lunes, 27 de abril de 2015

La magnitud de la influencia femenina

A través de la historia de la humanidad, muchas mujeres han abandonado el propósito de ser ayuda idónea para el hombre y han usado sus encantos, su belleza o su sexualidad para hacer caer a los más valientes, audaces, poderosos, sabios y feroces de los hombres. A causa de muchas mujeres han caído imperios, se han perdido guerras, se han destruido familias, empresas, misiones... Reyes, generales, presidentes, profesionales, científicos y hasta hombres sin cargo han sido cegados por los encantos de una mujer.

Como ejemplo, está Dalila, una mujer de la que se enamoró Sansón, un importante juez que gobernó a Israel durante 20 años. Sansón era conocido porque liberó a su pueblo después de haber estado 40 años esclavo de los filisteos. Era popular y respetado porque los protegía y los mantenía a salvo de sus enemigos; pero también era conocido y temido entre los pueblos vecinos, especialmente entre los filisteos, por haberlos derrotado y dado muerte a muchos de ellos. Todos los que lo conocían, amigos y enemigos, sabían que era un hombre clave para la región. Para unos su vida significaba seguridad, para otros, destrucción.
Este hombre, tan importante y primordial en la vida de la antigua Palestina, demostró que a pesar de su fortaleza tenía una debilidad: su gusto por las mujeres. Esto era conocido por sus enemigos y le causó muchos problemas.
Sansón tenía una relación amorosa con Dalila y, aunque la Biblia no dice explícitamente qué o quién era ella, sí nos muestra que su interés en esa relación no era precisamente el amor.

Dalila seducida por el dinero.
Una vez que se establece una estrecha relación entre Sansón y Dalila, ella tiene una inesperada visita: cinco ilustres príncipes filisteos que le hacen una atrevida propuesta: "Seduce a Sansón para que te diga cómo lo podemos vencer." “Persuádelo, y ve dónde está su gran fuerza, y cómo podríamos dominarlo para atarlo y castigarlo. Entonces cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata”, Jueces 16:5. Aunque las Escrituras no nos dan todos los detalles de este acuerdo, sabemos que ella aceptó.

¿Cuál era la reputación de Dalila por la que se atrevieron a hacerle semejante propuesta? ¿Por qué no enviaron delegados? ¿Tanto dinero? ¿Por qué no la amenazaron como a la primera esposa de Sansón? ¿Necesitaban una aliada de confianza? Lo único que sabemos es que este plan cumplió su objetivo, y el corazón de Dalila no pudo resistir el cuantioso soborno.

¿Qué importancia tiene el dinero y las posesiones para ti? ¿Harías lo que fuera para conseguir lo que quieres, aún menoscabando la honra de tu marido? ¿Qué estás reflejando como mujer y como esposa? ¿Se atreverían otros a hacerte propuestas indecentes?

Mantente íntegro

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” Mateo 22:37 (Reina-Valera 1960)
Daniel, Ananías, Misael y Azarías fueron unos jóvenes de la realeza de Judá que fueron llevados a cautiverio en Babilonia. Y por orden del rey fueron adiestrados en toda sabiduría y en la cultura local para servir en el palacio. A estos jóvenes incluso se les cambiaron sus nombres por otros babilónicos: Beltsasar, Sadrac, Mesac y Abed-nego.
A pesar de encontrarse bajo el yugo de una nación pagana como Babilonia, estos jóvenes se mantuvieron íntegros y en fidelidad a DIOS, sin importarles las futuras consecuencias de obedecer primeramente al SEÑOR en vez de al hombre. Cuando la orden del rey fue que ellos comiesen y bebiesen lo que se preparaba en palacio, Daniel arriesgó su vida al pedir que él y sus compañeros comiesen solamente vegetales y bebiesen solo agua para no contaminarse (Daniel 1:8-15). Y DIOS les respaldó dándoles mayor fortaleza y bienestar que aquellos que comían y bebían lo que se preparaba para el rey.

Celos que matan

Un líder maduro no tiene miedo a sentirse derrotado por el ministerio de otro, sino que trabaja para que los demás avancen y alcancen su máximo potencial.
...y exclamaban con gran regocijo: Saúl destruyó a un ejército, ¡pero David aniquiló a diez!
Disgustado por lo que decían, Saúl se enfureció y protestó: A David le dan crédito por diez ejércitos, pero a mí por uno solo. ¡Lo único que falta es que le den el reino!
Y a partir de esa ocasión, Saúl empezó a mirar a David con recelo. 1 Samuel 18:7-9

No hay en el pueblo de Dios figura más triste y patética que la de un líder celoso de los logros de sus seguidores. Siempre va a estar dominado por las sospechas y el miedo, e inevitablemente, su ministerio sufrirá las consecuencias de estas actitudes. 

