jueves, 19 de abril de 2012

Lo tuve cerca y murió-Reflexiones


Un día Betty, un miembro de la iglesia, llamó y me pidió que visitara a un amigo que estaba en el hospital, así es que fui.
Visité a Bob muchas veces y hablamos de todo. Nuestra conversación favorita era referente a los Celtas de Boston, nuestro equipo favorito de baloncesto. Un día después de visitarle al igual que a otras personas en el hospital, llamé a casa antes de ir a la oficina. Margaret se mostró muy callada en el teléfono y le pregunté:
—¿Qué pasa, mi amor?
—Betty me acaba de llamar—dijo—. Bob murió.
—¿Qué?—dije—. ¡Hace cuarenta y cinco minutos estuve con él!
—Lo sé, mi amor, pero se fue—dijo Margaret. Sus palabras quedaron suspendidas en el aire como el sonido de una reja al cerrarse—. Betty quería saber si puedes dar el servicio fúnebre.
—Seguro—dije distraído—. Dile que sí.
Estaba devastado. En ese momento me di cuenta que Bob se había ido al infierno porque tuvo la desgracia de tenerme como su pastor visitante. Durante nuestras conversaciones ni una sola vez le hablé acerca de la salvación.
—Cancela el culto de esta noche—le dije a Margaret—. No puedo enfrentarme a toda esa gente. Necesito tiempo para estar solo.
Oficié en el funeral de Bob. Cuando le vi en el ataúd, me sentí aplastado. Lloré no solo porque sentía dolor por su muerte, sino porque no le había dado el mensaje del evangelio. Fue entonces cuando comencé a luchar con Dios. Durante los meses siguientes comenzó a cambiar mi corazón. Comprendí que mi plan no era el de Dios.
Finalmente una noche me arrodillé y se lo entregué a Él en oración. Renuncié a mi deseo de ser un gran predicador y tener una iglesia impresionante, y le pedí a Dios el poder del Espíritu Santo para ser un testigo, un ganador de almas para Cristo.
Y Dios contestó esa oración. Aprendí a dar a conocer mi fe y a convertirme en un ganador personal de almas. Desde entonces, no pasaba una semana sin que alguien en la comunidad se salvara. Un año me comprometí frente a mi congregación a tratar de llevar personalmente doscientas personas a Cristo fuera de la iglesia. No alcancé esa meta por un margen de doce personas, pero aprendí mucho acerca de cómo ganar almas.
Entonces empecé a enseñar a otros a dar a conocer su fe. En mi segunda iglesia en Lancaster, Ohio, preparé y equipé a dieciocho ganadores de almas con gran ardor por Jesús. A ellos se debe el haber ganado mil ochocientas almas para Cristo durante los ocho años de mi ministerio en esa iglesia.
Recibimos muchas bendiciones de Dios allí porque creo que la iglesia hizo todo lo posible para llevar a cabo la misión que Dios le había encomendado.
Maxwell, J. C. (1998; 2003). Compañeros De Oración. Thomas Nelson, Inc.
Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo. Hechos 5:42.
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado.
Marcos 16:15,16.

Él es mi amigo fiel- Reflexiones con Video


Cuando te sientas solo y triste, recurre a DIOS.
Él te salva, te llena de gozo, te da paz, reposa en Él, es tu refugio.
Él te alienta y te alimenta con su palabra y su amor.
Él es tu amigo fiel…


