miércoles, 1 de junio de 2016

El poder de una relación personal

Saber que podemos tener una relación personal y cercana con el Señor, y de que además podremos estar seguros de que nos escuchará, que al orar (hablar con él con nuestras propias palabras) obtendremos comprensión de la situación y la ayuda que necesitamos en el momento oportuno (el tiempo de Dios), debe producir en nosotros, un descanso profundo que nos traiga paz y nos establezca firmemente en la fe.
TRONO DE LA GRACIAHay un versículo poderoso que dice: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Hebreos 4:16 (RVR60)
En este versículo encontramos muchos elementos poderosos, que suponen una invitación para que:
  1. Tengamos un acercamiento a Dios.
  2. Que lo hagamos confiados.
  3. Ante el trono de la gracia (el trono de Jesús).
Y se asegura que se obtendrán las siguientes bendiciones:
  1. Alcanzaremos misericordia.
  2. Y se recibirá gracia (favor inmerecido) que será ayuda oportuna.

La Decisión de amar

Para muchos, la vida es una carrera continua de actividades perfectamente previstas y una lista de logros esperados, aunque la mayoría de ellos relacionados con el trabajo, como los logros profesionales.
Y cada vez tenemos la sensación de que el tiempo pasa demasiado rápido, tan rápido que no alcanza para compartir tiempo con los seres a quienes “amamos”, nuestra familia. Tenemos recuerdos del amor de nuestros padres, abuelos; para la mayoría ese amor significó inversión de tiempo, muchos de ellos sacrificando sus aspiraciones personales por estar en casa y dar lo mejor que tenían por su familia.
Reflexionando: ¿Cuáles son tus prioridades? ¿En qué lugar está el amor hacia tu familia? Dios nos pide que amemos sin fingimiento, con sinceridad, pero eso también significa que debemos dejar una huella marcada, una especie de impronta de amor en los corazones de las personas que amamos. Cuando amamos expresamos la esencia de Dios, se alegra el corazón, se nos aumentan los deseos de vivir, se revive el propósito de vida; porque en el amor todo lo podemos hacer, desde perdonar hasta vivir en unidad.
Es tiempo de restaurar hacer lo bueno y rechazar lo malo. De amar como Dios nos ama.
Señor, sé que por amor nos has redimido, nos has restaurado y nos das propósito, por eso decido que desde hoy el motor de mi vida sea el amor, aquel que es sin fingimiento, sincero, real. Bendigo a mi familia, y me comprometo a amar sin condiciones, lo declaro en el nombre de Jesús, Amén”.
El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, y seguid lo bueno”. Romanos 12:9 (RVR1960)

El vaso con agua

Día a día agradece al Señor Jesús la preciosa oportunidad que tienes de enseñar la Palabra de Dios. En el mundo hay muchas situaciones que pueden servir de modelo, y ésta es una de ellas:
Se cuenta la historia de un hombre que a causa de sus fechorías fue condenado a muerte. Estaba todo dispuesto para que a la orden del Príncipe, se procediera a su ejecución por guillotina.
el vaso con agua-Antes de aplicar la sentencia, ¿tienes un último deseo?, preguntó el Príncipe al condenado. El hombre, que apenas podía sostenerse a causa de los temblores, dijo: —Denme un vaso con agua. Era tanta su aflicción que no podía sostener bien el vaso para llevárselo a la boca. —No te preocupes… no serás pasado por la guillotina hasta que bebas ese vaso de agua, dijo el Príncipe. Al instante, el sentenciado tiró el vaso con su contenido al suelo, y al no poder recoger el agua derramada, el hombre fue puesto en libertad por haber creído la promesa hecha por el Príncipe.
Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. 2a de Corintios 6:18, 7:1.

Somos casa de Dios

Hebreos 3:1-6 “…Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad a Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe. 2 El cual fue fiel al que le designó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. 3 Porque El ha sido considerado digno de más gloria que Moisés, así como el constructor de la casa tiene más honra que la casa. 4 Porque toda casa es hecha por alguno, pero el que hace todas las cosas es Dios. 5 Y Moisés fue fiel en toda la casa de Dios como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir más tarde; 6 pero Cristo fue fiel como Hijo sobre la casa de Dios, cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin nuestra confianza y la gloria de nuestra esperanza…”
Debemos tener claro que tenemos un llamamiento Celestial, en otras versiones Sobrenatural, es decir, como lo dijo Jesús mismo a Pilatos, mi reino no es de este mundo, o como cuando oró al Padre en el Evangelio de Juan 17 “…están en el mundo pero no son del mundo…”
Tu realidad no es la de este mundo, tú estás llamado a vivir no en lo natural sino en lo sobrenatural; no en lo que se ve sino en lo que no se ve, recuerda que no es por vista sino por fe. Entonces disfrutamos la bendición que tenemos como hijos de Dios, de que somos casa de Dios, que en esta casa hay gobierno, hay bendición, que tenemos un Padre.
Hebreos 2:11-13 “…Porque tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de un Padre; por lo cual Él no se avergüenza de llamarlos hermanos, 12 diciendo: anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la congregación te cantaré himnos. 13 Y otra vez: yo en él confiaré, y otra vez: he aquí, yo y los hijos que Dios me ha dado…”
Así entendemos lo que el Apóstol Pedro dice en su carta que somos pueblo adquirido por y para Dios mismo:
1 Pedro 2:9-10 “…Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 pues vosotros en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois el pueblo de Dios; no habíais recibido misericordia, pero ahora habéis recibido misericordia…”