Creer, esperar, tener fe, palabras que se dicen simples y con mucha facilidad, pero que cuesta mucho tenerlas cuando se pasa por momentos realmente difíciles, cuando todo lo vemos desde la perspectiva más complicada y dolorosa. Muchos decimos que creemos, pero cuando se nos presenta una situación difícil nos damos cuenta que la medida de fe que decíamos tener, es mucho menor de lo que creíamos.
Puede que cansado de tanto esperar hayas dejado de creer; ha pasado tanto tiempo que hoy piensas que ya no vale la pena seguir esperando algo que no sabes si llegará, y por momentos puedes pensar que tu tiempo de espera está llegando al límite, pero ¿sabes qué?: DIOS TIENE EL CONTROL DE TODO, no hay nada que se le escape, ni siquiera el más mínimo detalle. Aunque ahora no lo estés viendo, Él está haciendo su parte, está obrando, pero no puedes dejar de hacer la tuya, y ésa es NO DEJAR DE CREER.
A veces estamos muy cerca de lograr llegar al fin de nuestra situación, pero como ya ha pasado tanto tiempo y tantas cosas, nos sentimos cansados de creer, nos desesperamos y creemos todo lo que nuestros pensamientos nos dicen; escuchamos las opiniones de los demás, vemos lo que le ha sucedido a otras personas en nuestra misma situación, o simplemente vemos que las cosas no mejoran, y terminamos por creer todo menos lo más importante, LO QUE DIOS ESTÁ HACIENDO.