jueves, 26 de julio de 2018

¡Calla, alma mía!

En verdad me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre. ¡Como un niño destetado está mi alma! Salmo 131;2
Imagina a un padre o una madre con el dedo extendido sobre su nariz y su boca, tranquilizando a su hijo con palabras suaves: «shhh… todo está bien». Con el gesto y palabras sencillas busca consolar y tranquilizar al pequeño en su descontento, incomodidad o dolor. Escenas como esta son universales y constantes, y casi todos hemos dado o recibido tales expresiones de amor. Esta es la imagen que nos puede venir a la mente cuando meditamos en el Salmo 131:2.
El lenguaje y la cadencia de este salmo sugieren que David había experimentado algo que lo llevó a una profunda reflexión. ¿Alguna vez enfrentaste una decepción, derrota o fracaso que te impulsaron a orar con intenso recogimiento? ¿Qué haces cuando las circunstancias te abruman, cuando suspendes un examen, pierdes un trabajo o terminas una relación? David derramó su corazón ante el Señor, mientras escudriñaba y evaluaba con sinceridad su alma (Salmo 131:1). Al calmarse ante sus circunstancias, su satisfacción fue como la de un niño que se tranquiliza por el mero hecho de estar con su mamá (verso 2).
Las circunstancias de la vida cambian, y a veces, nos superan. No obstante, podemos sentirnos esperanzados y contentos al saber que hay Alguien que prometió no dejarnos ni abandonarnos nunca. Podemos confiar plenamente en Dios. 
Señor, ayúdame a no estar ansioso, sino a confiar en ti.
La satisfacción solo se encuentra en Cristo.

La Respuesta de Dios

Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.” Marcos 14:32-33

Al Getsemaní solo subieron tres de los doce discípulos de Jesús. A tu Getsemaní, dice Dios Padre, no van a subir todos los que te siguen. En el día de tu gloria no van subir aquellos que sanaste, ni la multitud que necesita de ti, ni la multitud a la que le multiplicaste los panes y los peces. A ese lugar donde tú vas a ser vilipendiado, donde vas a ser prensado para sacar lo mejor de ti, no van aquellos que dicen Hosanna y que te celebran.
Y Cristo les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Marcos 14:34-35

Jesús oró al Padre que, si fuera posible, lo sacara de aquel problema. Hoy en día, lo que se le ha enseñado a la gente es a orar, como Jesús lo hizo en aquella ocasión, para que Dios les libre de problemas. Lo triste de esto es que, muchas veces, Dios no contesta este tipo de oración, y es la única que muchos saben hacer.
Resultado de imagen de la respuesta de dios a nuestras oraciones

La Biblia dice que Jesús fue y oró, en el verso 36, para que Dios lo librara de lo que se aproximaba, diciendo: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; esta no es una mala oración, sin duda, pero no es la oración que se debe hacer en momentos parecidos. Pero Jesús, complementándola, continúa diciendo “…aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú, esa sí era la oración (complemento) pertinente. Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Cristo estaba en un momento muy difícil y duro de su vida, pero no encuentra apoyo ni siquiera en aquellos 
que, se supone, debían estar con él hasta el último momento. ¿No ha llegado un momento en tu vida, en el que tú no puedes encontrar apoyo en nadie? Y dice la biblia, en el verso 38“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras. ¿Cuáles mismas palabras? Las que había dicho antes: Padre, si es posible, pasa de mí esta copa. Tú todo lo puedes.

Jesús se encuentra en el punto de su vida donde la promesa de Dios va a ser cumplida; la palabra que Dios había dado hace miles de años estaba a punto de ver la luz, y esa presión estaba dentro de Él.
Jesús estaba siendo presionado por todas partes. El texto sigue diciendo: “Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle. Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.”

Cuando todos condenan, Jesús no lo hace

Entonces los escribas y fariseos le trajeron a Jesús una mujer sorprendida en adulterio y poniéndola en medio de él, le dijeron:​ Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres, Tú, pues, ¿qué dices? (Juan 8:3-5).



Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe(Efesios 2:8 y9). 

Hay muchas personas en el mundo que siguen pensando, convencidas de ello, que por ser buenas personas, por haber tratado siempre de hacer el bien, o por tener compasión y misericordia de los más necesitados, tienen asegurada su paz con Dios y la entrada al cielo.

Por otra parte, hay muchas iglesias llenas de cristianos moralistas. Son personas con muchas responsabilidades en la iglesia, manejan finanzas, organizan eventos, están en todas las reuniones y no pierden ninguna de las vigilias, los ayunos y los retiros.
Usted y yo también estamos entre estos dos grupos, los dispuestos a tirar las piedras o de aquellos pocos que vienen quebrantados a los pies del Señor. Ambos somos grupos de pecadores y ninguno estamos exentos de tal condición. Hijos del primer Adán somos todos.
Y aquí debemos tener claro que todos necesitamos la compasión de Jesús, su misericordia y el toque sublime de su gracia.  


¡Señor Jesús,  muéstranos nuestro pecado y danos

un espíritu de arrepentimiento sincero!