Proverbios 23:20-21 nos advierte, “No estés con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne; porque el bebedor y el comilón se empobrecerán, y el sueño hará vestir vestidos rotos.”

Proverbios 23:2 proclama, “Pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito.”
Los apetitos físicos son atributos cuya capacidad es semejante a nuestra habilidad de controlarnos a nosotros mismos. Mas si somos incapaces de controlar nuestros hábitos alimenticios, probablemente también seamos incapaces de controlar otros hábitos como los de la mente (lascivia, avaricia, ira), e incapaces de guardar nuestra boca del chisme o del conflicto. Por lo tanto, no debemos permitir que nuestros apetitos nos controlen, más bien al revés, debemos ejercer control sobre nuestros apetitos. (Ver Deuteronomio 21:20, Proverbios 23:2; 2 Pedro 1:5-7, 2 Timoteo 3:1-9, y 2 Corintios 10:5) La habilidad de decir “no” a cualquier exceso, el “auto-dominio”, es uno de los frutos del Espíritu, común para todos los creyentes (Gálatas 5:22).
Dios nos ha bendecido al llenar la tierra con alimentos deliciosos, nutritivos y placenteros. Y debemos honrar la creación de Dios, disfrutando de estas comidas y consumiéndolas en cantidades apropiadas, a la vez que controlamos nuestros apetitos en vez de permitir que ellos nos controlen.