Me esfuerzo para alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir. Filipenses 3:13-14
Realmente asombra la cantidad de gente que vive sin tener metas en su vida. Para muchos su interés es sólo la existencia diaria. Millones de personas no han tomado aún un lápiz y un papel para trazarse un objetivo en su vida, ni han pedido a Dios dirección sobre cómo vivirla.
Pero cada persona necesita metas y ¿sin planear objetivos en nuestras vidas, cómo sabremos si hemos triunfado a o no? J.C. Penney dijo: “Muéstreme a alguien que trabaje bajo metas y yo le enseñaré un hombre que hará historia. Muéstreme a alguien que trabaja sin metas y le mostraré un hombre que trabaja sólo para existir”.
Y para lograr la meta de una vida más profunda con Jesucristo, debemos asegurarnos que nos detenemos a evaluar nuestra condición espiritual. Si nosotros no sabemos cómo o donde estamos, es difícil saber si progresamos en nuestro caminar con Dios o no.
Entonces necesitamos estar dispuestos a reconocer de qué estamos careciendo, para así hacer las correcciones indispensables en nuestra vida. Pablo escribió en sus cartas que él no quería desviarse del Señor. Creyó que su ejemplo diario, su forma de actuar día a día era sumamente importante para su vida.