jueves, 31 de marzo de 2016

Vino para darnos Vida

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.”
Isaías 53:4
Lo predicamos, lo recordamos, lo escribimos…¿pero verdaderamente somos conscientes de lo que hizo?
Imagino a Dios y a su Hijo sentados en su trono, mirando cómo la perversidad, la maldad y el dolor arrasaban la humanidad. Viendo cómo todas las formas del mal se enseñoreaban en las almas: padres sacrificando en el fuego a sus hijos para dioses ajenos, hombres fornicando con sus madres, hombres abusando sexualmente de otros hombres, niños que perdían el brillo de sus ojos desde muy temprana edad, su pueblo consultando a las tinieblas por dirección, actos abominables de canibalismo en la humanidad y muchas perversidades más.
Viendo cómo el ciego andaba a tientas en las tinieblas, cómo el cojo se arrastraba por la vida, cómo el leproso era carcomido por su dolor en el alma al ser la vergüenza del mundo, cómo el enfermo de cáncer sufre dolor al aferrarse a esta vida, cómo el maníaco-depresivo pelea por salvarse de su infierno, y cómo un niño con enfermedad terminal no comprende por qué no puede vivir más.

Resurrección

Dice la biblia: Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. Mateo 27:51-53 (VRV’60)
El velo de la entrada al lugar santísimo fue rasgado en dos. Después de la experiencia de la muerte, viene la vida de resurrección, donde estamos listos para que el mundo nos vea; hasta entonces, el mundo no nos ve.
El libro del profeta Isaías dice: Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. Isaías 25:7 (VRV’60)
Este pasaje nos da la pauta de que los pueblos tienen cubierta y velos las naciones, que deben ser rotos para que reciban salvación. Si los velos no son rotos, su entendimiento no puede ser iluminado por la luz de la resurrección de Cristo. La destrucción de dicha cubierta se da en “este monte”; ¿qué monte?
Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; Me conducirán a tu santo monte, Y a tus moradas. Salmo 43:3 (VRV)
La intimidad con el amado tiene que ver con la cruz, la muerte y la resurrección. Es en el monte de intimidad y adoración donde vamos a ver dicha manifestación, donde lograremos la victoria de la resurrección en nosotros. En ese monte logramos la llenura del Espíritu Santo.

Consejos para elevar la autoestima

Gozar de una buena autoestima significa que estás contenta contigo misma y que crees que mereces disfrutar de todas las bendiciones que puede otorgar Dios. Tener una autoestima saludable es vital porque ejerce una gran influencia en casi todos los aspectos de la vida. Esto incluye tus relaciones con los demás, tu grado de confianza en ti misma, tu felicidad, tu paz interior, el establecimiento de metas, tus sueños y tus éxitos.
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El proceso de elevar la autoestima se basa en modificar la opinión que tienes de ti y aprender a contrarrestar el efecto de falsas creencias sobre tu mente y tu cuerpo. Al lograrlo, tendrás una mayor seguridad, satisfacción, una imagen de ti misma renovada y te convertirás en una versión de ti misma infinitamente mejorada y más gozosa.
Reflexiona y pon en acción estos consejos para elevar tu autoestima:
1. Acéptate tal como eres. Si comienzas a sentirte bien con la persona que eres, te validarás y te valorarás. Esto implica que evites la crítica a ti misma y disfrutes de todo lo que posees a nivel mental, físico y espiritual, todo te encanta.
2. Mejora el concepto acerca de lo que mereces. Esta es la principal razón por la que las personas que poseen un alto concepto de sí mismas reciben respeto, colaboración, amistad, buen trato y amistad de los demás. Y de ahí que personas con bajo nivel de autoestima suelen verse envueltas en situaciones incómodas, desagradables y hasta sufriendo abusos y maltratos. Anímate a hablarte a ti misma y dite: “Mi valía como hija amada de Dios me da derecho a disfrutar de lo mejor”.

… y Jesús fue a la cruz

JESUS FUE A LA CRUZUn viernes Jesús fue llevado a la cruz, acusado injustamente.
En
 ese fin de semana sucedieron tres eventos dramáticos: el juicio de Jesús, su muerte en la cruz, y por último, Su resurrección.
Después de su tiempo de angustia y oración en el huerto de Getsemaní, Jesús se entregó cuando lo fueron a buscar. Entonces comenzó a comparecer seis veces; primero fue llevado ante Anás (padrastro de Caifás); de allí lo llevaron a Caifás, el sumo sacerdote; éste lo hizo llevar ante el Sanedrín, que era el tribunal supremo de los mandatarios religiosos, quienes deciden quien debe ir ante Pilatos (el gobernador romano del área de Jerusalén); éste decide llevarle ante el gobernador del área de Galilea, llamado Herodes, quien a su vez lo hace regresar de nuevo ante Poncio Pilatos
Compareció ante estos 6 estrados y en todos ellos se llegó a la conclusión de que era inocente. ¡Que no había hecho nada malo! Aun así, para los religiosos de la época y para el gobierno romano, Jesús era un hombre que causaba revuelo, aunque su revolución era pacífica, haciendo milagros y hablando a las multitudes. Así es como finalmente, encuentran un motivo para acusarle, el hecho de que se auto-proclamara como El Hijo de Dios. Para Pilatos no era una razón para condenarlo, por eso se lava las manos y permite que hagan el intercambio de un preso criminal llamado Barrabás por un inocente… por Jesús.