martes, 27 de septiembre de 2016

Presencia

Los pasajeros del autobús observaban con simpatía a la atractiva joven con bastón blanco, asegurándose cuidadosamente tras cada paso. Ella pagó al conductor, y usando sus manos para sentir más, caminó por el pasillo y encontró un sitio vacío. Después de sentarse, puso su maletín encima de sus piernas y colocó su bastón contra ellas.
Había transcurrido un año desde que Susan, de treinta y cuatro años, quedó ciega. Debido a un mal diagnóstico médico, había quedado sin visión, y fue súbitamente conducida al mundo de la oscuridad, de la frustración, del enojo.
Habiendo sido una vez una mujer ferozmente independiente, ahora Susan se sentía condenada por este terrible giro de fatalidad, a llegar a ser impotente, sujeta a la ayuda de quienes estaban a su alrededor.
“¿Cómo pudo pasarme esto a mí?”, expresaba ella y su corazón denotaba un terrible enojo.
Pero no importaba cómo había llorado o suplicado, ella sabía la dolorosa realidad de que su visión jamás sería recuperada. Una nube de depresión cayó sobre ella. Todo lo que tenía era su esposo Mark.
Mark era oficial de la Fuerza Aérea, y amaba a Susan con todo su corazón. Al principio, cuando ella perdió la visión, él la observaba hundida en la desesperación y comenzó a ayudarla a ganar fuerzas y confianza.
Ella necesitaba llegar a ser independiente otra vez. Su trasfondo militar lo había entrenado bien para lidiar con situaciones delicadas, pero él sabía que ésta era la batalla más difícil que había enfrentado.
Finalmente, Susan se sintió preparada para volver a trabajar, pero ¿cómo podría ella llegar a ese lugar?
Estaba acostumbrada a tomar el autobús, pero ahora era muy dificultoso circular por la ciudad por ella misma.
Mark se ofreció a llevarla al trabajo todos los días, a pesar de que trabajaban en lugares distantes de la ciudad. Al principio, esto confortaba a Susan y llenaba la necesidad de Mark de proteger a su invidente esposa, quien se sentía muy insegura de superar este aspecto.
Pronto, sin embargo, Mark entendió que este método no estaba funcionando, era costoso y extenuante.

Ábrele la puerta a la felicidad

Sé que son muchos los problemas, todos los tenemos, nos han lastimado y también todos hemos sido heridos por alguien, las cosas te han salido mal, pero siempre hay alguien que le ha ido peor que a ti. No eres el único que ha vivido situaciones donde lo único que puedes hacer es pensar en cómo resolver la tuya y llorar porque no encuentras la respuesta, pero ¿has logrado algo encerrado en tu dolor?, afronta que la verdad es dura, pero nada conseguirás hasta que no abras las puertas también a los momentos lindos de la vida.
abrir la puertaPasa que muchas veces abrimos la puerta de nuestro corazón al dolor, a la decepción y a todo lo malo y triste que quiera llegar a nosotros; pasa que dejamos entrar todo, excepto lo bueno y lo que nos puede hacer felices. A veces es muy fácil dejar que a nuestra vida llegue lo que nos hace daño, y fácilmente ignoramos lo que nos puede hacer volver a sentir vivos y felices.
Mas el dolor hace ver que no hay salida; en cambio, la felicidad siempre te lleva a intentar algo más que hacer. Los sentimientos y estados de ánimo influyen en nuestras acciones. Dios nos creó con sentimientos, si así no lo hubiera querido, nos habría hecho seres fríos y calculadores o robots que solo acatan órdenes, por lo que es normal experimentar tristeza o alegría. Hasta es verosímil que Dios se alegre de vernos felices, de hecho no se ve en la Biblia que diga que lloremos cuando nos va mal o que estemos tristes cuando las cosas no son como queremos; ¡al contrario!, todo son invitaciones a tener ánimo sobre las dificultades, y a gozarnos y alegrarnos aun en los momentos duros, porque de todos ellos Él nos ayuda y tiene cosas que mostrarnos.

Las puertas de la adoración

Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. ¡Alabadlo, bendecid su nombre! Salmo 100;4
Resultado de imagen de Las puertas de la adoraciónAl entrar en ciertas ciudades importantes, se puede encontrar puertas famosas, como la Puerta de Brandenburgo (Berlín), la Puerta de Jaffa (Jerusalén) o las puertas de Downing Street (Londres). Construidas con fines defensivos o ceremoniales, todas representan la diferencia entre estar fuera o dentro de ciertas zonas de la ciudad. Algunas están abiertas; otras están cerradas para todos, excepto para unos pocos.
Pero las puertas a la presencia de Dios están siempre abiertas. El Salmo 100 era una invitación para que los israelitas entraran en la presencia de Dios por las puertas del templo. Se les decía: Cantad alegres (...); venid ante su presencia con regocijo (versos 1-2). Cantar alegres era una expresión apropiada para saludar a un monarca en el mundo antiguo. ¡Toda la tierra debía cantar con alegría a Dios! Él les había dado su identidad (verso 3). Entraban por las puertas con alabanza y acción de gracias por la bondad, la misericordia y el amor del Señor, que permanece para siempre (versos 4-5). Incluso cuando se olvidaban de su identidad y se alejaban de Dios, Él seguía siendo fiel y los invitaba a entrar en su presencia.
Las puertas a la presencia de Dios siguen abiertas, invitándonos a ir y adorar.

¿Qué debe motivarnos a adorar a Dios? ¿Qué palabras de alabanza puedes ofrecerle hoy?
Las puertas a la presencia de Dios están siempre abiertas.

¿Cuál es la bandera del cristiano?

La bandera del cristiano es mucho más profunda que un diseño sobre tela,

la bandera de los cristianos es un símbolo santo que tiene un sello eterno en nuestro corazón.


La bandera cristiana es utilizada para representar a todas las denominaciones cristianas y no está restringida por ninguna nación. Fue concebida el Domingo 26 de septiembre de 1897 en la capilla Brighton, Coney Island en Nueva York.

La bandera cristiana fue diseñada por Charles Overton en 1897. La cruz roja significa la fe cristiana, el amor de Dios al hombre y la promesa de la vida eterna. El azul representa el cielo y el blanco significa la pureza, la inocencia y la paz.

Recuerdo que está en las Escuelas Bíblicas de verano y también en los campamentos a los cuales asistía fielmente, durante los años más tiernos de mi vida. Allí hacíamos juramentos a coro a la bandera cristiana diciendo un estribillo así: "Rindo lealtad a la bandera cristiana y al Reino de Dios que ella representa. Una hermandad de los nacidos de nuevo, salvados por la Sangre de Jesús".

Es bueno señalar que este estribillo toma formas diferentes en distintos países del mundo, pero siempre tiende a significar lo mismo, a veces con diferentes palabras.

Estos párrafos anteriores solo intentan dar una perspectiva histórica y tradicional de lo que han tomado muchas denominaciones evangélicas como La Bandera Cristiana.

Pero la realidad bíblica y teológica es que la verdadera bandera de los cristianos debería ser la cruz del calvario, y no hay otro símbolo más excelso que éste.