martes, 28 de julio de 2015

¿Resistir a la tentación?

Todos somos tentados. Hasta se habla de la tentación como algo tan normal que parece que algunos olvidaran qué deberían hacer con ella.
Muchos, refugiados en que “Jesús también fue tentado”, dejan que la tentación les venga tan cerca que se hace imposible resistir.
¿Cuál es tu tentación?,... quizá tengas más que debilidad por el sexo opuesto, mucha facilidad en caer en la mentira, tal vez miras a otra persona y no a la que está a tu lado; ¿tienes o has tenido algún tipo de adicción...?
En tu mente todas estas "adicciones" parecen ser más grandes que tú mismo, y en definitiva, no vale la pena pelear porque terminarán ganando la batalla.
Pero hay buenas noticias para ti: Las tentaciones que enfrentas en tu vida no son distintas de las que otros atraviesan. "Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, Él les mostrará una salida para que puedan resistir.” Eso es lo que dice la Biblia acerca de la tentación en tu vida.
¿Cuántas veces hemos escuchado que hay que resistir a la tentación y huir de ella?
Es cierto, ese es el primer paso; pero  también hay una mala noticia: ¡VOLVERÁ!
La tentación te acecha, te espera, y se hace ver una y otra vez en los momentos que estás desprevenido. Si piensas que ya ganaste con solamente resistir aquella vez,... eso no te llevará a la victoria.
La tentación no es resistir nada más, sino elegirlo a Él por encima de la tentación.

Viviendo en el espíritu

Cuando una persona es nacida de nuevo, se manifiesta a través de su vida, que Jesucristo verdaderamente mora en él (su testimonio), porque la palabra de Dios dice que manifiestas son las obras de la carne (pecados y malos deseos), y de igual manera, son manifiestas las obras del Espíritu Santo en nosotros; cuando tú ya has nacido de nuevo o estás en el proceso hacia un nuevo nacimiento en Cristo Jesús, las personas a tu alrededor lo notarán y lo dirán; sin que lleves un rótulo sobre tu cabeza con una flecha que diga soy cristiano, El Espíritu de Dios hablará a través de tus acciones.
Se refleja en cada uno de nosotros, el amor de Dios a través de su Espíritu Santo, porque este da testimonio a través de frutos, que este ha hecho crecer y reproducirse en nuestra forma de vida.
Si somos cuidadosos para actuar bajo la dirección y el poder del Espíritu Santo, seremos liberados de los estímulos y de la oposición de la naturaleza corrupta y pecaminosa que queda en nosotros, y ésta no tendrá dominio sobre nosotros, porque prevalecerá el fruto del Espíritu de Dios en nosotros: AMOR.
Gálatas 5:22 En cambio, el Espíritu de Dios nos hace amar a los demásestar siempre alegres y vivir en paz con todosNos hace ser pacientes y amablesy tratar bien a los demástener confianza en Dios, 23 ser humildesy saber controlar nuestros malos deseosNo hay ley que esté en contra de todo esto. 24 Y los que somos de Jesucristo ya hemos hecho morir en su cruz nuestro egoísmo y nuestros malos deseos. 25 Si el Espíritu ha cambiado nuestra manera de vivirdebemos obedecerlo en todo
Pablo, al escribirle a la iglesia de Galacia, afirma que el Espíritu Santo nos hace amar a los demás; si nos sometemos al poder del Espíritu Santo, el amor de Dios se reflejará en nuestra vida de tal forma, que amaremos a nuestro prójimo como Dios manda, ya no veremos sus defectos y cosas malas que nos desagradan sino que lo amaremos sin condiciones; cuando verdaderamente hemos nacido de nuevo sucede un efecto en nuestro interior, prima en nosotros estar siempre contentos a pesar de las adversidades, problemas, enfermedades; no importa lo que nos suceda ya que el gozo de Dios es más fuerte y nos hace alabarle en todo momento. No importa cuál sea la situación por la que estemos pasando, que como fruto nos dará paz; esa paz que el mundo no entiende y que solo Dios da.

