jueves, 29 de enero de 2015

Nacer de Nuevo

Jesús dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios…no puede entrar en el reino de Dios. Juan 3:3-5.
En el texto bíblico del encabezamiento tenemos una sorprendente declaración de Jesús. Sin embargo, si decimos que somos cristianos, debemos aceptar su enseñanza.
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No puedo ver el reino de Dios ni entrar en él sin haber nacido de nuevo. Esta verdad capital no siempre es comprendida, incluso por algunos que frecuentan los servicios religiosos y honestamente, desean conocer de Dios. Primeramente, debemos comprender y admitir que la naturaleza humana es considerada por Dios, como condenada debido al mal que está en ella. Por lo tanto, no hay nada en ella que pueda satisfacer a Dios. Se pueden realizar muchas prácticas llamadas "cristianas" sin satisfacer jamás, las exigencias de Dios ni obtener la salvación. Uno puede asistir regularmente a las reuniones cristianas, conocer la Biblia, ser amable con el prójimo, y sin embargo, no ser salvo y no entrar en el reino de Dios. Aunque esto pueda sorprender a algunos, no existe ninguna posibilidad de convertirse en cristiano excepto por medio de la intervención de Dios.
Pero si reconozco mi falta de verdadera relación con Dios y mi incapacidad para obtenerla, una sola mirada de fe hacia Él, hacia la salvación que ofrece en Jesús, será suficiente para implantar en mí esta nueva vida por medio del poder de su Espíritu. Dios ofrece su gracia en virtud de la obra de Jesús en la cruz. El deber del hombre es simplemente aceptarlo, decir a Dios: "Creo en tu Hijo quien murió por mí, único medio para ser salvo".

El Amor Es Verbo, No Sustantivo

¡El Amor es activo, no un concepto emocional!
La mayoría de personas en el mundo entienden que el amor es un concepto emotivo que produce cosquillas en el estomago y una fuerte atracción hacia otra persona. También lo confunden con la pasión, emoción que mueve fuertemente la voluntad de las personas por encima de sus compromisos y deberes.
La pasión es una emoción tan fuerte que puede hacer perder la razón a muchas personas. Pero la pasión no es amor.
 
La mayoría de personas en el mundo ven el amor como un sentimiento o una emoción, y por esta razón no logran disfrutar de lo que es el verdadero amor. Y como lo consideran un sentimiento o una emoción, cuando este sentimiento ya no esté, pues simplemente se acabó el amor y es tiempo de buscar uno nuevo!
Pero el verdadero amor es acción. La Biblia dice acerca del verdadero amor:
 I Corintios 13: 4-7: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece,  no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Aquí podemos ver claramente, que lo que la Biblia enseña del verdadero amor no son sentimientos, sino decisiones. Amar es acción o acciones en favor de una persona. Amar es estar dispuesto a sufrir por el bienestar de otra persona. Amar es pensar siempre lo bueno de otras personas, amar es servir, atender, apoyar, acompañar, dar a otras personas. En el matrimonio, amar es procurar, con acciones, el bienestar de tu cónyuge permanentemente.

Jesús es el único camino

Yo soy el camino, la verdad y la vida, le contestó Jesús. Nadie llega al Padre sino por mí.
Juan 14:6 (Nueva Versión Internacional)
Hubo una vez en mi vida, un tiempo en el que estaba perdido, tan perdido que la salvación no era una opción que contemplaba para mí. Caí en el abismo debido a la desordenada vida que había vivido. La opresión de las tinieblas me hacía creer que no existía salida. Había desperdiciado mi vida, y el pecado solamente estaba cobrando su factura. El rey alcohol había tomado todo, había reinado durante siglos en mi familia. Devastó a toda la familia, cada mente, cada voluntad, y ahora estaba tomando mi vida.
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Durante el día, miles de pensamientos demenciales me alteraban en ansiedad, y por las noches el terror atormentaba mi cansada alma. Descubrí que no es necesario esperar a después de la muerte para experimentar el infierno. Estuve 8 meses en tinieblas y tormento cada día, y en ocasiones, el enemigo se aparecía en mis sueños y me decía, ¡no hay salida!
Todos los días rogaba al cielo que escuchara mis oraciones y me sacara de las tinieblas, pero no podía ver ni un rayo de luz. Solía decir, ¡si hay alguien allí arriba, por favor, detén mi sufrimiento y quítame la vida!
Fue entonces cuando hubo esperanza, y el creer en la salvación me mantuvo con vida. Un amigo me compartió su testimonio, me habló acerca de una etapa de su vida en la no podía ver luz en las tinieblas y era presa del terror. Y gozoso me dijo, ¡hay una salida, mi Salvador te puede salvar si tú crees!
Fue cuando le entregué mi vida a Jesús y todo cambió. Me liberó, restauró mi mente, sanó mis heridas y me dio un nuevo comienzo….pero solamente fue cuando, de todo corazón, creí que Jesús es el único camino de salvación.