La derrota de Goliat fue una gran victoria para los Israelitas, y el cántico de las mujeres no hacía más que proclamar lo que era evidente a los ojos de todo el pueblo. Paralizado por la indecisión y el temor, el rey Saúl no indicó la dirección clara y decisiva que sus hombres necesitaban en ese momento. Fue David, joven pastor de Belén, quien demostró tener una actitud corajuda y vali
ente. 
Mas en ningún momento David hizo alarde de sus proezas. Fue el pueblo el que proclamó su grandeza. Sin embargo, mientras la gente festejaba, el corazón del rey se llenó de ira. El historiador que registra este momento, nos hace conocer una decisión nacida de esta experiencia: desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David

Es en la reacción de un líder frente al éxito de otros, en la que se ve su verdadera grandeza.

En esta frase está la clave del problema. Una vez que un líder ha permitido que los celos y la envidia se apoderen de su corazón, siempre verá negativamente el trabajo de los que están a su alrededor. Su juicio estará siempre oscurecido por la amargura de su propio corazón. En estas condiciones, gran parte de su tiempo estará enfocado en buscar la manera de descalificar la vida de los demás. Verá cualquier acción de sus seguidores como una amenaza para su propia posición. 

Cuando las cartas fallan

Se llamaban Elio Trevisioli y Alessandro Lovisetto. Los dos eran de Venecia, Italia. Elio, de cuarenta y cinco años de edad, y Alessandro, de treinta, estuvieron consultando, durante una semana entera, a la misma adivina, una mujer especialista en las cartas Tarot.
Y cada día las cartas revelaban cosas positivas. Pero el viernes, el "Signo de la muerte" apareció en las cartas.
Elio y Alessandro se miraron confundidos, y la adivina les dijo: Tranquilícense, la carta de la muerte puede ser mala o puede ser buena. De cualquier modo, indica algún cambio grande. Los hombres le pagaron a la mujer y se fueron.
Esa noche los dos hombres asaltaron el Banco de Venecia. Se llevaron veinte millones de liras, pero la cajera activó, en silencio, una alarma, y la policía los arrestó a la salida. De ahí que un juez condenara a los dos posteriormente, a veinte años de prisión.
Esta breve noticia, procedente de Italia, iba acompañada del comentario del periodista. "Nunca se puede estar seguro de las cartas Tarot, decía, porque lo mismo anuncian blanco que negro, bueno que malo, fortuna que desgracia.
Son muchos los que dirigen su vida conforme a lo que les dicen los adivinos. Es increíble, pero millones de personas no salen a la calle sin antes consultar el horóscopo del día. Otros van a las pitonisas y a las quirománticas para que les lean las líneas de la mano.

Un padre que corre


… el Hijo del Hombre vino a salvar lo que se había perdido (Lucas 19.10).
Todos los días, un padre estiraba su cuello para mirar a lo lejos esperando que su hijo volviera, pero todas las noches se iba a la cama decepcionado. Sin embargo, un día, apareció un puntito: una silueta solitaria se recortaba en el cielo rojizo. ¿Será mi hijo?, se preguntó. Luego, distinguió el andar conocido. ¡Sí, es él!

Cuando el hijo aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó (Lucas 15:20) . Sorprendería que el patriarca pudiera haber hecho algo considerado indigno en la cultura del Medio Oriente, pero sin pensarlo, este hombre corrió para recibir a su hijo. El padre rebosaba de gozo ante el regreso del muchacho.

Pero el hijo no merecía ese recibimiento. Tiempo atrás, le pidió a su padre que le diera su parte de la herencia y se fue de su casa; fue como si hubiese deseado que su padre muriera. No obstante, a pesar de todo lo que el joven le había hecho, seguía siendo su hijo (verso 24) .

Esta parábola me recuerda que Dios me acepta por su gracia, no por mis méritos. Me asegura que nunca me hundiré tanto como para que la gracia del Señor no pueda alcanzarme. Nuestro Padre celestial está esperando correr con los brazos abiertos hacia nosotros. 
Padre, estoy sumamente agradecido por todo lo que tu Hijo hizo por mí en la cruz. Te ofrezco un corazón que desea ser como Jesús. 

Merecemos castigo y recibimos perdón; merecemos la ira de Dios y recibimos su amor.