Cuando el Espíritu de Dios empieza a trabajar en nuestra vida, está naciendo dentro de nosotros el fruto del amor, que nos hace ser pacientes y amables hasta con aquellos hermanitos tan irritantes y desesperantes.
Nos enseña a tratar bien, a tratar a todos con amor, a todos sin acepción de personas, porque nos recuerda a cada instante como éramos, de donde nos sacó Dios, y ese mismo amor y paciencia que puso en otros para que nos dieran el mensaje de salvación, es el mismo que pone en nosotros para que le hablemos a otros.
El Espíritu Santo nos ayuda a creer y confiar en Dios, nos ayuda a saber esperar y ser pacientes sabiendo que todo es en el tiempo de Dios, nos ayudará a ser humildes, como Jesucristo le enseño a sus discípulos a ser mansos y humildes; siempre como Él lo fue.
El Espíritu Santo de Dios nos ayudará a controlar nuestros malos deseos Bien lo dijo Santiago: resistid al diablo y éste huirá de ustedes, pero esa fuerza y poder viene del espíritu Santo de Dios.

El Porvenir de una Ilusión

Hace algunos años, cuando comencé en la Universidad, un profesor nos
asignó leer un libro o ensayo titulado “El Porvenir de una Ilusión”.
Hoy, al pensar en ese tema, puedo inspirarme y decir…
mi porvenir y futuro están en Dios, yo sé que al final de todo me
espera una vida eterna y una corona incorruptible.
Por eso lucho con fuerza, no desisto, ni me salgo de este andar en
Dios. Porque los momentos más bellos de mi vida los he tenido junto a
Él. No es una ilusión banal servirle a Dios. Más bien es la
ilusión más hermosa el saber que un día mis ojos le verán cara a cara.
Saberme amado y poder abrazarle y decirle todo lo que siento por Él.
Postrarme y adorarle con nuevo cántico y nuevas palabras. Unirme al
coro de ángeles y proclamar que Él es Rey y Señor.
Poder finalmente estar con Dios sin separarme nunca más. Vale la pena
negarme a mí mismo, tomar mi cruz y seguirlo si al final mi destino es
estar junto a Él. Y por más palabras que trato de expresar, para de
alguna manera, explicar la devoción que me hace sentir su amor, no
logro describirlo en detalle. Mas sé que mi esperanza es preciosa, y el
fin gratificante y glorioso, de que cuando en la morada eterna el Rey de
gloria me reciba, yo regocijado me una a Él en un fuerte y et
erno abrazo.

Lo que necesitas saber acerca de las personas

El liderazgo exitoso es aproximadamente un 90% conocimiento de las personas y un10% conocimiento del producto. Henry Ford una vez dijo: “Puedes quitarme mis fábricas, quemar mis edificios, pero déjame a mi gente y edificaré mi compañía de nuevo.” Puedes poseer una gran facilidad para relacionarte con las personas y no ser un buen líder, pero no puedes ser un buen líder sin tener esa habilidad. Dentro de mis treinta años y pico de liderazgo, descubrí que muchas personas en una posición de liderazgo nunca obtienen un conocimiento correcto de las personas que guían. Y, como resultado, ni ellos ni los que les siguen alcanzan su potencial éxito.
Pero los líderes exitosos son capaces de conocer, por instinto, las necesidades de su gente y ejercer las acciones necesarias para suplirlas. Lo siguiente es una lista de las necesidades más comunes y cómo suplirlas eficazmente. Aunque no todas van a pertenecer a tu gente, toma tiempo para determinar cuáles si le pertenecen. Después, comprométete a tomar las acciones apropiadas para poner a tu gente en el camino al éxito.
1. A LA GENTE LE GUSTA SENTIRSE ESPECIAL – DALE CUMPLIDOS. El cumplido más grande que una persona puede recibir es uno dado por su superior. El escritor Mark Twain dijo: “Un solo cumplido me puede sostener todo el mes.” Tómate tiempo para reconocer cuándo alguien esta realizando un buen trabajo y no esperes para decírselo. Ten el hábito de ser auténtico y sincero con los cumplidos.
2. LAS PERSONAS BUSCAN UN MEJOR MAÑANA – DALES ESPERANZA. Cuando tu gente tiene problemas en ver la luz al final del túnel, recuérdales el propósito de su trabajo y ayúdalos a saber lo que van a realizar. Con esperanza las personas trabajan más duro y por más tiempo para llevar a cabo el trabajo.