Jugando a ganar- Crecimiento Personal


“No es posible ganar un juego pensando que vas a perderlo”.
Entiendo que la mayoría de los que leen este tipo de reflexiones son personas adultas, todos alguna vez fuimos niños y hubo un tiempo en que la mayor parte de nuestras vidas, cuando no teníamos miedo, lo que queríamos era volar, nos pasamos nuestra niñez y nuestra juventud pensando que todo lo podíamos lograr. Jugábamos y competíamos para ganar. Ningún objetivo era inalcanzable, teníamos suficiente fuerza para conquistar al mundo. Estábamos en una fuerza grandiosa de pensar en algo y luego hacer que ocurra. Luego, a medida que pasaba el tiempo, ya no éramos tan niños y el mundo nos dice con más frecuencia que no podemos hacer lo que queremos, que los sueños son cosa de niños, que el ganar es para unos privilegiados, para aquellos que tienen suerte y tienen “con qué”. Muchos se ríen y hasta dudan de nuestras metas y tratar de convencernos de que vayamos por el camino del montón.
Ellos dicen: “Estás loco. Es muy duro. Debes jugar a lo seguro. ¿Por qué vas a arriesgarte? ¿Y si pierdes?”. Actúan como si los sueños fueran para otros, pero no para gente como nosotros. Ellos hablan de su experiencia, de su seguridad, de su comodidad, y en vez de alentarnos nos contaminan con lo negativo, el pesimismo, la derrota, y tratan de inculcar sus propios miedos e inseguridades en nosotros. Los que antes no conocían la palabra “miedo”, ahora empiezan a entenderla y no solo la entienden sino que la incorporan en sus vidas. Con tanta gente que nos dice que no podemos hacer algo y tan pocos que nos dicen que sí podemos, es difícil no dejar que el miedo invada nuestras vidas. Lamentablemente, así es como muchos de nosotros vamos por la vida. Vamos con miedo y con un pensamiento perdedor.
¿Cómo estoy yendo por la vida?, ¿voy con un pensamiento ganador o perdedor?
En la Biblia hay una historia donde Dios le había prometido al pueblo que salió de Egipto que les llevaría a una tierra maravillosa que era muy hermosa y llena de frutas deliciosas.
Moisés eligió a 12 espías para explorar la tierra. Dos de ellos eran Josué y Caleb. Los doce exploraron la tierra secretamente. Vieron que la tierra estaba llena de cosechas y de fruta. ¡De hecho, para llevar un racimo de uvas debían hacerlo dos personas! También vieron a la gente. Parecían gigantes. Habían oído muchas cosas sobre estas personas también. Las personas eran guerreros expertos que siempre obtuvieron lo que desearon. Sin embargo podemos ver que 10 de los 12 espías tenían un pensamiento perdedor y ellos comunicaron a la gente que no habría manera de que ellos pudieran conquistar la tierra. Ellos vieron la fuerza de los guerreros y sus propias debilidades. Al parecer habían crecido con una mentalidad de derrota, de pequeñez, y no alcanzaron a ver  lo que Dios había hecho con ellos.
Pero Josué y Caleb dijeron al pueblo que con la ayuda de Dios podían hacer cualquier cosa. Sin embargo, la gente no les escuchaba. ¡Estaban asustados de lo que la gente haría, en vez de lo que Dios podía hacer! El miedo impidió que ellos pudieran entrar en la tierra prometida. Esta historia la puedes localizar en Números 13,14.
¿Estoy viendo lo que Dios quiere hacer en mi vida? ¿Mi matrimonio? ¿Mi familia? ¿Mis finanzas? ¿Mi carrera? ¿Mi ministerio? ¿Qué estoy viendo?
En el día de hoy pasa que, en nuestras vidas, estamos tan asustados de perder lo que tenemos que no vamos por donde realmente queremos, nos quedamos paralizados a esperar que algo suceda. Jugamos a lo seguro y a conservar tan fuerte el “status quo” que nunca experimentamos lo que podría ser. Creemos que los demás tienen razón y comenzamos a dudar de nuestros sueños y no vemos posibilidades de avanzar un paso precisamente hacia nuestros sueños. A esto es lo que yo llamo “jugar a perder”. Esto lo vemos en los deportes todo el tiempo cuando un equipo tiene la ventaja. Empiezan a pensar en cómo no perder en lugar de cómo ganar. Se aferran tan fuertes a su ventaja que empiezan a jugar seguro y con miedo. Se puede ver en su energía y en su lenguaje corporal. Como resultado, el otro equipo tiene posibilidades, juega sin miedo y, finalmente, gana el impulso y gana.
¿Qué harías si no tuvieras miedo? ¿Qué cosas harías sabiendo que Dios está contigo?
Para vivir una vida extraordinaria debemos aprender a rechazar el miedo. Si viene de dentro de mí o de otra persona, debemos superar el miedo y adoptar un “juego para ganar”, y esto tiene que ver con mi forma de pensar. Jugar para ganar requiere de un compromiso consigo mismo de nunca darse por vencido y nunca permitir que sus metas y sueños mueran. Los que juegan para ganar saben que el éxito pertenece a aquellos que practican la disciplina y perseverancia, a aquellos que asumen responsabilidad por sus vidas. Los obstáculos y las luchas son parte de la vida y sólo sirven para hacernos apreciar nuestro éxito. Si todo fuera fácil, no sabríamos lo que se siente realmente al tener éxito. Los obstáculos y las circunstancias están destinados a ser superados. No dejes que nada te detenga en la búsqueda y en el logro de tus sueños. El miedo está destinado para ser vencido, Dios no te creó a ti con miedo; el miedo es adquirido por lo cual tú puedes renunciar a él. En el juego de la vida hay que jugar para ganar, si estás leyendo es porque todavía tu juego no termina, no te rindas hasta que el juego haya terminado.
“Si quieres ganar lo que nunca has ganado necesitas jugar como nunca lo has intentado, da lo mejor de ti en el juego”


