Cuando Dios hizo la creación, es verdad que todo lo que existía era bueno. Una de las cosas buenas que Dios hizo fueron criaturas con la libertad de elegir el bien. Para hacer una elección real, Dios tuvo que permitir algo más que el bien para elegir (el mal). Así es que Dios permitió a estos seres libres, tanto ángeles como humanos, elegir entre el bien y la ausencia de éste (el mal). Cuando existe una mala relación entre dos cosas buenas, le llamamos “el mal”, pero eso no lo convierte en una “cosa” que haya requerido la creación de Dios.
Tal vez la siguiente ilustración nos ayude. Si se le preguntara a una persona corriente “¿existe el frío?”, su respuesta sería que sí. Sin embargo esto es incorrecto. El frío no existe. El frío es la ausencia de calor. De forma similar, la oscuridad no existe, es la consecuencia de la falta de luz. Igualmente, el mal es la ausencia del bien, o mejor dicho, el mal es la ausencia de Dios. Dios no creó el mal, más bien sólo permitió la ausencia del bien.