Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: «Yo soy Jehová, Dios tuyo, que te enseña para tu provecho, que te encamina por el camino que debes seguir. ISAÍAS 48:17
Si nos preguntaran este día ¿qué es para usted este tiempo de pandemia y de
cuarentena?, ¿qué responderíamos?
Quizá algunos dirían que es un tiempo de aflicción, otros quizá dirían que es un
tiempo de prueba, otros que es un tiempo de reflexión, etc,. Todo esto es
verdad, pero, principalmente, de parte de nuestro Dios es un tiempo de aprendizaje. Mas, ¿qué quiere enseñarnos el Señor por medio de esta pandemia? ¿Qué quiere Dios
que aprendamos en este tiempo?
I) QUE APRENDAMOS A SER PACIENTES.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia (Romanos 5:3).
Estamos viviendo el tiempo de la cultura de la inmediatez, de las redes sociales, de las
comunicaciones, internet.... Ello hace que para nosotros, todo sea no solamente
para ahora, sino para YA.
La cultura de la inmediatez nos ha llevado como cristianos a querer darle órdenes a
Dios, a creer que la fe es hacer que Dios haga lo que queramos cuando nosotros
decimos.
Pero en la Biblia podemos darnos cuenta que la paciencia siempre ha sido algo muy
importante en la relación de Dios con el hombre: vemos cómo en el tiempo de Noé después de los 40 días de diluvio, tuvieron que
esperar 150 días para que las aguas bajaran de nivel para salir del arca. Vemos cómo Abraham esperó 25 años para que la promesa de tener un hijo se hiciera
realidad.
Vemos cómo el pueblo de Israel esperó 430 años para ser liberados de Egipto. Vemos también cómo el pueblo de Israel tuvo que pasar 40 años en el desierto para
entrar a la tierra prometida.
Nos damos cuenta que Dios siempre le ha enseñado a su pueblo a ser pacientes,
a esperar en Él, pero desgraciadamente para nosotros, la paciencia no es una aplicación
que se pueda bajar por medio del móvil, la paciencia es producida cuando nuestra fe
se pone a prueba.
Dios en este tiempo de pandemia, le ha puesto una pausa a nuestra vida, y tenemos
que ser pacientes, tenemos que aprender a esperar y confiar que el tiempo de Dios es
perfecto, que Él tiene un propósito, que Él sabe lo que está haciendo.