martes, 27 de enero de 2015

Creyente Bautizado – ¿Puede perder su salvación?

¿Qué pasa si un creyente bautizado descuida su comunión con Dios y no la restaura hasta cuando venga el Señor Jesús por segunda vez? ¿Pierde su salvación?
Son muchas las cosas que merecen una debida atención.
En primer lugar, el bautismo en agua no hace que alguien llegue a ser un verdadero creyente. Las personas se bautizan en agua porque ya son genuinos creyentes, no para llegar a serlo. Si una persona no es creyente y se bautiza en agua, no pasa absolutamente nada en cuanto a su estado espiritual; esa persona sigue siendo incrédula. Una persona llega a ser una auténtica creyente cuando por la fe recibe al Señor Jesucristo como su único y personal Salvador, no cuando se bautiza en agua. De modo que, alguien podría ser bautizado en agua, pero eso no garantiza que esa persona sea genuinamente salva. La triste realidad es que muchas personas pasan por las aguas del bautismo sin ser creyentes auténticos. En este caso, el bautismo en agua no pasa de ser un simple remojón.
En segundo lugarlos genuinos creyentes pueden pasar por momentos de frialdad, de apatía espiritual, de un debilitamiento en su fe y en su comunión con el Señorpero siempre salen del bache espiritualPedro el apóstol negó al Señor Jesucristo tres veces, pero se levantó y el Señor Jesús resucitado le dio la oportunidad de confesar su amor hacia Él por tres veces. Una de las muchas características de un verdadero creyente es su permanencia en Dios, a pesar de los momentáneos enfriamientos espirituales. Pero una de las muchas características de los falsos creyentes es la falta de permanencia. Esto es lo que dice el apóstol Juan hablando de los anticristos o falsos creyentes apóstatas. Ponga atención a lo que dice en 1 Juan 2:18-19. Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. Los falsos creyentes, y los anticristos, salen de la comunidad de creyentes para no volver nunca más y se quedan fuera hasta que salen de este mundo para recibir su condenación eterna.
En tercer lugarla salvación del hombre es por gracia por medio de la fe. Dice Efesios 2:8-9: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Por supuesto que el hombre necesita, ante todo, tomar la decisión de recibir al Señor Jesucristo como Salvador para ser salvo, pero para que esto sea posible, el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo tuvo que morir en el lugar del pecador, y una vez muerto, resucitó de entre los muertos al tercer día. Poco antes de entregar su espíritu en la cruz, el Señor Jesucristo dijo: Consumado esdando a entender que la obra para salvar al pecador estaba terminada. Esta fue una obra de gracia por parte de Dios. Lo único que necesita hacer el hombre para beneficiarse de esta obra de la gracia de Dioses depositar su fe en la persona del Señor Jesucristo, cuando esto sucede, el hombre se apropia de la obra completa de Dios para salvar al pecador. Esto implica que una vez salvo, el hombre es para siempre salvoporque está descansando no sobre su propios méritos, sino sobre la obra completa de Dios para salvar al pecador. Por eso en la Biblia aparecen textos como aquel en Juan 10:27-30 donde dice: Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos. Cuando un pecador recibe por la fe al Señor Jesucristo como Salvador, llega a ser parte del rebaño del Señor Jesucristo. El pastor de este rebaño es el mismo Señor Jesucristo. Y como pastor del rebaño, el Señor Jesucristo tiene una relación tan íntima con sus ovejas que conoce a cada una de forma personal, y por eso las ovejas reconocen la voz del Señor Jesucristo y le siguen. Por su parte, el Señor Jesucristo, como pastor de las ovejas, les da vida eterna. 
Muy interesante esta declaración del Señor Jesús. No dijo: Les di vida eterna, en tiempo pasadoTampoco dijoLes daré vida eterna, en tiempo futuro. No, dice: Les doy vida eterna, en tiempo presente. Cuando en el idioma, como en el que se escribió el Nuevo Testamento, se conjuga un verbo en tiempo presente, da la idea de que la acción está presente en cualquier instante del tiempo. Se dice que es un presente continuo. El Señor Jesús está diciendo que Él continuamente, da vida eterna a sus ovejas. No existe un solo instante en el tiempo, en el que el Señor Jesús no esté dando vida eterna a sus ovejas. La seguridad de salvación no depende de lo buena que es la persona, sino de lo perfecta que fue la obra del Señor Jesucristo en la cruz del Calvario. Si no se tiene claro este concepto, el creyente vivirá siempre con dudas en cuanto a la seguridad de su salvación. Este es el fundamento por lo que dijo el Señor Jesús cuando afirmó: Y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Por si esto no fuera suficiente, el Señor Jesús dijo que además de que sus ovejas están seguras en su mano, están seguras en la mano del Padre. ¿Puede haber alguien más poderoso que el Señor Jesucristo y que el Padre juntos, para poder arrebatar a un creyente de sus manos?

