Y ordenó el Señor Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás. Génesis 2:16-17
Dios nos ama, y todo lo que hizo lo pensó por nosotros. De todo podríamos disfrutar, de todos los árboles podríamos comer; y solamente nos puso una condición:
“del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás”

Dios sabía que en el momento en que nosotros empezáramos a decidir por cuenta propia lo que está bien y está mal, moriríamos, moriríamos espiritualmente rompiendo nuestra relación con El Todopoderoso.
Esa Palabra que Dios dio a Adán y Eva hace como seis mil años, sigue estando vigente hasta el día de hoy… así como la misma serpiente tentándonos para que desobedezcamos a Dios.
Leamos con atención…
Y la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: “No comeréis de ningún árbol del huerto”? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, ha dicho Dios: “No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis.” Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis. Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal. Génesis 3:1-5
Y la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: “No comeréis de ningún árbol del huerto”? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, ha dicho Dios: “No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis.” Y la serpiente dijo a la mujer: Ciertamente no moriréis. Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal. Génesis 3:1-5
Esa misma palabra que la serpiente, el diablo, le dijo a Eva, es la misma palabra que recibimos hoy a través de cientos de filosofías y corrientes de espiritualidad que nos hacen dudar de la Palabra de Dios (¿Conque Dios os ha dicho…), y desean enseñarnos que es en nosotros y en nadie más en donde debemos poner nuestra confianza. ¡Cuidado!, cualquier corriente que pretenda enseñarte que la luz o la iluminación viene de ti, y te incita a creer que serás como Dios… viene del mismo diablo, cuyo principal objetivo es que mueras espiritualmente y desea apartarte de Dios.
El diablo tiene un propósito claro: viene a matar, robar y destruir; es el príncipe de este mundo, el engañador y padre de la mentira.
Volviendo al pasaje bíblico, el resto de la historia ya la sabemos; Eva le cree a la serpiente, desobedece a Dios, incita a Adán a pecar y desde entonces, tanto Adán como Eva pierden su relación con Él.