martes, 31 de marzo de 2015

¿Pastores o Manipuladores?

Muchos líderes empezaron bien ya que al principio pastoreaban a la gente, pero con el paso del tiempo se convirtieron en manipuladores
Son tiempos en los que algunas personas creen que están siendo pastoreadas, pero en realidad están siendo manipuladas por personas que se dicen llamar “pastores”, que controlan la voluntad de la gente, se meten en sus vidas personales y hasta creen que son posesión de ellos. Manipulan a sus seguidores hasta el punto que les hacen creer que son lo último de la tierra, que sin ellos no podrán salir adelante, que si se apartan de esa iglesia todo les saldrá mal.
A  causa de ello muchos viven atados a miedos y temores, de manera que sienten que tienen que hacerle saber a su pastor acerca de toda decisión o actividad que hayan realizado, de tal modo que sustituyen la Libertad en Cristo por la Esclavitud impuesta por un hombre. ¿Estás siendo pastoreado o manipulado? ¿Pastoreas o manipulas a la gente?
… y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.  Isaías 56:11
Manipular no es más que persuadir a la gente con el propósito de apoderarse de algo que les pertenece, ya sea su voluntad, posiciones y hasta su propia vida. Recuerdo que desde hace un tiempo, un “líder” tiene la costumbre de llorar delante de la iglesia cuando tiene adversidades, con el objetivo de que ellos sientan lastima por él, y de esta manera los manipula sacando beneficios personales, después de la escena tan dramática que hace.
Otros muchos usan sus predicaciones, oraciones, dones y talentos para manipular a la gente, hablándoles de que deben dejarse pastorearlos, guiarlos y encaminarlos al Propósito Eterno con Temor de Dios. Pero cuando un Pastor no entiende el lugar que ocupa y la tarea que le corresponde desarrollar, se enreda en seguir su propio camino, en sacar provecho de las personas y se convierte en manipulador. ¿Te están pastoreando o manipulando? Hay personas que saben que llevan mucho tiempo siendo manipuladas, pero no toman la decisión de salirse de esa cobertura que los ata y los mantiene estancados, limitados y hasta presos.

Lágrimas al amanecer

La oscuridad se disipa, se expande la luz de un nuevo amanecer, gotas que mojan la tierra, frío que calladamente abrasa…ha llegado el final de una noche más, el silencio parece ocultar aquello que ha sucedido y... ¿lo que ocurrió quién lo contará?
Actos desenfrenados que pretendieron ocultarse tras las sombras de la oscuridad, como si el temor se esfumara para no volver, tal pareciera que la razón se desvaneciera del corazón del hombre, como si el amor distorsionara su sentido para convertirse en locura.
La noche se ha convertido en testigo de actos violentos, con derramamiento sangre inocente, de gritos que estremecen el alma. El clamor se confunde entre el murmullo y el regocijo de aquellos que son llevados hacia un camino espacioso que conduce a la muerte.
Y así, el transcurrir de las horas traen consigo un nuevo despertar, mis pasos me guían hacia un camino estrecho que conduce a la vida, gotas de lluvia caen sobre la tierra, la luz se confunde con un ambiente triste. Una voz irrumpe en mi corazón en medio de un silencio casi absoluto, es la voz de aquel que nunca duerme; sus ojos han sido testigos del engaño que inclina al corazón del hombre hacia la maldad.
Gotas de lluvia… en ellas tu dolor, en ellas tus lá
grimas. Lágrimas que consumaron tu sacrificio en aquella cruz, donde lentamente, la vida se escapaba de tu cuerpo teñido de sangre inocente y santa; lágrimas que corrieron por tu rostro al ver el fruto de tu aflicción. En medio de la agonía y la eternidad, millones de rostros frente a aquella cruz, vidas que a través del tiempo, han sido lavadas con esa misma sangre y libradas de la esclavitud.

¡Huye de la Fornicación!

“Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca”. 1- Corintios 6:18
La fornicación es un tema importante para hablar con la juventud. La fornicación es todo tipo de relaciones sexuales ilícitas.
La palabra fornicación, que viene del idioma griego, abarca cualquier tipo de pecado sexual en sus diferentes formas (homosexualismo, lesbianismo, sadomasoquismo, prostitución, unión libre, adulterio, etc.). Incluye la idolatría también. Dios reprendió a su pueblo en el Antiguo Testamento, por fornicarios y adúlteros al irse en pos de otros dioses. Debemos entender que este pecado esclaviza a la persona que lo practica.
Estudios científicos han llegado a la conclusión que las relaciones sexuales ilícitas son ADICTIVAS; es decir, este tipo de prácticas generan ciertas sustancias en el cuerpo humano que producen mucho placer. Los estudios revelan que estas prácticas pueden llegar a ser incluso más adictivas que las mismas drogas. 
La fornicación es un pecado que esclaviza. Ha hecho caer a muchos jóvenes que un día tuvieron el anhelo de caminar con Cristo. Además, el pecado de fornicación denigra y corrompe el alma del ser humano. Lo lleva a hacer cosas que nunca se imaginaba que haría, corrompiendo su propio cuerpo. El varón puede comenzar a fornicar, sin importarle si lo contagian con alguna enfermedad venérea o destrozando la vida de muchas jovencitas. 
Es importante que aprendas a cuidar tu cuerpo. Toma la decisión de cuidar tu cuerpo, templo del Espíritu Santo, y darte a respetar en tu escuela, en tu casa, con tus amigas y familiares. Tu cuerpo es prestado por Dios; por lo tanto, cada uno daremos cuentas de todo lo que Él nos da.
“No piensan en convertirse a su Dios porque espíritu de fornicación está en medio ellos, y no conocen a Jehová.” Óseas 5:4

El Hijo de Dios

El Hijo de Dios¡Él es Jesús!, dijo mi madre, apuntando con su mano a la cruz. ¿Quién es Jesús?, le pregunté, y ella respondió: “El Hijo de Dios”. Estuve curioso de conocerle, aunque pensé que no se le veía muy feliz para ser el Hijo de Dios, pues estaba clavado en la Cruz. Sin embargo, ella dijo que Jesús me quería conocer, y que si yo era un buen niño tendría que ir a la escuela dominical. Me sentí emocionado y deseé conocer al Hijo de Dios,... pero esas no eran las intenciones de mi maestra, quien puso un velo en mi deseo. Ella solía decir que el Hijo de Dios aún sufría en la Cruz, y que cada vez que me portaba mal Jesús sangraba. Y concluía diciéndome: !Por tu culpa ! !Por tu culpa! !Por tu gran culpa!
A partir de ese entonces, cada vez que le veía clavado en ese madero sentía una enorme impotencia; yo no quería que sufriera por mi culpa. Realmente me esforcé por no herirlo, y cada vez que hacia una travesura o tenía malos pensamientos sentía su dolor. ¿Qué gran pecado puede tener un niño?,... si de ellos es el Reino de los Cielos. Sin embargo yo no lo sabía. Con gran dolor en el corazón, me despedí de Jesucristo creyendo que algún día le ayudaría a bajar de la Cruz. Puse una barrera con Él y su Padre, resignándome a no estar en ese lugar hasta después de la muerte. Antes, el infierno del cual hablaba mi maestra.

Los padres y los hijos

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor (Efesios 6:4).
Como es natural, hablar acerca de los padres incluye a la madre y al padre. Es cierto, sin embargo, que el énfasis recae más sobre el padre, porque él es responsable de en lo que se convertirán sus hijos. Es una responsabilidad muy seria, ¿cierto? La madre podrá hacer cumplir una política, pero es trabajo del padre asegurarse de que sus hijos sean educados como es debido. Si hay algo que deshonra u honra de verdad al espíritu del cristianismo es la actitud que adoptan muchos padres: “Yo soy el responsable de ganarme el sueldo, y la labor de ella es criar a los hijos”. 

¡No es así en la Palabra de Dios! En la Biblia, la responsabilidad definitiva de en lo que se convierte el hogar es del padre, por lo que esta palabra está dirigida a ellos.
Es así como el padre accede a sus hijos, evitando aquellas cosas que hacen que los hijos se rebelen. “No provoquéis a ira a vuestros hijos”. La palabra que se usa aquí, "ira", significa “la ira que da como resultado la rebelión”. “Padres, no provoquéis a vuestros hijos de manera que pierdan totalmente el control y se pongan decididamente en contra de la autoridad”.
Hay dos cosas que provocan la rebelión en los hijos: la indulgencia y la dureza. Estas dos cosas son el aspecto negativo de las dos cosas que debe hacer el padre: “Criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Las dos cosas contrarias a estas son la indulgencia y la dureza.