Nuestra decisión de fe: ¿activa o pasiva?- Conocimiento-reflexión personal+vídeo


Me movía inquieto en la cama. Estaba ya despierto y necesitaba calmarme y complementar ante vosotros, hermanos, haceros partícipes en las ondas cibernéticas, del caudal de pensamientos que me asaltaron ayer al acudir al culto de nuestra Iglesia Evangélica Bautista en Ourense. Tenía hambre de escribir para todos vosotros.
Nuestra congregación fue creada con este objetivo: “Existimos como Iglesia para llevar a la gente a la fe en Jesús e integrarlas en la familia de Dios... Que nuestro carácter se parezca al de Cristo, glorificando a Dios y sirviendo en toda buena obra.” Y cuando creamos este blog que, gracias a vosotros con vuestras visitas al mismo, y a Dios, por supuesto, con su bendita ayuda, está alcanzando una cierta madurez, nos marcamos el mismo fin, dando, primero, conocimiento de la palabra de Dios, de “Su Palabra”.
Dentro de las actividades que objetivamos como congregación está orar. La Biblia nos lo dice: debemos orar continuamente, como si de un hábito se tratara. Llegará, con el tiempo, a ser una necesidad. “Orar” es conversar con Dios. Veremos, entonces, la necesidad que tenemos de hacerlo con asiduidad.
Pero, atención, el libro de Santiago lo dice claramente en el Nuevo Testamento en el capítulo 4:2-3
“No tienen, porque no piden. Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones”. Estamos, pues, ante una fe “pasiva”, y necesitamos revertirla en “activa”. Porque bien fácil es tener fe cuando nos vemos beneficiados por Dios en la inmediatez de nuestras peticiones, pero ¿y cuándo Dios considera que aún no es el momento idóneo de satisfacérnoslas? ¿Que más adelante lo hará cuando, según nuestra actitud, vea un momento más adecuado? Esa es la fe “activa”, y por supuesto, mucho más difícil de tener. Aunque sus consecuencias son mucho más positivas. Nuestra fe debe ser consensuada por nuestra actitud, debe ser consecuente, y no se debe sustentar sólo en nuestros pensamientos o deseos. Cuando hacemos decisión de fe es esta última, la activa, la que debemos tener fundamentalmente. Entonces es cuando confiamos plenamente en Dios.
Oración deseada, oración anhelada, es la que parece una carretera de dos vías. No soy solamente yo corriendo por un canal, sino que Dios viene a mi encuentro en el canal contrario para darme su guía, corrección y enseñanza y en muchas de esas ocasiones tenemos que detener nuestra carrera egoísta y apresurada, para simplemente sentarnos a sus pies para ser dirigidos y nutridos por él.
Pues bien, ayer cómo todos los miércoles, y por eso se llama “culto de oración”, cada uno de nosotros oró, uno tras otro. Oramos personalmente por los demás, por sus necesidades, sus aflicciones, sus penas para que sean aliviadas, etc., pero también lo hacemos por motivos más genéricos. Y, en este caso, yo pedí una oración para que todos podamos experimentar el gozo de disfrutar de una fe “activa” en ÉL. Realmente me hallé satisfecho con el resultado y por eso quería haceros partícipes de la misma.
Recuerda: ten fe activa y no dudes nunca que vas a ganar con la ayuda de Dios.
M.G.L.
Os incluyo un vídeo musical. Aunque ya lo hice anteriormente, me parece acertado insertarlo de nuevo con este motivo. Es de Lilly Goodman.

Puedes volar muy alto- Reflexiones con Video


Puedes lograr todo lo que quieras.
Tienes muchos sueños y metas, pues lucha por ellos.
No te rindas, no dejes que los problemas o los comentarios de otras personas te desalienten.
Hasta lo más imposible, puede ser posible si luchas por ello.