Humildad, gratitud, compasión

Meses atrás, tuve la oportunidad de ser testigo de un terrible incidente. Era ya bastante tarde en la noche, cuando comenzamos escuchar ruidos de fuertes golpes, y gritos que venían de la calle. La paz de un tranquilo barrio se había visto sobresaltada por el incendio de la casa justo enfrente de la nuestra.
La gente se agolpaba, la desesperación de los dueños de la casa que en ese momento llegaban y se encontraban con su casa en llamas, la desesperación por derribar puertas y ventanas para ingresar en la vivienda y tratar de salvar lo que se pudiera, el llanto y los gritos desgarradores de quienes veían en la más absoluta impotencia ser devoradas por las llamas, segundo a segundo, todas las cosas que tenían en medio de la desesperanzada espera de la llegada de los bomberos, el calor insoportable del fuego y el trepidar de las cosas quemándose, hacían ver un macabro espectáculo que infundía temor y dolor.
humildad gratitudGracias a Dios no hubo heridos ni pérdidas humanas que lamentar. Pero tiempo después, cuando el fuego ya había sido apagado, cuando la casa estaba en reparación y nuestros vecinos recuperándose de la terrible pérdida, me pregunté entonces: ¿qué podíamos aprender de semejante desastre?
En primer lugar, entendí que deberíamos aprender una formidable lección de humildad. Es muy endeble nuestra existencia, muy frágil nuestra vida, muy fugaces, efímeras, y volátiles nuestras conquistas. Toda una vida para juntar dinero, acumulando riquezas para simplemente, conseguir tu más bello sueño de tener casa propia, y una vez alcanzado, cuando parece que tocamos el cielo con las manos, cuando nos enorgullecemos de la conquista, de un día para otro, de una hora para otra,... puede que no tengas nada…

Dejarse ministrar

Dios ofrece intervenir en el lugar donde se cultiva la vida plena, en nuestro interior.
Mateo 11:23-30 Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descenderás hasta el abismo. Si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, ésta habría permanecido hasta el día de hoy.
Pero te digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Sodoma que para ti.
En aquel tiempo Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños.
Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.
Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. 

Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.
La mitad de nuestra batalla para solucionar nuestras dificultades se acaba cuando caemos de rodillas y nos presentamos delante del trono de la gracia. Esto resulta mucho más sugerente para aquellos que están agobiados por las cargas que llevan. El estado de fatiga interior es una de las pocas situaciones que logran quebrar ese obstinado espíritu de autosuficiencia, que habitualmente acompaña nuestro andar. Si conseguimos responder a la invitación de ir a Él, habremos avanzado significativamente hacia una solución definitiva para nuestra situación.
Cuando nos presentamos delante de Él, sin embargo, no muere nuestra tendencia de querer echar mano de lo que estamos buscando en forma terrenal. 
La persona que se presenta delante del trono no echa mano del descanso así como así, porque el descanso está en manos del Hijo de Dios
Al igual que el hijo pródigo, podemos presentarnos delante del Padre con nuestras propuestas de cómo Él debiera intervenir en nuestras vidas. Pero sin percibirlo, seguimos siendo nosotros los protagonistas de esta aventura espiritual. Mas el desafío no es que nosotros sigamos dirigiendo los asuntos de nuestra vida, sino que cese nuestra actividad, es asumir una postura pasiva. Se trata de incorporar la exhortación del salmista: Estad quietos y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. (Salmos 46.10)

Hay un solo patrón, y es el que Dios nos enseña para expresar el amor

Hay un solo patrón, y es el que Dios nos enseña para expresar el amor. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Juan 15: 9
El amor es un sentimiento hermoso que se expresa de múltiples formas, ya sea por medio de un gesto, una palabra, un detalle y muchos más, que serían interminables porque cada uno lo expresa de diferente manera.
Pero el verdadero amor es aquel que nace del corazón de Dios, el amor que se demuestra por medio de la obediencia. Él no nos pide regalos, ni palabras, sino hechos; porque el que ama como Dios ama sabe que tiene caminar en los principios de Su Palabra. Por eso, cuando conocemos este amor nuestra relación con Dios es mayor, pues dejamos de hacer cosas para aparentar, hacemos solo aquellas que Lo hagan sentirse bien y complacido.
Si la forma como estamos haciendo es buena pero no es como Él nos dice, hagamos los cambios. De lo contrario, en vano será toda la demostración de amor que hagamos para con Dios y los demás; porque hay un solo patrón, y es el que Dios nos enseña para expresar el amor: la obediencia.

Ese niño que todos llevamos dentro

Solo por un momento pensé en volver a ser niño otra vez, al pasear por la calle y verlos retozar con tanta felicidad con esos nuevos regalos que los reyes les trajeron.
Cómo recuerdo aquellos momentos en los que una simple peonza, un nuevo juego de canicas, nuestro nuevo balón o cualquiera de aquellos sencillos juguetes que nos hacían tan felices. Se nos pasaban las horas sin apenas darnos cuenta, sin apenas dejarnos tiempo para aquellos deberes que luego siempre nos costaban las regañinas de nuestros padres. 

Pero que más daba, éramos felices con tan poco, con tan simples objetos,... pero poco a poco, la vida nos ha ido cambiando sin darnos ni cuenta; lo que para nosotros antes no tenia preocupación ahora es el día a día, ahora debemos preocuparnos por nuestro trabajo y por no faltar a ninguno de nuestros pagos y sin percatarnos, ahora somos nosotros los que les pedimos a esos niños que hagan sus tareas. Qué ironía, pero así es la vida aunque sé que recordando esos momentos... ¿cuántos de nosotros no desearíamos regresar a revivirlos? Yo por lo menos sí, aunque fuera solo por un breve espacio de tiempo; recordar aquellos simples pero tan bonitos recuerdos sería...
Ahora disfrutamos de tener nuestro coche, salir hasta cuando queremos,... pero cuántos de nosotros desearíamos volver a aquellos bellos años en los que alegremente, disfrutamos con lo mas mínimo.
Nunca dejemos, por mucho que crezcamos, de sacar ese niño que todos llevamos dentro.