miércoles, 17 de julio de 2019

¿Qué significa adorar al Señor en espíritu y en verdad?

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La idea de adorar al Señor "en espíritu y en verdad" viene de la conversación que tuvo Jesús con la mujer en el pozo en Juan 4:6-30. En la conversación, la mujer estaba discutiendo sobre los lugares de adoración con Jesús, diciendo que los judíos adoraban en Jerusalén, mientras que los samaritanos adoraban en el monte Gerizim. Jesús le acababa de revelar que Él sabía acerca de sus muchos maridos, así como el hecho de que el hombre con el cual vivía no era su marido. Esto hizo que ella se sintiera incómoda, por lo que intentó desviar Su atención de su vida personal y pasar a temas religiosos. Jesús no quiso desviarse de la lección que quería darle sobre la verdadera adoración, y llegó al punto central del asunto: "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren" (Juan 4:23).

La aplicación general sobre la adoración al Señor en espíritu y en verdad, es que no debe limitarse a una única ubicación geográfica ni necesariamente debe ser regulada por las disposiciones transitorias de la ley del Antiguo Testamento. Con la venida de Cristo, la separación entre judíos y gentiles ya no era procedente, como tampoco lo era la centralidad del templo en la adoración. Con la venida de Cristo, todos los hijos de Dios adquirieron igual acceso a Dios a través de Él, y la adoración se convirtió en un asunto del corazón, no de las acciones exteriores, dirigida por la verdad y no por una ceremonia.

En Deuteronomio 6:5, Moisés establece para los Israelitas cómo amar a su Dios: "Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas". Nuestra adoración a Dios es dirigida por nuestro amor hacia Él; cuando amamos, adoramos. Puesto que la idea de "fuerza" en hebreo indica totalidad, Jesús amplió esta expresión a la "mente" y "con todo lo que eres" (Marcos 12:30Lucas 10:27). Adorar a Dios en espíritu y en verdad implica amarlo con todo el corazón, el alma, mente y fuerza.

Cristo es la peña de Horeb que está brotando por mí.

Tipos y figuras de la Biblia
¿Sabías de esta analogía? Israel, el pueblo escogido por Dios fue sacado de Egipto por la mano poderosa del Señor. En su peregrinar por el desierto siempre fueron infieles a Dios; pero aún así llegaron a la tierra de Canaán, y finalmente Dios mismo tuvo que descender en forma humana a este mundo, para morir en una cruz por su pueblo y poder redimir a ellos y a nosotros, los gentiles.
Definitivamente el pueblo de Israel no pudo, con sus obras, ceremonias y cumplidos, satisfacer la santa justicia de Dios. Esto solo lo pudo lograr la persona de Cristo.
Pues resulta que, tú y yo también, somos hoy ese pueblo que Dios ha escogido y nos ha sacado de este mundo de pecado, por Su mano poderosa (no por nuestros esfuerzos piadosos); pero en medio de nuestro peregrinar cristiano siempre estamos siendo infieles a Dios.
Por lo tanto, no queda otra alternativa que abrazar y creer en el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario, para redimir todas nuestras miserables maldades.

En medio del desierto el pueblo de Israel tuvo muchas quejas y pecados; pero Jehová Dios siempre fue paciente y amoroso con ellos, satisfaciendo sus necesidades en medio de los grandes desafíos que resultó su peregrinar a la tierra prometida.
Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua. (Jeremías 2:13).

Los hijos de Dios han tomado de la peña de Horeb, y ya no corren de aquí para allá buscando donde calmar su sed.


Historia de la Biblia
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Los primeros versículos del capítulo 17 de Éxodo nos describen la historia de cómo los israelitas argumentaron contra Moisés y le dijeron: ¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿Solo para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?

Clamó entonces Moisés al Señor, y le dijo: ¿Qué voy a hacer con este pueblo? ¡Solo falta que me maten a pedradas!
Entonces, el Señor le dijo: golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Éxodo 17;6
Dios en Su Gracia, les hizo brotar una fuente de agua de la roca de Horeb. ¡Qué maravillosa paciencia y tolerancia de Dios hacia los pecadores que le provocan! Dios muestra su poder y su compasión en medio del desierto y hace un milagro de misericordia para su pueblo.

El halcón que no podía volar

Un rey recibió dos crías de halcón como regalo y las entregó a uno de sus instructores, especialista en el adiestramiento de aves, para que se hiciera cargo de ellos y para que los entrenara. Pasado el tiempo, el adiestrador le comunicó al rey que solo uno de ellos había aprendido a volar y a obedecer órdenes. La otra ave permanecía firmemente agarrada a la rama de un árbol, sin animarse a volar, e incluso había que alimentarlo allí mismo.
halconEl rey llamó a todos los curanderos y sanadores del reino para que, mediante sus conjuros e invocaciones, hicieran volar al halcón, pero ninguno pudo. Entonces, convocó a los miembros de la corte, y nadie lo logró. Y se decidió el rey a emitir un edicto real, por si entre el pueblo hubiera algún súbdito capaz de hacerlo.
Al día siguiente, el monarca, desde su balcón, observó asombrado como el halcón volaba graciosamente sobre el palacio.
—Quiero que venga a mi presencia el que hizo el milagro de hacer volar al halcón, ordenó. Al poco tiempo, le trajeron a un campesino. —¿Puedes decirme cómo lo hiciste? ¿Eres un mago?, preguntó el rey. —Nada de eso, contestó el hombre, solo corté la rama en la que se sujetaba el halcón, y se acordó que podía volar. Tomando su Biblia, leyó:

Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Hechos 10: 37,38.