San Juan. 21:15-17
Me puse en el lugar del Apóstol Pedro viendo a Jesús resucitado, vivo, hablándome y preguntándome no una, ni dos, sino TRES veces lo mismo: ...hijo de José y Alejandra, ¿me amas? Y yo diciéndole: Sí Señor, te amo; y Él, “apacienta mis ovejas”. Yo, tal vez le habría dicho, ¿Yo, Señor? ¿Por qué yo? ¿Quién soy yo, o quién eres tú, para merecer cumplir con esta petición del Señor? Y ¿cómo cumplir con este cometido, si la familia del Señor es tan grande que escasamente conozco a unas cuantas personas?
Pues muy sencillo: esta fue, es y será siempre la amorosa voluntad de Dios, que nos ama tanto que aunque no lo veamos, siempre nos está apacentando, amando, cuidando y bendiciendo; y la forma de hacerlo es a través de Su Santo Espíritu, que nos mantiene unidos a Él, como un solo cuerpo, como una sola Iglesia, unidos y atados a Él en un mismo sentir y un mismo espíritu y cuerpo.
El mundo cristiano se prepara para celebrar la semana mayor, también conocida como Semana Santa, e independientemente de cómo concibamos esta celebración, que los cristianos no la concebimos ni celebramos como sí hacen los católicos, es una ocasión especial, un tiempo de reflexión, de arrepentimiento, de conversión, de profundo sentimiento y agradecimiento por la majestuosa Obra de Salvación de nuestro Señor Jesucristo. Por lo que, comenzando el Domingo con el tradicional Domingo de Ramos y hasta el Domingo de Resurrección, estamos todos invitados a que vivamos esta semana de una manera diferente, reflexionando en todos y cada uno de los eventos que sucedieron hace más de dos mil años en Jerusalén, reflexionando en su protagonista central, Jesús, en lo que hizo, por qué lo hizo, para quién lo hizo y cuáles han sido las consecuencias de ese acto que trascendió a la eternidad; cómo ha afectado a tu vida y a la de tu familia y qué crees tú que aún puedes hacer o te falta para que el sacrificio de Jesús no haya sido en vano.
Durante esta semana, estaremos todos unidos en oración, orando unos por otros, por las necesidades del mundo y por necesidades particulares de cada uno.
Somos una gran familia, y la mejor manera de estar unidos en espíritu y en verdad, es estar conectados en un mismo sentir, siendo un mismo espíritu y con un mismo propósito, orando unos por otros, esperando los milagros que Jesús quiera hacer en nuestra vida, porque el Jesús que caminó en las calles de Jerusalén y que fue crucificado en el Calvario, es el mismo Jesús que resucitó y está VIVO, es el Dios Viviente de Israel, tuyo, mío y la esperanza de este mundo.
Durante esta semana, estaremos todos unidos en oración, orando unos por otros, por las necesidades del mundo y por necesidades particulares de cada uno.
Somos una gran familia, y la mejor manera de estar unidos en espíritu y en verdad, es estar conectados en un mismo sentir, siendo un mismo espíritu y con un mismo propósito, orando unos por otros, esperando los milagros que Jesús quiera hacer en nuestra vida, porque el Jesús que caminó en las calles de Jerusalén y que fue crucificado en el Calvario, es el mismo Jesús que resucitó y está VIVO, es el Dios Viviente de Israel, tuyo, mío y la esperanza de este mundo.
Yo quiero vivir esta Semana Santa de forma diferente, sentir que tengo la vida verdadera gracias a ese Jesús que sufrió y murió por mi; ser agradecido con mi Señor, y rogarle por todos aquellos que aun no le conocen, los que se resisten a conocerle, los que tienen dudas, los que sufren violencia y dolor a causa de sus pecados, y por los que en vez de buscarlo y querer conocer mas de Él, leen libros anticristianos y buscan argumentos con los que se levantan en Su contra, y así cierran su mente y su corazón al único camino que podría salvarlos de sus miserias.
Pero no quiero hacer esto solo, por eso estoy invitando a esta gran y maravillosa familia en Cristo, para que de corazón, nos unamos en espíritu y en verdad esta semana y oremos todos por todos y que por favor, vivamos una semana diferente, sintamos la presencia del Señor, su dolor, su sufrimiento. Y si aún no lo has hecho, para que lo recibas y lo aceptes como Mesías, como tu único y suficiente Señor y Salvador, asistas a los eventos que prepare tu iglesia e investigues un poco más, sobre esta majestuosa celebración judeocristiana. Seguro estoy de que Dios será glorificado en gran manera por todos los que, a través de los milagros que hará, creerán o fortalecerán su fe en nuestro Salvador.
Pero no quiero hacer esto solo, por eso estoy invitando a esta gran y maravillosa familia en Cristo, para que de corazón, nos unamos en espíritu y en verdad esta semana y oremos todos por todos y que por favor, vivamos una semana diferente, sintamos la presencia del Señor, su dolor, su sufrimiento. Y si aún no lo has hecho, para que lo recibas y lo aceptes como Mesías, como tu único y suficiente Señor y Salvador, asistas a los eventos que prepare tu iglesia e investigues un poco más, sobre esta majestuosa celebración judeocristiana. Seguro estoy de que Dios será glorificado en gran manera por todos los que, a través de los milagros que hará, creerán o fortalecerán su fe en nuestro Salvador.
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