas Olimpíadas de Tokio:  “Lo más importante de los Juegos Olímpicos no es ganar sino participar; así como lo más importante en la vida no es el triunfo, sino la lucha. Lo esencial es… haber peleado bien”.
Los atletas que alcanzan los Juegos Olímpicos son ya los mejores entre los mejores de cada nación. Cada atleta ha sobresalido en pruebas que pocos de sus compañeros pudieran jamás alcanzar. Sin embargo, solo uno se llevará la medalla de oro, otro la de plata y un tercero la de bronce.
Aquellos que están muy acostumbrados a ganar, se enfrentan a la devastadora posibilidad de perder no solo delante de sus compañeros de especialidad, sino también de sus compatriotas y, en esta época de televisión mundial, delante del mundo entero.

¿Qué dice la Palabra de Dios de la Semana Santa?

En esta semana se celebra la Semana Santa, y como cristianos evangélicos preguntamos,
¿Qué dice La Palabra de Dios? ¿DEVOCIÓN O FIESTA?

Se dice que en Andalucía (España) cuando llega la primavera, se produce una explosión de vida y alegría. Es verdad. Por el contrario, la Semana Santa constituye una fecha que nos trae a la memoria escenas de dolor y muerte. Se habla mucho de la Semana Santa como una tradición, una manifestación cultural e incluso una fiesta de los sentidos por su barroquismo y aroma a incienso y flores, que cautivan a las grandes masas en las calles de nuestras ciudades.

PERSONAS SINCERAS
No cabe duda de que dentro de estas multitudes, hay personas muy sinceras que contemplan esas escenas de la imaginería religiosa con mucha devoción y respeto. A estas personas van dirigidas estas sencillas preguntas que quizá nunca se hayan planteado: ¿Qué opina Dios de las imágenes? ¿Aprueba Jesucristo esta forma de celebración?

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

Respondiendo a la primera pregunta, se puede decir que en la misma Biblia Católica, en el libro llamado Éxodo, en su capitulo 20 versículos 4 y 5 dice textualmente: “No te harás imagen de lo que esté arriba en los cielos o abajo en la tierra o debajo de ella y no te inclinarás ante ella ni la adorarás”
Este es el segundo mandamiento de la Ley de Dios, aunque la Iglesia Católica lo haya excluido de su catecismo. Grave asunto, es un mandamiento de Dios.
Seguramente, alguien diría que este mandamiento fue dado solo para el antiguo pueblo de Israel, pero no es así, sino que es dado a todo creyente en Dios como creador y padre de Jesucristo. Es decir, para todos los Cristianos. Por lo tanto, es una desobediencia grave a la Ley de Dios venerar, honrar e inclinarse ante imágenes.

Ante la adversidad recurre a Dios

ECLESIASTÉS 7:14 “En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. DIOS hizo tanto el uno como el otro, a fin de que el hombre no sepa qué trae el futuro”. 
Hay muchas maneras de comportarnos cuando nos toca afrontar la opresión y la adversidad. Podemos adoptar una actitud derrotista y murmuradora, que nos lleve a quejarnos de nuestra situación y a echar la culpa a los demás por lo que nos está ocurriendo. Podemos asumir una actitud fatalista y responsabilizar al destino o la “mala suerte”, por la situación que nos ha tocado atravesar. Podemos exhibir una conducta beligerante y descargar nuestra rabia hacia los demás, por las cosas que nos están pasando. Podemos enfocarnos en una actitud de negación de la realidad, como si con ello pudiéramos hacer desaparecer la opresión que nos rodea. En fin, hay muchas maneras de reaccionar, lo cual, en cualquier caso, depende de la persona y de la actitud que ésta asuma frente a las circunstancias.
20110827092955__dsc0023Una de las conclusiones a las que llegó el célebre psiquiatra austríaco, escritor y sobreviviente del Holocausto, Viktor Frankl, en su reconocida obra “El hombre en busca de sentido”, es que hay una sola cosa que no le puede ser quitada al ser humano: la libertad de escoger la actitud con la cual enfrentarse a sus circunstancias. Esa libertad nos fue dada por DIOS.
Recordemos al patriarca José y la actitud que tuvo ante las duras circunstancias bajo las cuales se vio envuelto. Recordemos la actitud de nuestro Señor Jesucristo ante los ataques y las vejaciones a las cuales fue sometido. Con un amor incompresible para nosotros, pidió al Padre que perdonara a quienes lo humillaban y acusaban, porque no sabían lo que hacían.