domingo, 9 de febrero de 2014

Un viaje en autobús


Hoy, viajando en un autobús, vi una hermosa muchacha de cabello de color oro, y expresión de alegría; envidié su hermosura.   
Al bajarse, la vi cojear. Tenía sólo una pierna, y apoyada en su muleta sonreía.
 
PERDÓNAME, SEÑOR, CUANDO ME QUEJO.
TENGO DOS PIERNAS, Y EL MUNDO ES MÍO

Fui después a comprar unos dulces. Me atendió un muchacho encantador. Hablé con él; parecía tan contento, que aunque se me hubiera hecho tarde no me hubiera importado, y al salir oí que decía: Gracias por charlar conmigo... es Usted tan amable, es un placer hablar con gente como usted...  
Ya ve, soy ciego.

PERDÓNAME, SEÑOR, CUANDO ME QUEJO.
PUEDO VER, Y EL MUNDO ES MÍO

Más tarde, caminando por la calle, vi a un pequeño de ojos azules que miraba jugar a otros niños sin saber qué hacer. Me acerqué y le pregunté: ¿Por qué no juegas con ellos? Siguió mirando hacia delante sin decir una palabra... Entonces comprendí que no escuchaba.
 
PERDÓNAME, SEÑOR, CUANDO ME QUEJO.
YO PUEDO ESCUCHAR, Y EL MUNDO ES MÍO

Tengo piernas para ir a dónde quiero...
Ojos para ver los colores del atardecer...
Oídos para escuchar las cosas que me dicen.
 
PERDÓNAME, SEÑOR, CUANDO ME QUEJO.
LO TENGO TODO, Y EL MUNDO ES MÍO

... NO LE DIGAS A DIOS CUÁN GRANDE ES TU PROBLEMA...
DILE A TU PROBLEMA ¡CUAN GRANDE ES TU DIOS!

Díselo a alguien que quiera saber cuán grande es Dios.
Fdo.: M. Gayo

 

El billete de $100

Un famoso conferenciante comenzó un seminario en una sala con 200 personas, tomando un billete de $100 entre sus manos. 
Y preguntó: ¿Quién de ustedes quiere este billete de $100?
Todos levantaron la mano...
Entonces él dijo: "Daré este billete a uno de ustedes esta noche, pero primero, déjenme hacer esto...
Entonces arrugó totalmente el billete.
Él preguntó de nuevo: ¿Quién quiere este billete aún?
Las manos continuaron levantadas....
Y continuó: ¿Y si hiciera esto?...dejó caer el billete al suelo, y comenzó a pisarlo y a restregarlo.
Después tomó el billete, ya hecho un asco, pisado, sucio y arrugado.
¿Y ahora?
¿Quién iba a querer aún ese billete de $100? Pero todas las manos volvieron a levantarse.
El conferenciante miró a la platea y les dijo lo siguiente:
”No importa lo que yo haga con el billete, que ustedes continuarán queriéndolo porque no pierde su valor. 
Esta situación también pasa con nosotros... Muchas veces en nuestras vidas, somos aplastados, pisoteados, sentimos que no tenemos ningún valor. Pero no importa, jamás lo perderemos. Sucios o limpios, aplastados o lisos, gordos o flacos, altos o bajos, nada de eso importa...
¡Nada de eso altera la importancia que tenemos! El valor de nuestras vidas no se mide por lo que aparentamos ser, sino por lo que hacemos y sabemos.

¿Son pocos los que se salvan?

