lunes, 11 de noviembre de 2019

¡De segunda clase, nada!

Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisiones. Ellos son muy estimados entre los apóstoles, y además creyeron en Cristo antes que yo. Romanos 16;7
Después de concluir la Primera Guerra Mundial, el expresidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, fue reconocido como uno de los líderes más poderosos del mundo. Pero pocos supieron que después de un devastador derrame cerebral en 1919, fue su esposa quien manejó casi todos sus asuntos, decidiendo qué temas debían requerir la atención de él. De hecho, los historiadores modernos creen que por un breve período, Edith Wilson fue quien realmente gobernó el país.
Si nos pidieran que nombráramos a los líderes de la iglesia primitiva, la mayoría mencionaría a Pedro, Pablo y Timoteo entre los pocos cuyos dones están bien documentados. Pero en Romanos 16, Pablo enumera a casi 40 personas de diversos trasfondos —hombres, mujeres, esclavos, judíos y gentiles— que colaboraron de distintas formas en la vida de la iglesia. 

Lejos de considerarlos miembros de segunda clase, es evidente que Pablo los tenía en la más alta estima. Los describe como sobresalientes entre los apóstoles (verso 7); elogiados por su servicio a Cristo.
Muchos nos sentimos demasiado "vulgares" para ser líderes en la iglesia, pero lo cierto es que todos tenemos dones para servir y ayudar a los demás. En el poder del Señor, ¡usemos nuestros dones para honrarlo!
Padre, ayúdame a recordar que soy una parte importante del cuerpo de Cristo.
 

¿Qué significa guardar tu corazón?

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Proverbios 4:23-26 instruye a los creyentes a que, "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida. Aparta de ti la perversidad de la boca, y aleja de ti la iniquidad de los labios. Que tus ojos miren lo recto y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos". Cuando Salomón se refiere a guardar el corazón, él realmente quiere decir la esencia interna de una persona, los pensamientos, sentimientos, deseos, voluntad y decisiones que hacen lo que una persona es. La biblia nos dice que nuestros pensamientos a menudo determinan lo que llegamos a ser (Proverbios 23:727:19). La mente de un hombre refleja lo que realmente es; no lo es solo por sus acciones o palabras. Por eso Dios examina el corazón de un hombre, no simplemente su apariencia externa y lo que aparenta ser (1 Samuel 16:7).

Así como hay muchas enfermedades y trastornos que pueden afectar al corazón físico, hay muchas dolencias del corazón espiritual que pueden afectar al crecimiento y desarrollo del creyente. La arteriosclerosis es un endurecimiento de las arterias debido a la acumulación de placas de colesterol y cicatrices en las paredes arteriales. Igualmente, el endurecimiento del corazón espiritual también puede ocurrir. Este endurecimiento del corazón se produce cuando se nos presenta la verdad de Dios, y nos negamos a reconocerla o aceptarla.

Aunque Egipto fue afligido con calamidades, una tras otra, cuando el faraón se negó a liberar a los israelitas de su esclavitud, este endureció su corazón contra la verdad de que Dios todopoderoso quería liberar a su pueblo de Egipto (Éxodo 7:228:329:34). En el Salmo 95:7-8, el rey David le suplicó a su pueblo que no endurecieran sus corazones en rebelión contra Dios, como lo hicieron en el desierto. 

Hay muchas cosas que pueden endurecer el corazón y llevar a una persona a negar a Dios y, al igual que el colesterol puede bloquear el flujo sanguíneo, no permiten que el creyente tenga un libre fluir de la paz y las bendiciones de Dios derivadas de la obediencia. Protegerse contra un espíritu rebelde y cultivar un espíritu de obediencia sumiso a la palabra de Dios, es por lo tanto el primer paso para guardar el corazón.

Los soplos cardíacos son patrones de flujo sanguíneo anormal debido al mal funcionamiento de las válvulas cardíacas. Estas válvulas actúan como puertas para evitar el reflujo de la sangre hacia o desde el corazón. 
Los soplos del corazón espiritual ocurren cuando los creyentes participan en las quejas, los chismes, los conflictos y las peleas. A los creyentes se les instruye en repetidas ocasiones que eviten las quejas, las murmuraciones y el descontento (Juan 6:43Filipenses 2:14). Por participar en estas actividades, los creyentes cambian su enfoque y se alejan de los planes, propósitos, y las pasadas bendiciones de Dios a las cosas del mundo. Dios ve esto como una falta de fe, y sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). En cambio, a los cristianos se les instruye para que se esfuercen por estar contentos en todas las cosas, confiando en Dios para que provea lo que se necesita de acuerdo a Su tiempo (Hebreos 13:5). El segundo paso para guardar el corazón es protegernos de un espíritu de queja y cultivar un espíritu de gratitud y confianza.

Vivamos una comunidad de Gracia

Mateo 23:1-12
Son muchas y variadas las comunidades religiosas, cada una con sus propios valores y principios, que definen la forma de actuar y tratarse los unos para con los otros. Algunas comunidades evangélicas son muy cautelosas y reservadas en sus relaciones humanas, quizá por alguna mala experiencia o porque así fueron instruidos por algún líder cristiano,  y en otras comunidades cristianas las relaciones humanas cada vez son más distantes, frías, se limitan solo a una práctica de asistencia, dictado y aprendizaje de asuntos religiosos.
En cierto sentido, estas conductas en muchas ocasiones rayan en la indiferencia de las necesidades del próximo. Por ello debemos preguntarnos lo siguiente:
  1. ¿Cómo es la comunidad que Jesús planeó para los suyos?
  2. ¿Qué principios y valores definen a esta comunidad planeada por Jesús?
  3. ¿Estoy viviendo en el modelo de comunidad que Jesús planeo para mí y mis hermanos?
  4. ¿Qué es lo que Jesús espera que hagamos para disfrutar de esta bendita comunidad de gracia?

Resultado de imagen de Vivamos una comunidad de GraciaJesús, en la charla con la gente y sus íntimos seguidores, describe los principios y valores de la comunidad religiosa, que los líderes religiosos proponían con su modelo de vida. Vemos a Jesús con duros, agrios reproches hacia ellos, y al final de toda su conversación, observamos señales de lamento hacia la comunidad religiosa que representaban los fariseos y escribas.

1. Predicaban una cosa y vivían otra. Verso 3
Personas legitimadas haciendo un trabajo incorrecto. Jesús no le da importancia a la autoridad de este grupo, aunque no alienta a la desobediencia.
2. Eran autoritarios e insensibles a las necesidades espirituales, morales y físicas de la gente. Verso 4
3. Eran presumidos. Versos 5-6
  • Buscaban ansiosamente los puestos de honor y respeto.
  • Cabe señalar que Jesús no está diciendo que esté mal querer las primeras sillas, sino que ésa sea la única motivación, su malicia de corazón, ese gusto enfermizo.
  • Tenían auténtico narcisismo religioso.
4. Se sentían y creían súper-importantes. “Arrogancia” Versos 6-7
Codiciaban las señales de reconocimiento, señales de honor y respeto. Cabe señalar que Jesús no está en contra de los títulos o reconocimientos humanos, sino de los hábitos enfermizos para pretenderlos. La hipocresía o doble moral de estos líderes religiosos, en su altivez de corazón, que los llevaba a ver con inferioridad al semejante. Versos 12-33