¿Por qué es importante asistir a la iglesia?

La Biblia nos dice que necesitamos asistir a la iglesia para que podamos alabar a Dios con otros creyentes, y ser instruidos en Su Palabra para nuestro crecimiento espiritual (Hechos 2:42: Hebreos 10:25). La iglesia es el lugar donde los creyentes se conocen y se aman unos a otros (1 Juan 4:12), se exhortan unos a otros (Hebreos 3:13),  se sirven unos a otros (Gálatas 5:13), se instruyen unos a otros (Romanos 15:14),  se honran unos a otros (Romanos 12:10), y son bondadosos y misericordiosos unos con otros (Efesios 4:32).

Cuando una persona confía en Jesucristo para salvación, es hecha un miembro del Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:27). Y para que el cuerpo de la iglesia funcione apropiadamente, todas las “partes del cuerpo” necesitan estar presentes (1 Corintios 12:14-20). Igualmente, ningún creyente alcanzará jamás la plena madurez espiritual sin asistir a la iglesia, y ser animado y exhortado por otros creyentes (1 Corintios 12:21-26). Por estas razones, la asistencia a la iglesia, la participación y el compañerismo deben ser actividades regulares en la vida de todo creyente. 

No es obligatoria la asistencia semanal de los creyentes a la iglesia, pero alguien que haya confiado en Cristo debería tener el deseo de adorar a Dios, ser instruido en Su Palabra, y tener compañerismo con otros creyentes.

La Biblia y el No Mirar Atrás

“ACORDAOS DE LA MUJER DE LOT” (Lucas 17:32)
Cuando la profesora de una escuela dominical dijo a su clase que la mujer de Lot miró hacia atrás y se quedó convertida en una columna de sal (Génesis 19:26), un niño dijo: “¡Eso no es nada! Ayer, mi mamá estaba conduciendo a casa, miró atrás y ¡se quedó en un poste de teléfono!”
La mujer de Lot solo aparece brevemente en un versículo, así que ¿por qué nos dice Jesús que la recordemos? Hay dos razones:

(1) Ella invirtió su vida en algo sin futuro

Juan escribió: “…el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17). El Señor intentó sacar a la mujer de Lot de Sodoma, pero no sacó a Sodoma de ella. Cuando pensó en lo que estaba dejando, miró hacia atrás y se convirtió en una estatua sin vida. Cuando Dios dice que es hora de moverte, ¡no dudes! No te comportes como aquéllos que antes caminaban con Él, dieron testimonio en su trabajo, resaltaron en sus comunidades como luces brillantes, pero ahora se han vuelto fríos e inertes.

(2) Tus decisiones acarrean consecuencias

Si la mujer de Lot hubiera seguido adelante, habría estado allí para amparar a sus hijas en la cueva (Génesis 19:30-38)… En lugar de eso, por su propia debilidad, fueron víctimas de incesto. Antes de perder a tus hijos, envenenar tu matrimonio y destrozar tu vida por negarte a romper con el pasado, acuérdate "Acordaos de la mujer de Lot” (Lucas 17:32). Ella no llegó a librarse del todo, pero sí llegó lo suficientemente lejos como para que, a través de las Escrituras, pudiera avisarnos sobre estas tres cosas: complacencia, implicación/enredo en cosas equivocadas y un corazón dividido.