Gran parte de nuestros fracasos y frustraciones tienen su origen en la no concreción de las metas que nos hemos propuesto. “¡Vaya descubrimiento!”, podrá insinuar usted. Sin embargo, vamos a ir un poco más allá de la superficialidad de las frases y de los saberes previamente aprehendidos.
Tiempo atrás me inspiró la decisión de una persona conocida, que decidió efectuar cambios en la realidad de su vida. Casado y con tres hijos, este hombre de edad mediana decidió concluir aquello que había dejado inconcluso en los años de su juventud: la finalización de su carrera universitaria.
¿Cómo le fue? Después de largos meses de estudio en los que efectuó verdaderos “malabares” para coordinarlos con su agenda de vida, sin descuidar su rol como esposo, padre y empleado de una importante empresa de la ciudad, aprobó la totalidad de las materias que habían quedado pendientes, recibiendo finalmente el anhelado título de Ingeniero Civil.
Objetivos, metas, decisiones. Un elemento conduce hacia el otro, permitiendo lograr la concreción de los sueños.
Como mi amigo pudo comprobar, las metas no son cuestiones baladíes, sino que llegan a ser verdaderos peldaños que nos guían en la escalera ascendente de la vida. Pero no tienen ningún valor en sí mismas si las aislamos de los objetivos, hechos estos que sin duda llegan a ser “la meta de las metas”: el fin hacia el cual debemos dirigir nuestros mayores y mejores esfuerzos.
Como mi amigo pudo comprobar, las metas no son cuestiones baladíes, sino que llegan a ser verdaderos peldaños que nos guían en la escalera ascendente de la vida. Pero no tienen ningún valor en sí mismas si las aislamos de los objetivos, hechos estos que sin duda llegan a ser “la meta de las metas”: el fin hacia el cual debemos dirigir nuestros mayores y mejores esfuerzos.
Los objetivos globales concretados (por ejemplo, “terminar una carrera universitaria”) nos llevarán a fijarnos metas concretas de realización (por ejemplo, “aprobar cada uno de los exámenes pendientes”, “reordenar nuestro programa diario de actividades”, “dedicar menos tiempo al ocio”, etc.).