Todos quieren llegar al cielo y salvarse. Basta con tocar el tema para darse cuenta de que no hay persona que no tenga ese deseo. Sin embargo, ¿te has preguntado cuántos  se salvarán realmente?
“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”. Lucas 13:22-24. 
cA la pregunta “¿Son pocos los que se salvan?”, Jesús responde: esfuércense, porque muchos procurarán entrar y no podrán. ¿Qué significa esto?, ¿por qué muchos procurarán entrar y no podrán?
Debemos entender primero que la puerta es angosta, y esto se debe a que Jesús es la única puerta, no hay otras. He aquí la respuesta a por qué muchos no podrán entrar: eligen que llegarán al cielo utilizando otras puertas y no la verdadera y única que es Jesucristo.
Pero entrar por la verdadera puerta tiene un requisito: el arrepentimiento. Nadie podrá entrar si no está dispuesto a arrepentirse y cambiar su estilo de vida. Aquí es donde las palabras de Jesús cobran vida porque muchos procurarán entrar sin arrepentirse, y como consecuencia, no podrán y se perderán.
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. Mateo  7:13-14. 

Soy una nueva criatura

Eres y todos somos nuevas criaturas, y lo dicen las Escrituras, porque desde el momento en el que Dios entró a tu corazón y con ello aceptaste que Él murió por ti en la cruz del calvario, todos tus pecados fueron borrados por su poderosa y preciosa sangre, y reconociste que necesitabas de Él para ser libre de todo lo que te ataba. Naciste nuevamente y ahora en tu corazón hay gozo, paz, porque tu vida la llenó por completo ese Dios tan lindo y maravilloso, que vive para siempre en todo tu ser y hace que tu vida tenga color y brillo.
Porque ahora en Cristo Jesús, tu vida tiene ese gozo que nada ni nadie te pudo dar ni te podrán quitar jamás, porque esa felicidad proviene del Dios viviente, del Todopoderoso. Él te hizo sentir como nunca te sentiste, te dio lo que tu vida necesitaba; cuando vino a tu vida te sentiste especial, sentiste algo que no puedes explicar; te transformó, te hizo una persona totalmente diferente, diste un giro de 360 grados. Ahora el mundo se pregunta qué es lo que te pasó, por qué en tu vida hay tanta paz, tanta dicha; no se dan cuenta que en Cristo hay vida eterna, que en Cristo todo es posible, que en Cristo se es literalmente una nueva criatura, pues nos dio la oportunidad de nacer nuevamente y ser alguien llenos de su Santo Espíritu. Nos hizo ser sus hijos/as, nos dio su mismo pensamiento y las cosas viejas quedaron en lo más profundo del mar, junto con todos los pecados que nos tenían encadenados sin poder salir.

Quiero Caminar con Humildad

“Unánimes entre vosotros, no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión”. Romanos 12:16
Es normal que todos los hombres deseemos conocimiento, ¿o qué hay de bueno si no se teme a Dios?  Un hombre campechano, humilde, que sirve a Dios y le ama, será mejor que el intelectual orgulloso que descuida su alma y se goza de sus propios conocimientos. Quien se vanagloria de sí mismo no es realmente feliz, porque el orgullo jamás hizo feliz a alguien. Si yo conozco todas las cosas del mundo y no amo a Dios, mi vida estará vacía.
delicados-humildad23bEn el mundo hay muchos doctos e intelectuales pero de corazón totalmente vacío, porque no se han asociado con los humildes y no se han humillado ante el Señor. Serán intelectuales,... pero no sabios.
Las muchas palabras no satisfacen el alma, pero una vida buena alivia los pensamientos de nuestra mente, nos procura una conciencia limpia, e inspira tener gran confianza en Dios. En cuanto usted más sepa, más comprenda, y más profundamente pueda juzgar, tendrá una vida vacía a menos que su vida crezca al mismo tiempo y sea más santa. No se sienta orgulloso porque haya aprendido más, más bien sienta temor del talento que se le ha dado.
Si usted piensa que sabe muchas cosas y que las comprende muy bien, entérese de una vez que realmente aún no sabe gran cosa. En la vida es necesario admitir la ignorancia. Cuando reflexiones en estas palabras, entonces meditarás y dirás: Hoy no diré una opinión más alta que la que debo decir, quiero aprender a ser humilde.