La escritura revela el corazón del Padre Celestial por los débiles. Él tiene, y manda tener, un cuidado especial para aquellos que son pobres, enfermos, viudas, o angustiados. De hecho, el libro de Santiago dice que la definición de la religión pura y sin mácula, comienza con la visita a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones. La preocupación de Dios por los débiles, se ve revelada en las Escrituras. Esto se refleja en las instrucciones dadas a los pastores en Ezequiel 34.
Tal vez, este aspecto de la atención a los débiles no sea la tarea más obvia a la que nuestra mente nos llevaría a considerar, dentro de las responsabilidades del pastor. Sin embargo, es significativo que inmediatamente después del tema de alimentar a las ovejas, la atención del Señor se centre en el fortalecimiento de las más débiles.
Por desgracia, con demasiada frecuencia, los pastores pasan una cantidad excesiva de tiempo acariciando a la oveja fuerte en lugar de fortalecer a los débiles. Pero la Biblia nos recuerda que las ovejas son propensas a debilidades. Considere como ejemplo los deportes. Los equipos con nombres de animales siempre se nombran como los fuertes. Por ejemplo, tenemos tigres, osos, carneros, potros, etc. Lo que no se ve en esa lista son ovejas. Las ovejas no asustan ni intimidan a nadie. Tienden a ser indefensas, lentas, poco inteligentes, y propensas a las enfermedades.
De hecho, debido a la debilidad de las ovejas, el Señor castiga a los pastores. Lo vemos en Ezequiel 34: 4, por no fortalecerlas. Los pastores son responsables de estar siempre alerta ante los signos que indican que una oveja está en problemas. Cualquier cosa mejor que ésta, se convierte en nada más que “pura y digna hipocresía”. No podemos estar excesivamente preocupados con los asuntos de nuestra propia elección, mientras que las ovejas languidecen debilitadas y sin fuerzas.
Curiosamente, hay nueve palabras hebreas diferentes para definir “débil” en el Antiguo Testamento. Las debilidades en la Escritura pueden ser emocionales, como en Isaías 35:3, o Hebreos 12:12, donde las personas son débiles y temerosas a causa de una pérdida de esperanza; intelectuales, como en Job 4:3, donde Elifaz dice que Job necesita tomar de su propia medicina porque antes él “fortaleció las manos débiles” con su enseñanza; físicas, como en Nehemías 6: 9, donde las personas se describen como “debilitados en el trabajo”, o espirituales, como el salmista se ve a sí mismo en el Salmo. 6:2.