1 Corintios 11:17-19 “Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor. Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo. Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados”.
La iglesia del Señor está sufriendo ya la pronta venida del Señor Jesucristo. Todos los acontecimientos así lo indican; por esta razón vemos lo que está ocurriendo en diferentes congregaciones, cómo la falta de crecimiento y de conocimiento hace que, en algunas de ellas, la disputa entre los mismos hermanos sea la causa de que la obra del Señor se estanque; es normal y ciertamente necesario, como nos enseña la palabra, que en la Iglesia del Señor haya disensiones, pero que aquellos que han sido llamados para la salvación estén guardando su vida en santidad sabiendo esto: que “sin santidad nadie verá a Dios”.
Iglesia del Señor: ¿Por qué nos quejamos unos contra otros?, ¿por qué hay constantes peleas y discordia?, ¿por qué la Iglesia no ocupa el lugar que debe ocupar?, ¿por qué no avanza con la magnitud que debe avanzar?; ¿será que nosotros mismos la estamos paralizando al no permanecer unidos en el amor de Dios?
1 Juan 4:11 “Amados, si Dios así nos ha amado, también debemos amarnos unos a otros.”.
La iglesia no debe prestarse al juego de Satanás, sino que debe conocer los ataques del enemigo y enfrentarlo sin temor alguno, para seguir quitándole las almas que están cegadas y atadas por él.
Sabiendo que Cristo ha dado a la iglesia todo poder, autoridad y dominio sobre Satanás y sobre todo poder de las tinieblas, es preciso que la iglesia del Señor tome el lugar que le pertenece y se levante en Gloria y majestad en medio de todas las fuerzas del mal, y vencer en el poderoso nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Dios ha comenzado el juicio por su Iglesia, está probando a sus hijos verdaderos. Dios se glorificará a través de ellos para mostrar su Gloria a la humanidad en los últimos tiempos, antes de su venida (Romanos 8:21).