El Señor conocía claramente cuál era su misión en la tierra: salvar al mundo del pecado y liberar a los hombres del poder de satanás. En varias ocasiones Jesús dijo que había venido a hacer la voluntad del Padre que lo envió.
El ángel le dijo a María: “Y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mateo 1:21).
Hay solo dos momentos en el ministerio público de Jesús, donde Él expresa públicamente cuán consciente era de su misión en la tierra como el enviado de Dios.
I. Salvar lo que se había perdido
Cuando Jesús entró en casa de Zaqueo, el jefe de los publicanos (recaudadores de impuestos) de Jericó, la gente del pueblo murmuraba contra él y se preguntaban “¿Cómo se le ocurre ir a la casa de ese hombre tan malo?” Lucas 19:8, pero Jesús les dijo: “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).
No hay nadie tan malo que Jesucristo no quiera salvar; no hay persona tan perdida que Él no quiera rescatar; no hay esclavo del pecado que no quiera liberar. A eso vino, a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Jesús descendió del cielo a la tierra para salvarnos de la maldición del pecado. Y estando en la condición de hombre, sufrió la humillación más profunda al morir en una cruz (Filipenses 2:6-8); pero dejando la tumba vacía ascendió a la gloria (Filipenses 2:9-11). Así que “una vez que Cristo hizo todo lo que Dios le mandó, se convirtió en el salvador que da vida eterna a todos los que lo obedecen.” (Hebreos 5:9 TLA).
Como dice Matthew Henry, “Cuando nuestra causa estaba perdida sin remedio, el Gran Abogado intervino para ganarnos el pleito” (1 Timoteo 2:5; 1 Juan 2:1-2). Y ofrendó su vida en la cruz, una vez y para siempre para salvarnos. El sacrificio de Cristo quita el pecado y su sacrificio no necesita repetirse. “Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos” (Hebreos 9:28 BAD; Hebreos 7:26-27).
Así como el Señor vio en Zaqueo una necesidad espiritual apremiante, también la ve en ti y en mí. Pero el Señor también vio en Zaqueo la disposición de un corazón hambriento por conocer la verdad y saber quién era Jesús.
En una entrevista de un semanario del Vaticano, el Papa Francisco aseguró que Europa "necesita un líder". Pero lo que realmente necesita Europa y el resto de los continentes es volverse a Cristo, es reconocer que Jesucristo es la única esperanza para la humanidad.