domingo, 21 de abril de 2019

¿Es pecado la gula? ¿Qué dice la Biblia respecto a comer de más?

La gula parece ser un pecado que les gusta ignorar a los cristianos. Enseguida estamos dispuestos para etiquetar como pecados el fumar o beber, pero por alguna razón la glotonería es aceptada o al menos tolerada. Mas muchos de los argumentos usados contra el fumar y el beber, tales como la salud y la adicción, deberían aplicarse igualmente al comer de más. Es más, muchos creyentes ni siquiera consideran malo tomar un vaso de vino o fumar un cigarro, pero no vacilan en atiborrarse de comida en la mesa, hasta el punto de sentirse que van a explotar. ¡Esto no debe ser así!

Proverbios 23:20-21 nos advierte, “No estés con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne; porque el bebedor y el comilón se empobrecerán, y el sueño hará vestir vestidos rotos.” 

Resultado de imagen de ¿Es pecado la gula?Proverbios 28:7 declara, “El que guarda la ley es hijo prudente; mas el que es compañero de glotones avergüenza a su padre.” 
Proverbios 23:2 proclama, “Pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito.” 

Los apetitos físicos son atributos cuya capacidad es semejante a nuestra habilidad de controlarnos a nosotros mismos. Mas si somos incapaces de controlar nuestros hábitos alimenticios, probablemente también seamos incapaces de controlar otros hábitos como los de la mente (lascivia, avaricia, ira), e incapaces de guardar nuestra boca del chisme o del conflicto. Por lo tanto, no debemos permitir que nuestros apetitos nos controlen, más bien al revés, debemos ejercer control sobre nuestros apetitos. (Ver Deuteronomio 21:20Proverbios 23:22 Pedro 1:5-72 Timoteo 3:1-9, y 2 Corintios 10:5) La habilidad de decir “no” a cualquier exceso, el “auto-dominio”, es uno de los frutos del Espíritu, común para todos los creyentes (Gálatas 5:22).
Dios nos ha bendecido al llenar la tierra con alimentos deliciosos, nutritivos y placenteros. Y debemos honrar la creación de Dios, disfrutando de estas comidas y consumiéndolas en cantidades apropiadas, a la vez que
 controlamos nuestros apetitos en vez de permitir que ellos nos controlen.

La Adversidad te Fortalece

“La vida es demasiada corta para permitir que las dificultades me quiten la alegría de vivir.” 
¿Cómo puedo mantenerme motivado cuando las cosas no están bien? Es cierto que cuando las cosas están saliendo bien nuestra motivación es alta; sin embargo, cuando las cosas no salen como quisiéramos nuestra tendencia es a desmotivarnos e inclusive a desesperarnos.
Imagen relacionadaDebemos recordar las palabras de Pablo a Timoteo: Pero tú, Timoteo, mantén la calma en todo momento, soporta los sufrimientos y anuncia siempre la buena noticia. Haz bien tu trabajo.” 2 Timoteo 4:5  ¿Qué ves aquí?
La mayoría de las personas no ven las dificultades como oportunidades para crecer; no creemos que verdaderamente todas las cosas nos ayuden a bien. Y en todas las cosas van incluidos momentos difíciles, momentos de dolor. La clave para mantenerse motivado en tiempos difíciles es evitar caer en la desesperanza y concentrarse en buscar el beneficio.
La adversidad nunca te dejará igual; tienes dos opciones en los momentos difíciles: te debilita o te da fuerzas. ¿Qué escoges? ¿Cómo te gustaría vivir la vida? ¿Motivado o desmotivado? Siempre tendrás opciones en la vida y una es la elección que debes hacer para enfrentar la adversidad.
¿Recuerdas el cuento de la zanahoria, el huevo y el grano de café?

El Gran Precio de Nuestra Salvación

Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. 1 Corintios 7:23
¡Qué precio pagó el Señor Jesús cuando murió en la cruz del Gólgota! Él se hizo hombre para ir a la cruz. Allí fue dejado solo. Los seres humanos lo rodeaban como enemigos. El cielo no le respondió cuando exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
Proféticamente, David expresó la queja del Señor, diciendo: “Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza” (Salmo 40:12). “Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado” (Salmo 69:2).
Resultado de imagen de El Gran Precio de Nuestra SalvaciónJesús fue clavado y elevado en una cruz. En esos momentos el cielo se cerró ante Él. Allí, colgado entre el cielo y la tierra, terminó muriendo bajo el castigo de Dios, porque Él cargó nuestros pecados sobre Jesús, haciéndolo pecado por nosotros. Este fue el precio que Jesús pagó por nuestra salvación. Fue el precio del amor. En el Cantar de los Cantares se dice: “Fuerte es como la muerte el amor… sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor” (8:6-7). Las olas de Dios que sumergieron a nuestro Salvador, no pudieron apagar su amor. Cuando reflexionamos en todo esto, ¿nos olvidamos de nosotros mismos? ¡Pensemos en Él y adorémosle!
Clavado en una cruz Jesús murió. Por mi maldad allí sufrió. En mi lugar Él se encontró, mi salvación así compró.