“No creo que Dios responda, ya espere demasiado tiempo y ya no creo que responda”.
Una de las cosas que más nos preocupan en la vida cristiana es saber cuándo responderá Dios a nuestras peticiones. No vamos a negar que si le pedimos algo es porque lo necesitamos, y quisiéramos que la respuesta fuera lo antes posible.
Hay personas que al pasar el tiempo y no recibir ninguna clase de respuesta, tienden a frustrarse, a enojarse con Dios y a no creer cualquier frase que les vaya a mantener la fe.
Muchas personas dicen: “Estoy cansado de oír que Dios responderá a mis peticiones, pero ya ha pasado mucho tiempo y no responde”, otros dicen: “No creo que Dios responda, esperé demasiado tiempo y no creo que ya lo haga”.
Estas frases tienen algo en común, una cierta desilusión por el hecho de aún no haber recibido una respuesta.
... En algunos momentos de mi vida, al ver a mis hijos enfermos, con su carita triste, he orado como nunca pidiendo a Dios que los sanase de inmediato, y a pesar que sé que me escucha, no me ha respondido instantáneamente. En esos momentos en los que algo que me duele en el corazón pasa y oro al Señor y no veo respuesta, lo primero que mi mente piensa es: “¿Por qué no me responde?” “¿Será que no le sirvo?” “¿Acaso no trato de vivir para Él?”, “¿Por qué he orado por personas y han sanado, y ahora que oro por mis hijos no pasa nada?”; pero a pesar de los cuestionamientos que mi mente lanza, Dios habla a mi corazón y me dice: “¿Qué pasa si no respondo cuando tú quieres?, ¿es que tienes un privilegio especial delante de mi?, ¿por qué otros pueden pasar por cosas como las tuyas o peores, y tú no?” Entonces mi espíritu es redargüido por el Señor, y con toda humildad le digo: “Tienes razón, perdóname, a pesar de cualquier cosa, seguiré creyendo en ti y en lo que quieras hacer”.
Lo que a mí me pasa, seguramente también le pasa a muchos, y es en esos momentos en los que vemos las cosas muy feas, cuando más querríamos recibir una respuesta de inmediato de parte de Dios, pero,... ¿qué pasaría si Dios no responde en el tiempo que queremos o como queremos?
Cuando estos momentos suceden, recordemos lo que Job dijo en un momento de su tribulación y angustia: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré..” Job 13:15 (Reina-Valera 1960). ¿Te das cuenta de la magnitud de las palabras de Job?, un hombre justo, un hombre que era bien visto delante de los ojos de Dios, pero que estaba pasando los problemas más grandes que cualquiera de nosotros, seguramente, nunca vaya a pasar. Sin embargo, su FE, su CONFIANZA en el Señor era tal, que se atrevía a decir: “aunque él me matare, en él esperaré”.