domingo, 12 de febrero de 2017

Paciencia

Paciencia es lo que necesita el sembrador cuando deposita una semilla bajo la tierra, esperando lentamente que su flor crezca y que su producto rinda fruto. Anhelando ver resultados, deseando una abundante cosecha. Paciencia es la que a veces parece que se nos agota, lo que nos causa frustración y gran tristeza ante la incertidumbre de que no veremos los resultados.
Así como una semilla que sembramos bajo tierra y no podemos ver cómo van creciendo adentro sus raíces, pero con una fe llena de certezas, confiamos en que a su debido tiempo producirá resultados. Así es como desarrollamos la paciencia.
Resultado de imagen de PacienciaMisteriosamente, la paciencia produce en nosotros perseverancia y hace que desarrollemos características que nos preparan para hacernos más fuertes ante las pruebas de la vida. Si hay alguien que conoce lo que es esperar pacientemente, ése es el desierto. El desierto siempre necesita que la lluvia acaricie su arena.
Incluso cada estación tiene su tiempo. La primavera espera al verano, el verano al otoño y el otoño al invierno. El sol también; sale por la mañana, y después va desapareciendo en el ocaso para que llegue la noche inundada de estrellas. Y la luna también tiene que pasar por ciertos procesos para estar llena. Esperar lentamente su crecimiento, para a su debido momento brillar con el fulgor más bello.

El agradecimiento en tiempos difíciles

El día que le dijeron a Donna Lott que entregara las llaves de su coche, su vida cambió para siempre. Al haber sido declarada ciega, ya no podía ir al supermercado, ni al colegio de sus hijos, ni a las casas de sus amigos, a menos que su esposo u otra persona la llevaran. Tenía solamente 35 años.
Mi amiga Donna, una activa madre y esposa, había estado perdiendo gradualmente la vista por la enfermedad llamada retinitis pigmentaria (RP). Mientras luchaba por aceptar lo que significaba su diagnóstico, comenzó a tener dificultades para cocinar y limpiar, arreglarse el cabello y maquillarse, y finalmente, hasta para identificar los rostros de sus hijos. Hoy, la iluminación en muchos ambientes, ya sea de un restaurante, de una tienda, o de la iglesia, es un problema para ella. Eso sí, programas especiales de informática la ayudan a leer, incluidos correos electrónicos, a escribir, a estudiar, pero los ojos se le fatigan rápidamente.

El resultado, verdaderamente sorprendente, de su experiencia, es que a medida que la visión de Donna se volvía más débil y distorsionada, su agudeza espiritual se acentuó. Su tiempo con el Señor se volvió más significativo al clamar a Él, y comenzar a percibir su amor con más claridad, sintiendo su propósito al permitir que sufriera de esa manera. Aun en los días que no podía imaginar cuál podía ser el propósito, le daba gracias por lo que estaba sucediendo.
-¿Quieres decir, en ese mismo momento?
Resultado de imagen de El agradecimiento en tiempos difícilesSí, la Biblia nos manda dar gracias siempre. “Bendeciré al Señor en todo tiempo”, escribió el salmista (Salmos 34.1). Y el apóstol Pablo se hizo eco de ese sentimiento en su primera carta a los Tesalonicenses, cuando dice: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5.18). 
Por difícil que esto pueda ser de aceptar, “en todo” significa en los momentos buenos y malos, incluso cuando no tengamos ganas de hacerlo. Es fácil dar gracias cuando se tiene un matrimonio sólido, buenos hijos y dinero en el banco. Pero, ¿qué pasa cuando el matrimonio se desploma, cuando los hijos se vuelven rebeldes o escasea el dinero?
Cuando vienen tiempos difíciles, podemos elegir dar la espalda a Dios. Pero el endurecimiento de nuestro corazón hacia Él por ira o rechazo, afectará a nuestra capacidad para afrontar el sufrimiento de una manera provechosa, y hará difícil escuchar su voz y recibir consuelo y fortaleza. La gratitud es la puerta que tenemos que atravesar para ser, cada vez más, conscientes de la bondad del Padre celestial en medio de nuestras circunstancias difíciles. Tenemos que practicar la disciplina de dar gracias, aún más en los momentos difíciles, porque al hacer esto Dios no solo transforma el sufrimiento, sino que también nos transforma a nosotros.

Soltando cargas

Para correr en la carrera de la fe de manera efectiva debes liberarte de las cosas que te pesan, lo cual te ayudará a llegar y mantenerte en el “momento espiritual” de Dios.
Resultado de imagen de Soltando cargas a Dios para ir mas ligeroEn la carta a los hebreos capítulo doce, verso uno, (RVC) dice: “… liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”.
Cuando un atleta compite no lleva ningún tipo de exceso de carga con él; solo lleva lo necesario, todo lo demás queda atrás.
Los seres humanos con mucha frecuencia corremos la carrera de la fe, como si un corredor en una competición llevara una mochila de 30 kilos en la espalda, o como si llevara dos maletas grandes en sus manos.
Pero todo momento espiritual requiere que nos deshagamos del exceso de equipaje.

El Egoismo No Puede Comprender al Amor

Tú que decías en tu corazón: “Subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono y en el monte del testimonio me sentaré, en los extremos del norte; sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo.”Isaías 14: 13-14
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Al nacer Jesús, Satanás supo que había venido un Ser con la encomienda divina de disputarle su dominio. Tembló al oír el mensaje del ángel que atestiguaba la autoridad del Rey recién nacido. Satanás conocía muy bien la posición que Cristo había ocupado en el cielo como amado del Padre, y el hecho de que el Hijo de Dios viniese a esta tierra como hombre le llenaba de asombro y temor. No podía comprender el misterio de este gran sacrificio. Su alma egoísta no podía comprender este amor por la familia humana. Los seres humanos no conocían la gloria, la paz del cielo y el gozo de la comunión con Dios; pero Lucifer sí los conocía, pues él había sido el querubín protector. Puesto que había perdido el cielo, estaba resuelto a vengarse haciendo participar a otros de su caída. Esto lo lograría induciéndolos a menospreciar los asuntos celestiales, y poner sus afectos en los terrenales. 
La imagen de Dios se manifestaba en Cristo, y Satanás, en consulta con sus demonios, se había propuesto derrotarlo. Ningún ser humano había venido al mundo y escapado al poder del engañador. Todas las fuerzas del mal se concentraron en asediar a Cristo y, si era posible, vencerlo.